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julio 16, 2015

La rebelión del fondo

La gran depresión. Por: Enrique Campos.


La rebelión del fondo


El FMI desnudó los intereses de Europa con la cruda verdad helena.


Alexis Tsipras, primer ministro griego, cree que se lo chamaquearon y que el programa que con tanto gusto llevó de vuelta a su Congreso contenía medidas que en teoría resultaban inaceptables para su visión de extrema izquierda.


Por eso es que dentro de ese país la sensación es que el gran ganador del plan de rescate no despacha en Atenas, sino en Berlín.


Y para los acreedores, está de su lado que al gobierno griego, a Syriza y a Tsipras se les puede presentar como un grupo de radicales que no sabe lo que hace, por lo tanto, se quejarán siempre de las mejores salidas que se les presenten.


Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) es otra cosa. De entrada está del lado de los acreedores, pero al mismo tiempo se pone en línea con la visión que ha sostenido el gobierno helénico.


El estudio recientemente publicado por el FMI respecto de la situación griega dejó a más de uno perplejo, no por la conclusión de que el plan no alcanza, sino por el hecho de que esa institución respaldaba el arreglo con Atenas en los términos conocidos, a la par que sabía de su inoperancia.


El Fondo, que encabeza la francesa Christine Lagarde, pretende ser técnicamente puro en su conclusión de hacer matemáticas y decir que la suma de todo lo que debe Grecia, menos el tercer paquete de rescate y la división entre el trabajo futuro de los helénicos, simplemente no es una operación correcta.


La realidad es que lo que hace el FMI es un ejercicio político, desnuda los intereses europeos con la cruda verdad de que están lidiando con un país quebrado y con limitadas capacidades autónomas con tal de mantener el estatus de un bloque altamente disciplinado y cumplido con sus finanzas a cualquier costo.


Conceptos como quitas, ampliaciones, gracia, subsidios son inaceptables para los líderes alemanes del bloque de la moneda única, y es justamente esa letanía la que receta el FMI como la única manera de sostener la presencia griega en el esquema del euro.


No aplica la explicación de que el FMI está ahora separado de Europa para cumplir con la agenda de Washington, simplemente porque el primer sorprendido de la posición del fondo fue Jack Lew, secretario del Tesoro de Estados Unidos.


Ya me imagino lo que habrían dicho si el titular del FMI hubiera sido Agustín Carstens y no la francesa Lagarde. El argumento sería que eso sucede por dejar en manos de los emergentes una institución del primer mundo.


Pero resulta que la oficina la encabeza una francesa que sabe lo que implica que Grecia le quede a deber a París y a sus bancos.


Esta institución decidió publicar su bomba atómica justo antes de la votación de los diferentes parlamentos; no sólo el griego, donde Tsipras hoy tiene más opositores incluso de su propio partido, sino en las representaciones del resto de los europeos, incluido el Bundestag alemán donde, sobran los detractores del acuerdo.


Por todo lo demás, parece que el FMI tiene toda la razón: no hay manera de que ese pequeño país mediterráneo pueda hacer frente a un rescate de la muerte financiera que presenta la relación Grecia-euro.



La rebelión del fondo

julio 13, 2015

Ahora Grecia se queda sola con su crisis

La gran depresión. Por: Enrique Campos.


Ahora Grecia se queda sola con su crisis


Los griegos tienen el euro pero no 
el liderazgo para impulsar reformas.


El primer ministro griego, Alexis Tsipras, hoy puede presumir que doblegó a su poderoso bloque de acreedores, porque al final no fue su plan de austeridad el que se impuso, sino el que su propio gobierno puso sobre la mesa.


No importará políticamente si el que al final propuso Atenas y se aceptó fue incluso más profundo y ambicioso que el original, lo que más le va a servir es que el gobierno de Syriza ganó el referéndum e impuso sus condiciones.


Para los mercados financieros, para el bloque de la moneda única, para el planeta entero no hay mejor noticia que saber que Grecia se queda en el euro y que recibirá más recursos para seguir pagando el servicio de sus deudas.


Es un gran respiro que se nota en el ánimo de los inversionistas, que desde los futuros del fin de semana dejan ver con qué entusiasmo iniciarían esta semana.


Es la preservación del statu quo europeo que puede aspirar a seguir con sus sueños de poseer una moneda tan importante como el dólar y puede recuperar sus planes de iniciar una tasa de crecimiento que lleve a la recuperación del bloque.


