Sucesión adelantada
Bajo Fuego. Por: José Antonio Rivera Rosales
[caption id="attachment_75218" align="alignleft" width="194"] José Antonio Rivera Rosales[/caption]
Como ya lo habíamos comentado en anteriores entregas, los partidos políticos se preparan para competir por la alcaldía de Acapulco, la joya de la corona en el poder público del estado de Guerrero.
Si antes lo habían negado reiteradamente, ahora es claro que los diferentes grupos políticos hacen los aprestos necesarios para acceder al poder que actualmente está en manos del joven munícipe Evodio Velázquez. Ello, cuando apenas se cumplió el primer año de la actual administración municipal.
En esa adelantada pretensión, algunos aspirantes incurren incluso en actitudes bufonescas con tal de alcanzar notoriedad mediática, como es el caso de Ángel Aguirre Herrera que hace unos días se alcanzó la puntada, propia de un histrión de poca monta, de decir que Evodio accedió a la alcaldía gracias a su trabajo político previo. Sí, cómo no.
Más tarde, ese mismo sujeto hizo publicar una encuesta elaborada por un catedrático de la universidad donde supuestamente figura ¡ja! en primer lugar entre las preferencias ciudadanas por la alcaldía de Acapulco.
El autoengaño y la autocomplacencia a todo lo que da. Este pretenso novato se afana en ignorar que todo su peso político proviene de su padre, el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien efectivamente ha trabajado en construir los consensos necesarios para que sea su hijo el candidato de una alianza de diversos partidos políticos, de izquierda y derecha, aunque a estas alturas ya nadie sabría diferenciarlos.
Para información de este joven imberbe, otra encuesta de mayor credibilidad sitúa a Rubén Figueroa Smutny en el primer lugar de las preferencias por la alcaldía. En esta otra medición, Aguirre Herrera y Julieta Fernández aparecen con muy baja aceptación. Una lectura arbitraria de estos resultados se traduciría en que aguirrismo y añorvismo van a la baja.
En el tricolor un Fermín Alvarado redivivo ha hecho lo propio con muchos mejores resultados en términos de la construcción de consensos, promoviendo una serie de actos de cuidado a la salud de las mujeres, concientización sobre el autocuidaedo de la diabetes, agrupamiento de jóvenes sobre temas de su interés -como la promoción del deporte u oportunidades de empleo, por citar un ejemplo-, así como organización de cuadros para atender problemáticas vecinales. Todo con una perspectiva de interés popular.
Cuestionado por algunos dentro la propia estructura tricolor, Alvarado ha logrado construir un grupo político propio que se desmarcó de las formaciones tradicionales y arrancó el vuelo con objetivos propios, que distan mucho de las ambiciones expresadas por los partidarios de René Juárez o Manuel Añorve.
Así las cosas, la elección de un candidato priista para la alcaldía se antoja un proceso bastante complicado porque nadie parece tener las tablas, o la aceptación, para una competencia de tal naturaleza…a menos que el candidato sea el propio Fermín Alvarado.
En el caso de este partido, antaño dominante en el escenario político nacional, tal parece que la decisión recaerá en la cúpula partidaria cuya decisión final, sin duda alguna, correrá a cargo del mismísimo presidente Enrique Peña Nieto.
Pero, por ahora, es viable adelantar que ninguno de los operadores políticos del añorvismo podría surgir como candidato oficial, aunque el propio Añorve ya se inscribió como prospecto para el Consejo Político Nacional del PRI. Empero, hasta donde se sabe, fue el propio Peña Nieto quien lo apartó del juego político.
Así pues, es el grupo político figueroista el que volverá por sus fueros en esta nueva puja por el poder, en el entendido de que ésta podría ser la última contienda político-electoral en que se disputará, con un cierto nivel de civilidad, el futuro del estado de Guerrero y, por ende, del puerto de Acapulco.
En Morena a partir del próximo día 20 del mes en curso se conocerán las reglas del juego, a partir de la realización de su Congreso Nacional. Después de ese día, se conocerá la identidad de quien abanderará a esa formación de izquierda para los comicios de 2018. Como ya se había adelantado en este espacio, esa decisión recaerá en un candidato ciudadano cuya identidad pronto se dará a conocer.
Movimiento Ciudadano tendrá que postular a un candidato que esté a la altura de la próxima contienda, pero de su abanico de prospectos sólo Mario Ramos del Carmen reúne la experiencia, empatía e inteligencia para una acometida de tal naturaleza.
Es poco factible que Luis Walton, el dueño de esa franquicia, designe a Ricardo Mejía para ese proceso, dadas las limitaciones que existen en la ley. Si surgiera como candidato otro pretenso, flaco favor le hará Walton a la ciudadanía y a su propio partido.
Los panistas, que todavía se debaten en pleitos judiciales por los homicidios que han ocurrido en su seno, tendrían que postular a algunos de los viejos militantes o pactar una alianza, que parece ser lo que más les conviene.
De hecho, la idea de una alianza de partidos parece permear con suficiencia entre las jerarquías partidarias, que observan las coaliciones como la única posibilidad de acceder al poder con un margen confiable de credibilidad ciudadana. Ello implica no sólo una alianza electoral, sino un co-gobierno a futuro para garantizar un mínimo de estabilidad política a la ciudadanía.
Pero esas alianzas no van a caminar en el sentido que planean algunos caciques políticos -es decir, para su conveniencia personal o familiar-, sino más bien en términos de un interés político general.
Para ejemplificar lo anterior baste decir que un sector mayoritario del Partido de la Revolución Democrática estaría interesado en pactar con Morena, con la adhesión natural de otras formaciones políticas menores. Ello permitiría llevar a la contienda a candidatos más populares, o menos contaminados por la corrupción imperante que ha llevado a muchos liderazgos políticos a pactar con el narco.
Si esto es así, como todo parece indicar, entonces observaremos un proceso político electoral más afecto a los intereses populares, tan lastimados por la violencia criminal que ha enlutado miles de hogares guerrerenses. Sólo el tiempo responderá esta incógnita.