*Titulares de IMSS e ISSSTE Deben Explicar la Quiebra Financiera
*Darío Fernández, Hospital 4 Años Cerrado
Política Al Margen. Por: Jaime Arizmendi
Argonmexico / El fantasma privatizador ¿anda suelto?… Hace tres meses llegó a nuestro correo electrónico un documento donde un grupo de trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), alertaban sobre un supuesto proyecto “avalado por las dirigencias sindicales” tendente a privatizar las instituciones oficiales del sector salud, incluido el ISSSTE; así como los hospitales y demás servicios médicos que brinda la Secretaría del ramo con todo y Seguro Popular.
En la singular carta-denuncia suscrita por médicos, enfermeras y otros empleados del Seguro Social, se afirmaba que ellos tenían en su poder, originales y copias de diversos documentos, donde se establecía el compromiso de funcionarios y sindicalistas de impulsar de lleno la privatización de las instituciones.
Advertían que un primer paso consistiría en declarar la quiebra financiera de las instituciones, para luego proceder a la descalificación (o a la calificación negativa) de sus servicios, como forma de provocar una creciente presión social, que desembocara en el reclamo del cierre de los hospitales de todo nivel, hasta los más sencillos centros de salud.
Y aunque ante la falta de precisiones decidimos dejar de lado el tema, ahora nos llama la atención que este domingo, diputados del PRD pidieron que comparezcan a San Lázaro los titulares del IMSS, José Antonio González Anaya; y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, Luis Antonio Godina Herrera, precisamente para aclarar un estridente asunto relativo a la presunta quiebra de las finanzas de ambas instituciones.
La comparecencia que tendría lugar ante la Comisión Permanente es “para analizar los resultados de los informes financiero y actuarial (2014-2015) que ambas instituciones de salud entregaron al Congreso de la Unión, y que presenten las alternativas a los problemas que tanto el IMSS como el ISSSTE enfrentan”.
De acuerdo a un comunicado emitido por el coordinador de la bancada perredista, Miguel Alonso Raya, su grupo parlamentario presentó la semana pasada un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente para que comparezcan ambos funcionarios, pues los datos de sus recientes informes, correspondientes al periodo 2014-2015, “alertan de una supuesta quiebra financiera”.
El legislador guanajuatense previno: “Están preparando el terreno para luego argumentar que no hay otra salida que entregar a la iniciativa privada, a través de la subrogración, servicios claves de la seguridad social, con costos muy altos para la población”.
Y prosiguió que, “con un diagnóstico catastrófico del IMSS e ISSSTE, las autoridades preparan el camino para luego plantear medidas que poco a poco los equipare con el Seguro Popular o tomar medidas que tiendan a la privatización de servicios.
“Ahora, en lugar de arreglar clínicas y ampliar o crear nuevos hospitales encuentran saturación, carencia de equipo, infraestructura obsoleta, escasez de médicos y enfermeras, camas, y sobre todo de medicinas”.
Alonso Raya previno que, en el caso del IMSS, el informe reconoce que la principal presión financiera proviene de la demanda creciente de servicios de salud (impulsada además por las transiciones demográfica y epidemiológica que presenta el país).
El análisis –dijo– también plantea que la administración actual ha logrado reducir el déficit del instituto, consiguiendo incrementar los ingresos por arriba de lo establecido en la Ley de Ingresos de la Federación y ha hecho un uso más eficiente de los mismos.
Que los ingresos aumentaron gracias a una mayor formalización del trabajo, resultado del régimen de incorporación fiscal; o sea que el IMSS reporta en 2014 un aumento de 714 mil 526 afiliados al régimen obligatorio, y un aumento en la recaudación mayor a la esperada en 22 mil 789 millones de pesos (4.4 por ciento mayor a lo recaudado en 2013, en términos reales).
Sin embargo, “en 2017, el IMSS tendrá gastos superiores a sus ingresos y habrá agotado sus reservas, teniendo un faltante de 21 mil 152 millones de pesos, que en adelante seguirá creciendo. Lo que se ha logrado es posponer la quiebra”.
Mientras que en el caso del ISSSTE, el legislador perredista repone que en su informe, dicho organismo resume que las cuotas y aportaciones serán suficientes para cubrir los gastos del seguro de salud, incluyendo el uso de reservas, sólo por ocho años más. “De hecho, los gastos médicos para pensionados desde el primer año de vigencia de la nueva ley eran insuficientes y en 11 años agotarían sus reservas”.
Ante ello, el Grupo Parlamentario del PRD pide se elabore un diagnóstico objetivo que permita valorar el estado real que guarda la seguridad social en México, y que se encauce en un marco institucional la transformación de dicho sistema.
Y ahora, muchas preguntas saltan ante el anuncio de la “quiebra financiera” en que se dice han caído las dos instituciones que otrora daban sentido al sistema de seguridad social de los trabajadores del país, y que en muchas naciones del mundo fueron tomadas como modelo a ser aplicado para sus poblaciones.
Veamos un caso: un día de septiembre de 2011, el segundo martes del mes, de pronto a media mañana se le avisó al personal del Hospital “Darío Fernández” del ISSSTE, ubicado en las calles de Manuel González y Lerdo, en Tlatelolco, que en breve llegarían el delegado de la zona norte y un grupo de altos funcionarios encabezados por el propio director general.
Y así sucedió. Poco después del mediodía apareció la comitiva de funcionarios para informarles a médicos, enfermeras, empleados administrativos; así como a pacientes y familiares que el nosocomio presentaba “graves riesgos de caer porque se construyó sobre una zona arqueológica”. El titular del ISSSTE añadió que la institución contaba con mil millones de pesos para demoler y construir el nuevo edificio, por lo que no había de qué preocuparse.
Dos días después, el jueves siguiente, los trabajadores del “Darío Fernández” hallaron cerradas las puertas y ni derechohabientes con cita, ni familiares de enfermos internados pudieron acceder. Desesperados por entrar a ver a sus pacientes se alborotaron y rompieron cristales, pero arribó al lugar un grupo de granaderos y alejaron del hospital a los quejosos.
Durante los días subsecuentes trasladaron en ambulancias a los internos del ISSSTE a otros nosocomios, en la condición de salud en que estuvieran. En tanto, a los mil 680 empleados se les dijo que serían reinstalados “de forma eventual” en otros hospitales, clínicas y centros de salud, para que allí se pudiera realizar la obra.
Pero esto sucedió hace casi cuatro años y en la espera de retornar a su antiguo centro de trabajo muchos de los empleados ya murieron o se jubilaron. Será que la gente se confunde fácilmente…
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