Claro que falta que todo lo que ahora se promete, se cumpla. Al final del día, la promesa de campaña y del “no” triunfador del referéndum fue poner fin a la austeridad y es justamente el camino al que van los griegos.


No se puede regatear el éxito político que tuvo el ejercicio de consulta de hace poco más de una semana de sembrar el miedo de abandonar el euro y que, en todo caso, la austeridad es la divisa para hacerlo.


Si todo marcha bien, en pocos días dejaremos de escuchar noticias de Grecia, de Tsipras, del plan de rescate y de la tragedia griega. El mundo regresará a sus preocupaciones habituales y los mercados habrán de estresarse con el problema del día.


Y entonces sí los griegos se quedarán solos y su crisis. Porque lo que hoy parece resolverse es la emergencia financiera de la zona euro, pero eso no soluciona la deuda griega de 180% de su Producto Interno Bruto.


No hay solución a su 25% de tasa de desocupación, no hay cambios a la pérdida de la tercera parte del tamaño de su economía en tan poco tiempo y a la ruta inevitable otra vez hacia la recesión.


Con lo que sí se quedan los griegos es con la camisa de fuerza del euro que les impide abaratar los costos vía una devaluación para tener una competitividad monetaria que los ayude a salir del fondo donde se encuentran.


Así, los griegos tienen el euro pero no parecen tener el liderazgo suficiente que use ese instrumento o cualquier otro para propiciar cambios estructurales profundos que eleven su productividad para aspirar a la vuelta de una o dos generaciones a no ser simplemente pagadores de intereses de sus viejas deudas y convertirse en un auténtico milagro digno de sus mejores relatos mitológicos. Grecia, pues, a partir de ahora se queda sola con su crisis.



Ahora Grecia se queda sola con su crisis

julio 06, 2015

Grecia dijo no, ¿Está preparada Europa para la Grexit?

Caja fuerte. Por: Luis Miguel González.


Grecia dijo no, ¿Está preparada Europa para la Grexit?


Grecia ya movió sus piezas. Lo que viene para ellos es un escenario dificilísimo en materia económica, pero más claridad política. Alexis Tsipras y su partido, Siriza, salen fortalecidos del Greferéndum.


Tsipras deberá utilizar una parte de su nuevo capital político para confortar a sus compatriotas. Ellos no podrán disponer de sus depósitos bancarios y tendrán dificultades crecientes para adquirir productos importados.


Más allá de Atenas, los ojos están puestos en Bruselas. Ahí están las grandes incógnitas, ¿Cómo reaccionarán las autoridades europeas? El resultado del Greferéndum representa una derrota para la burocracia de Bruselas.


Ellos habían apostado porque no se realizara el referéndum y luego porque los griegos votarán Sí.


Por ello, quedan en una posición de debilidad política, aunque mantienen un enorme poder económico. Tienen en sus manos la decisión del futuro de Grecia en la zona Euro y la Unión Europea.


El Euro vive el momento más duro de su corta historia. Ha ocurrido la pesadilla que temían los arquitectos de la Unión Europea, el día en que la política y la economía se enfrentan en un choque de trenes. Nadie duda que el Greferéndum fuera un ejercicio democrático.


Al mismo tiempo, es claro que su resultado implica un fracaso de la ortodoxia económica que, en ha dictado el comportamiento económico de una región que representa el 20% de la economía mundial.


Bruselas lleva largos meses preparándose para tomar decisiones duras frente a Grecia. Ha llegado el momento de saber si estaban preparados.


En teoría, han tomado todas las medidas para que la radicalización de Grecia no afecte la economía ni los mercados.


Las primeras reacciones de las Bolsas serán negativas. Eso lo dan por descontado todos los analistas. El lunes estará lleno de números rojos.


Lo más importante pasará en los días siguientes y dependerá de las negociaciones entre las autoridades europeas y el Gobierno de Tsipras.


Bruselas puede optar por mostrar su cara más dura y así precipitar los acontecimientos. En otras palabras, acelerar la salida de Grecia de la zona Euro. Si así ocurriera, hay un alto riesgo de que esta Grexit ocurra de manera desordenada.


Europa vive su momento Lehman Brothers, advierten algunos analistas. En 2008, el gobierno de Estados Unidos decidió no meter las manos para rescatar a esta institución financiera que estaba quebrada.


