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julio 03, 2014

La Preponderancia Monopólica

El Cristalazo. Por: Rafael Cardona


Hace unos cuántos días en el Metro escuché, sin poderlo evitar y sin desearlo, una discusión de pareja. Cuando la joven de ojos llorosos ya no tuvo reclamo mayor le dijo a su pareja: ¡eres un preponderante!


Hoy esa palabra (iba a escribir palabreja) ocupa todo el tiempo de nuestras discusiones. ¿El fingimiento de Robben en el área mexicana para simular una falta habrá sido un acto preponderante o el árbitro cuyo nombre nadie debe repetir, actuó con notoria preponderancia?


Nadie lo sabe.


Pero si en la Reforma Energética (en verdad reforma del sector energético) la oferta es la competitividad, la expansión y la modernización de un caduco monopolio estatal (Pemex), en el área de las telecomunicaciones la promesa es la apertura del juego a más actores y la ruptura de los nocivos y anticonstitucionales monopolios.


Pero en lugar de llamar monopólico a un agente activo en el tándem del duopolio, como se ha dado en llamar a los concesionarios mayores de la TV, se les ha impuesto otro nombre: preponderante. Así se bautizó a quien antes era agente dominan te.


Pasamos de la dominancia a la preponderancia.


Como tampoco se sabe distinguir –al menos en el campo legislativo– con perfecta claridad la distinción entre servicio y sector. De los dos grandes campos de las telecomunicaciones.


Por lo pronto han dicho, si se habla de sectores se dejan abiertas la abiertas para la preponderancia en los servicios. Si se hace en los servicios se rompen automáticamente los afanes preponderantes en ambos sectores. Y en ese juego se nos ha ido el tiempo, ya se va a acabar el Mundial y todo mundo sigue empantanado en una discusión de pretendida distracción con el pretexto deportivo.


Pero si se hubieran hecho las cosas a tiempo, con los votos del PAN y del PRI, sin hacerla caso a los negociadores minoritarios y se hubieran tirado de cabeza a la búsqueda de mayorías en lugar de perseguir consensos, como ahora se advierte, ya se habrían hecho las cosas.


Por eso Omar Fayad, el senador hidalguense, ya ha dejado las cosas en claro: en la reforma constitucional ya se votó el preponderante asunto. Ciento veintidós senadores aprobaron ese concepto y como tal ya existe donde debe existir. Lo demás es ocioso, innecesario y necio.


Y esa declaración solamente apunta hacia un rumbo: se sacaran las cosas por mayoría aritmética, por “mayoriteo”, pues como se dice en la jerga legislativa. Y cuando eso ocurra –si en el PAN se ponen de acuerdo–, entonces ganarán el punto.


Y cuando ganen los minoritarios críticos les dirán preponderantes a ellos. A este paso cuando despeje el portero enemigo, los fanáticos del otro equipo les gritarán preponderantes, en vez de decirles como tanto ofende a la FIFA y a los lectores de Carlos Monsivais.


 


junio 30, 2014

Fuimos a toda madre

Fuimos a toda madre


Juan Villoro. ¿Qué hicimos para merecer esto? La Selección dio un partidazo hasta que se asustó de su propio poderío y se refugió en su área como en el regazo materno.


Giovani, que había sido un fantasma, tuvo su domingo de resurrección. Su gol confirmó la capacidad del equipo para decidir jugadas de media distancia. Pero también tuvo un efecto emocional atroz. A partir de ese momento, el Tri ya no parecía entrenado por el enjundioso Herrera, sino por un Sófocles de barrio que propiciaba una tragedia.


En ese lapso de angustia, cada vez que Robben tomaba la pelota daban ganas de que el árbitro decretara una pausa de hidratación.


El equipo de Orange jugó a la temperatura en que crecen las naranjas. El estadio de Fortaleza parecía estar en Martínez de la Torre, Veracruz. Van Persie salió del campo, derrotado por la marca y el calor. El clima era nuestro aliado, pero ningún partido se gana por insolación.


Por desgracia, el Tri abandonó la pelota apenas se sintió fuerte. Esto sería un enigma psicológico si no formara parte de una atávica costumbre nacional: asustarse con los logros conseguidos.


Holanda carece de sentido del drama en el futbol. Tres veces ha quedado en segundo lugar sin que eso represente un trauma. Recuerdo la ocasión en que Kluivert falló un penalti y la cámara enfocó a Guillermo Alejandro, entonces príncipe de Orange. ¿Qué hizo el heredero al trono ante la pifia? Sonreír divertido.


El dolor del “Maracanazo” convirtió a Brasil en una potencia. En cambio, los prósperos Países Bajos pueden prescindir de la compensación emotiva del futbol. Si ganan, lo disfrutan; si pierden, siguen siendo holandeses.


México llegó al campo con los agravios acumulados por el gol de Peiró en Chile ‘62, la fractura de Onofre en vísperas de México ‘70, la eliminación en Haití para Alemania ‘74, las golizas recibidas en Argentina ‘78, la suspensión de Italia ‘90 por los cachirules, los penaltis de Estados Unidos ‘94. Pero no basta sufrir más que Holanda para superarla.


Herrera tomó al cuarto equipo de la Concacaf y le cambió el rostro. Su forma de festejar los goles se convirtió en el más extremo performance de la dicha. Si nuestro sueño de niños era abrazar a Santa Claus, ahora es abrazar al “Piojo”. Ojalá el sorprendente técnico siga al frente del Tri otros cuatro años.


La Selección nacional enfrentó a Holanda sin miedo, pero se temió a sí misma. Asustada de lo que había logrado, cedió la iniciativa.


Sólo cuando superemos este complejo seremos capaces de salir del laberinto de la soledad para merecer la extraordinaria frase de Miguel Herrera:¡Somos a toda madre!”.