Esta decisión pretendía mandar un mensaje en favor de la ortodoxia y terminó siendo el detonador de la mayor crisis que ha vivido el Mundo, desde la Gran Recesión de los años treinta.


Las autoridades europeas pueden optar por el garrote y castigar a Grecia, propiciando una salida desordenada de este país de la zona Euro. Si así lo hicieran, podrían abrir la puerta a un escenario de incertidumbre mayúscula.


¿Quién será el próximo? Empezarán a preguntarse los especuladores y a poner su dinero para que algo suceda.


El riesgo no está tanto en el tamaño de la economía griega ni en su endeudamiento, sino en la activación de mecanismos de contagio, especialmente el de tipo político.


La deuda de Grecia asciende a 342 mil millones de dólares, menos del 3% del PIB europeo. La mayor parte de ella tiene como acreedores a instituciones europeas, ya que los bancos privados han ido reduciendo su tenencia de papeles de deuda helénica.


Un mal manejo de lo que sigue en la crisis de Grecia dará gasolina y fuego a los euroescépticos. Una ruptura, en lo financiero, obligaría a los tenedores de esos 342 mil millones a contabilizarlos como dinero incobrable.


En lo político, se está construyendo un escenario de polarización de Europa en torno a Grecia. Es indignación versus solidaridad y muchas cosas más.


No es casual que los dirigentes de Podemos en España y del Frente Nacional francés estén celebrando el resultado del Greferéndum. Los españoles son izquierda radical y el Frente, derecha extrema.


Los extremos en Europa coinciden en su exigencia de un replanteamiento total de la zona Euro. Si Bruselas se equivoca ahora, les dará la razón. ¿Qué significa no equivocarse? Es difícil decirlo, porque estamos a oscuras.


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Grecia dijo no, ¿Está preparada Europa para la Grexit?

¿No que no?

Ventana. Por: José Cárdenas.


¿No que no?


El futuro de Grecia ha quedado marcado. La victoria del “no” es el rotundo rechazo a las imposiciones de sus socios europeos a cambio de un oneroso rescate financiero.


El “no” da fuerza a quienes consideran que lo mejor sería dejar caer a Grecia en el abismo para evitar más daños al resto de los 18 países de la eurozona.


El gobierno de Alexis Tsipras ha insistido en que no se trata de un “no” al euro ni a Europa, sino un mejor punto de partida para seguir negociando con perspectiva de futuro.


Si bien el referéndum permite conocer la opinión mayoritaria de los griegos, no levanta los “corralitos”, no abre los bancos, no paga a los funcionarios, ni garantiza la permanencia en la eurozona. La decisión queda en manos de las instituciones acreedoras, lo cual es una paradoja.


Contrario a países como Alemania –harto de mantener a un “hijo” que todo lo gasta entre fiestas y mentiras–, Francia e Italia querían el “sí”, porque ven a Grecia como un traspatio del cual todavía pueden sacar muchas aceitunas, vinos y quesos de cabra.


Europa necesita un euro entero, del que Grecia no se salga de golpe.


Con el resultado del referéndum y una eventual salida de la Unión Europea subyace la posibilidad de que los griegos se vuelvan mucho más pobres, lo cual conllevaría un nivel de violencia preocupante. Además, si la manzana griega cae del árbol europeo, afectaría el equilibro de la Alianza Atlántica y Turquía podría convertirse en un país más poderoso.


Esta semana habrá una reunión de emergencia en Estrasburgo para analizar el contexto derivado del referéndum griego.


EL MONJE LOCO: José Manuel Míreles no está en la cárcel por delincuente. Las  armas decomisadas al doctor, el 27 de junio del año pasado, fueron pretexto para quitarlo de en medio.


El verdadero delito de Mireles fue negarse a pactar con el Gobierno Federal, urgido de imponer la paz en la Tierra Caliente michoacana.


El desistimiento de la PGR comprueba que el fundador de las autodefensas de Tepalcatepec es un preso político, utilizado por el Estado para combatir al crimen y desechado por no someterse al poder.


Míreles pagó muy cara la afrenta. El encierro en el penal de Hermosillo lo eliminó del proceso de pacificación michoacano, lo alejó de sus bases, desmanteló a su grupo, le quitó un año de vida, y deterioró gravemente su salud.


Míreles saldrá pero no estará quieto; demandará la liberación de otros 383 autodefensas detenidos… y mantendrá su activismo. El pasó por la cárcel y la reivindicación de su figura le darán fuerza renovada.



¿No que no?

julio 02, 2015

Grecia, al borde del abismo

Sin frontera. Por: Joaquín López-Dóriga Ostolaza


Grecia, al borde del abismo


Durante el fin de semana, el gobierno griego rechazó la última propuesta de rescate ofrecida por el Eurogrupo en conjunto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE).


El rechazo en sí no implica aun un escenario de salida de la eurozona para Grecia, ya que el gobierno heleno está convocando a un referéndum general el 5 de julio para consultarle al electorado si Grecia debe o no aceptar el paquete de rescate propuesto por el Eurogrupo.


No obstante, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha dicho que su gobierno cabildeará abiertamente para que la población vote en contra de la propuesta del Eurogrupo, con el objetivo de fortalecer su postura negociadora ante acreedores de Grecia.


Esta situación ha provocado una aceleración masiva en el ritmo de salida de recursos de los bancos griegos, obligando al gobierno a cerrar el sistema bancario por lo menos hasta la fecha del referéndum, permitiendo únicamente retiros limitados de 60 euros diarios a los cuentahabientes.


A pesar del rompimiento en las negociaciones y el anuncio del referendo, el primer ministro griego envío una nueva propuesta al Eurogrupo aceptando algunas de las condiciones, pero manteniendo sus demandas en puntos muy controversiales.


Hasta el cierre de esta edición, el Eurogrupo no había aceptado la propuesta e inclusive había condicionado cualquier negociación a la cancelación del referéndum del domingo.


Ante la falta de acuerdos, Grecia incumplió el martes el pago del vencimiento de 1,600 millones de euros al FMI, entrando oficialmente en moratoria. La imposición de controles de capital y el incumplimiento ante el FMI son sin duda eventos que aumentan la probabilidad de salida de Grecia de la eurozona.


Sin embargo, una ruta de salida irreversible todavía es posible, ya que el BCE aún no ha retirado sus líneas de crédito y estatus de prestamista de última instancia para el sistema bancario griego.


A pesar del rompimiento en las discusiones entre Grecia y sus acreedores, los mercados aún no han descontado un proceso de salida inminente, pero esta situación podría cambiar drásticamente entre hoy y el referéndum del domingo si el resultado llegara a ser negativo.


Algunas encuestas iniciales apuntaban a que cerca de 70% de la población estaba dispuesta a aceptar el paquete de rescate, a pesar de las medidas de austeridad contenidas, a sabiendas de que su rechazo estaría de facto avalando el inicio del proceso de salida.


Sin embargo, los esfuerzos del gobierno de Alexis Tsipras para convencer al pueblo griego que el rechazo le daría mayor legitimidad ante sus acreedores podría cambiar esta situación.


Aunque el resultado del referéndum será crucial, la fecha límite para llegar a un acuerdo es el 20 de julio, cuando Grecia debe hacer un pago de 3,500 millones de euros al BCE.


El incumplimiento de este pago seguramente implicaría el retiro de las líneas de crédito del BCE a los bancos griegos, lo que traería la quiebra de éstos y detonaría un proceso irreversible de salida para Grecia.


Como hemos mencionado en este espacio, esta salida provocaría turbulencia en el sistema financiero europeo a través de posibles corridas bancarias en otros países con economías vulnerables, como pudiera ser Italia.


Sin embargo, lo más probable es que el BCE incremente su programa de estímulos cuantitativos no tradicionales y refrende su compromiso de mantener al resto de la eurozona intacta.


Aunque estas decisiones podrían amortiguar la reacción negativa en los mercados, la salida de Grecia mandaría una pésima señal desde el punto de vista político para los mercados financieros, ya que sería vista como un fuerte golpe a la Unión Europea y un triunfo del populismo que podría impulsar a otros partidos extremistas, como Podemos en España o el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, que apoyan el abandono del euro como moneda única.


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Grecia, al borde del abismo

junio 19, 2015

De la tragedia griega nadie se salva

La gran depresión. Por: Enrique Campos.


De la tragedia griega nadie se salva


Cuando los banqueros centrales de Estados Unidos analizaban en su cuarto de guerra todos los números de la economía de su país para apoyar su estrategia monetaria futura, alguien les deslizó una tarjeta con una sola palabra: Grecia.


Una vista desde su perspectiva de expertos en economía les hizo entender rápidamente que lo que sucede en ese país europeo tiene el potencial de una explosión nuclear en los mercados financieros globales y se enfocaron en ello.


Por eso es que la presidenta de la Reserva Federal dejó un minuto esa visión egocéntrica de las finanzas estadounidenses para aceptar que Grecia tiene el potencial de alterar los mercados financieros del planeta entero, incluido Estados Unidos.


Esto fue la guarnición del platillo central que sirvieron el miércoles con su decisión de ser pacientes y más claros con el proceso de alza de las tasas de interés.


Y es que, por más que veamos con distancia las manifestaciones en la Plaza Sintagma de Atenas o creamos que Alexis Tsipras es un personaje del folklor europeo, la realidad es que en el momento mismo en que Grecia deje de pagar habremos de tener repercusiones locales inmediatas.


Si tenemos memoria de las ondas expansivas de crisis globales anteriores, como el efecto Samba de Brasil, el efecto Vodka de Rusia o el efecto Tequila de México, podremos dimensionar lo que está a punto de llegar.


La tragedia griega, el efecto helénico, como sea que la historia vaya a registrar este episodio, lo cierto es que está muy cerca de un capítulo climático que si bien no es el desenlace, un incumplimiento de pagos deberá de-satar reacciones en cadena.


El reparto de los efectos negativos inicia, por supuesto, por el propio pueblo griego que ante el incumplimiento de pagos podría implicar la salida de la zona euro, que su economía siga con el proceso de deterioro y pauperización.


El siguiente golpe llega para los eslabones más débiles de la zona euro. Hoy economías como España, a pesar de ser ejemplar su transformación ante la crisis de deuda, ya tienen que pagar un precio más alto para retener capitales. España, Italia, Portugal y hasta Francia recibirán el primer impacto.


La zona euro evidentemente se tambalearía con la salida de uno de sus integrantes, porque si bien es un país que aporta poco a la economía comunitaria, se convierte en el ejemplo del fracaso de lo que pretende ser un monolito poderoso de las finanzas mundiales.


Los países emergentes fuera de la zona euro también acusarían los efectos en fracciones de segundos. El vuelo a la calidad que implicaría el disparo de la escopeta de la crisis movería los mercados cambiarios, bursátiles y de dinero.


Y aunque el golpe sería dispar dependiendo de la salud de los emergentes, en una situación de pánico la ola arrasa con todo. Vamos, que se preocupe más Brasil que México después de las primeras semanas del impacto inicial.


El vuelo a la calidad a mercados como el de Estados Unidos se combinaría con la expectativa de un aumento futuro en las tasas de interés y perpetuaría la turbulencia.


En términos económicos, la amenaza de una recaída en el proceso de recuperación también sería inminente con un fracaso de Grecia en las negociaciones.


Es mucho, pues, lo que hoy está en juego.


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De la tragedia griega nadie se salva

Grecia es muy pequeña para dejarla quebrar

Caja fuerte. Por: Luis Miguel González.


Grecia es muy pequeña para dejarla quebrar


El pecado original de Grecia fue la falsificación de las cuentas públicas durante más de una década.


Grecia representa 1.8% del PIB de la zona euro y su deuda asciende a 335,000 millones de euros. Debe pagar 1,700 millones de euros en 11 días, pero no tiene recursos.


La Troika podría otorgarle una nueva línea de crédito. No lo hará, a menos que Grecia acepte cuatro condiciones. Uno, recortar su sistema de pensiones, que cuesta 17% del PIB.


Dos, reestructurar el IVA, que ahora tiene tres tasas, de 6, 13 y 23%, y debería quedar en dos, de 11 y 23 por ciento. Tres, bajar el número de funcionarios públicos y sus sueldos. Cuatro, incrementar el superávit fiscal, con recortes adicionales de 3,000 millones de euros.


El gobierno de Alexis Tsipras no cede. Decir sí a la Troika significaría traicionar a su electorado.


Argumentos políticos aparte, acceder a las exigencias de los acreedores significaría mantener políticas que han traído decrecimiento económico y empobrecimiento de la población, eso es lo que dice Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas y economista heterodoxo.


Los contribuyentes del norte de Europa no quieren dar más apoyo a Grecia. Este país ha recibido “apoyos” de 233,000 millones de euros desde que comenzó la crisis, en el 2010.


La molestia no se agota en los “apoyos” otorgados. El pecado original de Grecia fue la falsificación de las cuentas públicas durante más de una década. Primero, para entrar a la zona euro y luego, para mantenerse en ella.


El engaño se descubrió en el 2009, justo en el momento en el que estalló la bomba de la crisis financiera internacional.


El gobierno de Grecia rechaza calificar como “apoyo” el dinero que ha recibido en los últimos cuatro años.


El dinero no ha entrado a Grecia sino virtualmente. Ha servido más para evitar la quiebra de sus acreedores, entre los cuales predominaban bancos alemanes y franceses que poco a poco han sido sustituidos por instituciones multilaterales, como el FMI y el Banco Central Europeo.


El periodo de los “apoyos” financieros ha sido un lustro de destrucción económica. El PIB ha caído por 18 trimestres consecutivos y acumula una pérdida de 27 por ciento.


El sueldo promedio ha caído 35 por ciento. Las pensiones de los jubilados han bajado 40 por ciento. El desempleo ya supera 27 por ciento.


Las cosas no pueden seguir así. Eso es lo único en que están de acuerdo la Troika y el gobierno de Tsipras. Grecia quiere seguir en la zona euro, pero no a cualquier precio.


Prefiere el caos a otra ronda de austeridad, como decía un cartel de protesta en Atenas. Europa quiere que Grecia siga siendo miembro de la comunidad, pero lleva tiempo preparándose para su salida.


¿Cuánto pegaría una salida de Grecia? Ésta es una pregunta que lleva cuatro años en el aire. Nadie tiene una respuesta irrefutable. Pensar en el minúsculo tamaño económico de Grecia puede llevar a subestimar el riesgo.


El mayor daño potencial es el contagio que puede irradiar a otros países. Grecia es “too small to fail”, dice Kenneth Rogoff, un gran economista experto en crisis financieras.


Grecia es muy pequeña para correr el riesgo de dejarla quebrar. Si se rompe, las astillas pueden hacer daño en muchos lados. Portugal podría contagiarse porque es pequeño y está muy endeudado.


Algunos bancos podrían quebrar, empezando con la totalidad del sistema griego. Rogoff afirma que es más barato apoyar a Grecia que arriesgar otra ola de incertidumbre.


Los líderes europeos piensan que es tiempo de darle una lección a Grecia. ¿Será? Está por verse quién se lleva la gran lección en esta tragedia.


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Grecia es muy pequeña para dejarla quebrar

junio 18, 2015

La banca griega, el hilo más delgado de la crisis

La gran depresión. Por: Enrique Campos.


La banca griega, el hilo más delgado de la crisis


No hay radical que se respete que no prefiera aventar sapos y culebras en sus discursos. Tenemos nuestras propias versiones tropicales de los que encienden la hoguera de sus seguidores mandando al diablo a las instituciones. Y eso está muy bien cuando todo es parte de un performance político para gozo y disfrute de los que aplauden esa radicalidad, pero para los que gobiernan, la prudencia es mejor consejera.


Y en esas andan los gobernantes griegos, en el desplante del extremismo de Syriza y sus discursos encendidos, que lo mismo incluyen acusar de criminales a los acreedores de su país que advertir medidas extremas de ser necesario.


El primer ministro, Alexis Tsipras, le habla a sus electores más que a sus gobernados. Dice exactamente lo que los más indignados y pauperizados griegos quieren escuchar, pero al mismo tiempo empeora el ambiente.


Lo de menos es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) expulse a Grecia de su cartera una vez que incumpla el pago de los más de 1,600 millones de euros que debe cubrir para finales de este mes.


Está claro, por el tono utilizado en contra del FMI, que al gobierno de Atenas no le importa mucho llevar una buena relación con ese organismo internacional.


El problema es que una vez que se cumpla con esa pesadilla del capitalismo del incumplimiento de pagos, de inmediato el Banco Central Europeo podría optar por suspender los flujos de recursos que mantiene funcionando al sistema bancario griego.


Porque cada vez que Tsipras le sube el tono a sus declaraciones, los ahorradores se forman horas en los bancos para retirar millones de euros de sus ahorros.


No habría que esperar hasta el martes 30 de junio para dilucidar si Atenas será capaz de pagar o no al FMI este tramo de deuda, en los próximos días eso debería estar claro. Y entonces si la expectativa es el incumplimiento de pago, es evidente esperar como reacción una corrida bancaria.


En el río revuelto del impago del gobierno, no serían pocos los acreditados de la banca griega que suspenderían pagos también a manera de réplica de su autoridad y las filas de hoy para retirar se triplicarían con sus respectivas escenas de pánico.


Eso anticipa que las autoridades financieras europeas, porque al final de cuentas Grecia forma parte de un todo monetario, tendrían que optar por limitar las operaciones de retiro de recursos. O lo que es lo mismo, implementar un corralito al estilo argentino.


La onda expansiva alcanzaría a no pocas economías; sin duda generaría ruidos innecesarios en países como España, Italia, Francia o Portugal. Y con un segundo impacto en el resto del mundo.


Supongamos que Grecia logra pagar al FMI en tiempo y forma. Lo que sigue es enfrentar vencimientos durante julio por más de 6,000 millones de euros y sin dinero en la caja y sin reformas adicionales que pretenda el gobierno de Atenas, es imposible que el resto de los europeos decidan soltar más recursos del rescate.


Entonces, el discurso estridente y robusto del gobierno de Alexis Tsipras es inversamente proporcional a la debilidad de su economía.


Y la liquidez bancaria es el hilo más delgado de la ecuación. No es difícil prever que por ahí podría iniciar la debacle final de Grecia en la zona euro.


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junio 16, 2015

Hay que encontrar los eufemismos para ayudar a Grecia

La gran depresión. Por: Enrique Campos.


Hay que encontrar los eufemismos para ayudar a Grecia


¿Que Alemania es flexible con Grecia? Pues sí. Puede darle a escoger si prefiere cortarse un brazo o una pierna y le da la oportunidad de que por ahora no se corte las dos. Pero de suspender pagos, hacer una quita o dar concesiones en contra de las leyes de mercado, ni hablar.


Ni los más férreos alemanes quieren que Grecia se salga del esquema de moneda única del euro, porque implicaría pinchar un globo que está lleno de combustible. Pero ni los más progresistas fuera del país helénico creen que sea conveniente algún incumplimiento.


El nerviosismo de los mercados se ha incrementado esta semana porque las posiciones se alejan ante la realidad de que, sin los cambios profundos que el gobierno de Atenas tendría que aplicar, está cerca de no tener dinero para pagar sus deudas.


Qué tanto es tantito, dirían algunos desde México ante la propuesta del gobierno radical de Grecia de quitar parte de su deuda para que no se tuvieran que salir de la zona euro.


La crisis helénica es sin duda financiera y tiene que ver con los manejos desaseados de los recursos durante muchos años de bonanza que taponaron las arterias presupuestales de uno de los países más débiles del esquema de moneda única.


Porque además de la parte financiera y económica que implicaría el quebranto de la zona euro, lo que se juega en estos momentos en torno a la crisis griega es un mensaje político de cómo habrá de componerse Europa en los años por venir.


Los griegos, en su desesperación de ver cómo pierden lo poco que habían ganado con su incorporación al esquema de la moneda comunitaria, giraron radicalmente a la izquierda y le dieron el poder a una opción de gobierno que lo primero que hizo al llegar al poder fue mandar al diablo a las instituciones europeas.


Pero la realidad es cruda y ha ubicado a Alexis Tsipras y el resto de sus camaradas de Syriza en la irrefutable circunstancia de que si alguien les prestó dinero cuando más lo necesitaban, es indispensable pagar esos recursos.


Es obvio que si el gobierno populista griego somete a referéndum el pagar o no la deuda externa, arrasará la opción de guardar ese dinero para el bienestar de los griegos, porque nadie les explicará que dejar de pagar es la garantía de una condena de pobreza más prolongada.


Pero si al final triunfa la opción de flexibilizar las reglas financieras para que a Grecia se le conceda una quita o una prórroga, lo que podrán ganar es no romper el bloque monetario. Pero al mismo tiempo mandarían el mensaje de que el radicalismo es redituable.


Si Alemania accede a la flexibilización frente al gobierno de Syriza, que se preparen para la renegociación futura con el gobierno español de Podemos, o cualquier otra alternativa radical de las que ahora hacen sombra en Europa.


Deben ayudar a Grecia pero de una forma creativa y aceptable para los estrictos mercados.


La salida a la crisis griega tiene que ser creativa para encontrar un punto intermedio entre el combate a la pauperización de los griegos y la necesidad de no suspender pagos.


Pero al mismo tiempo tiene que ser eufemística para que términos como quitas, suspensión de pagos y descuentos no afecten el estado de ánimo de los estrictos mercados.


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Hay que encontrar los eufemismos para ayudar a Grecia