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julio 15, 2016

Las malas costumbres

Las malas costumbres

Las malas costumbres

Estrictamente Personal. Por: Raymundo Riva Palacio

Tres años después de haber iniciado su gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto hizo una importante rectificación: no se tolerará ningún abuso por parte de la Policía Federal, ni violación alguna a los derechos humanos. La advertencia es fundamental porque lo que reconoce es que lo hecho hasta ahora está mal y se tiene que corregir lo que empezó el 1 de diciembre de 2012, mientras asumía la Presidencia en San Lázaro. Afuera, en la génesis de lo que ahora promete cambiar, los responsables de la seguridad comenzaban el regreso al pasado represor.

Ese día, la resistencia civil opositora a Peña Nieto organizó oleadas de ataques contra la Policía Federal en el perímetro de seguridad con el que se había blindado el Palacio Legislativo. El primer responsable de la seguridad pública, Manuel Mondragón, sacó del baúl de la ignominia a los halcones y les ordenó enfrentar a los provocadores. Desde las barreras de metal de la Policía Federal salieron agentes vestidos de civil con palos, cadenas y armas para encararlos, y después de golpear, regresaban a sus trincheras. Nadie le dijo a Mondragón que los recursos que utilizaba, propios de un régimen represor, no eran aceptados. Al contrario, lo estimularon.
 Halcones se utilizaron en diferentes momentos. El último fue en Nochixtlán el 19 de junio pasado, cuando desde las instalaciones de la Policía Federal en esa comunidad oaxaqueña, agentes vestidos de civil fueron vistos con armas largas para enfrentar a la población. No hay evidencia de ninguna bala de la Federal matara a una de las ocho personas que cayeron ese día, pero la Comisión Nacional de Derechos Humanos tiene pruebas que en otros enfrentamientos previos los policías no han utilizado armas de cargo para esconder sus prácticas ilegales. En este sentido, quiénes dispararon en Nochixtlán, sigue siendo un misterio. La suspicacia sobre los federales se debe a que las malas costumbres que regresó Mondragón al gobierno federal, superaron a los dos hombres íntegros que lo sucedieron, Monte Alejandro Rubido y Renato Sales.


El Presidente se refirió en términos generales a los abusos y las ilegalidades de los policías federales, sin entrar en detalles. Nochixtlán, como último botón de muestra, desnuda además la falta de trabajo de inteligencia en la Policía Federal. El comisionado Enrique Galindo ha admitido públicamente que los emboscaron, pero el antecedente es que en los cuatro días previos al enfrentamiento, los federales que llegaron a esa comunidad, no recopilaron la información de inteligencia que les habría permitido a sus jefes ajustar su estrategia y evitar el choque. Como resultado, los provocadores, que desplegaron tácticas defensivas, se aprovecharon de la desorganización y desarticulación de la Policía Federal, que tuvo que recurrir al uso de la fuerza sin acatar sus protocolos.


La falta de trabajo de inteligencia ha sido una constante en este gobierno. Por decisiones de Mondragón dejaron de recopilar información en los penales de máxima seguridad, por lo que Joaquín El Chapo Guzmán, vio en esas deficiencias la oportunidad para su segunda fuga. La inteligencia aparece en lo alto de los protocolos de uso de fuerza de la Policía Federal, y el déficit o ineficiencia en este gobierno ha sido germen de tragedias, al producir en cascada el incumplimiento de los protocolos de procedimientos y uso de la fuerza.


Un notable ejemplo es la noche de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014, cuando los federales en la región de Iguala fueron omisos en sus responsabilidades, cuando menos, al dejar que policías municipales y criminales actuaran contra los estudiantes. Fueron testigos del ataque contra el equipo de futbol de Los Avispones de Chilpancingo en Mezcala esa misma noche, sin que actuaran para evitar el ataque, ni para preservar la escena del crimen para la recopilación de evidencias, que es otra violación a los protocolos de la Policía Federal. Tampoco hicieron nada por evitar el secuestro de un camión de normalistas, que desaparecieron, en la salida de Iguala rumbo a Huitzuco.


Es cierto que en México hay un problema estructural con las policías –algunas de sus causas son el mal reclutamiento, capacitación, controles de confianza, salarios, equipamiento-, pero en el gobierno de Peña Nieto se ha añadido una constante de errores que, por su volumen,  no se sabe si son fallas o si se está dando, en las cañerías del sistema de seguridad, una restauración del estado represor. Tanhuato, es otro caso de estudio. En esa comunidad michoacana hubo un enfrentamiento entre la Policía Federal y miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación en mayo del año pasado. Pero el saldo no fue resultado de un enfrentamiento sino de una matanza.


La Policía Federal utilizó una fuerza letal que violó los estándares de Derechos Internacional y la llevó a una ejecución extrajudicial. De acuerdo con los protocolos de la Policía Federal, el índice de letalidad establece que un radio de un policía muerto por 1.4 agresores; en Tanhuato hubo un policía muerto por 42 agresores abatidos. Adicionalmente, los federales alteraron la escena del crimen y colocaron armas en donde no había, para probar la violencia de sus actos. Aún si no fuera una violación a los protocolos, ni aún así, se justificaría el abuso de fuerza.


El desempeño de la Policía Federal ha sido desconcertante. La liga, a decir por las palabras del Presidente, se rompió. Tendrán que venir acciones y consecuencias contra sus mandos superiores, porque de palabras no se construye un estado de Derecho.


 Contacto:




twitter: @rivapa

julio 21, 2014

Malas noticias: Hay una menor tasa de desocupación

Atalaya empresarial por: Félix Carrillo


La semana pasada se publicaron las tasas mensuales de ocupación, desocupación y subocupación a nivel nacional al mes de junio. Son indicadores que nos sirven para tener de forma muy reciente (con apenas dos semanas de desfase) una visión del mercado laboral del país, aunque por tratarse de tasas y no de montos absolutos en personas hay algunos aspectos a tomar en cuenta para no obtener conclusiones equivocadas, como explicaré a continuación.


Comencemos por el primer gran dato, la tasa de desocupación. Esta tasa se calcula de la siguiente forma: la población de catorce años y más se divide en población económicamente activa (PEA), que es aquella que trabaja (ocupada) o que está buscando trabajo y no encuentra (desocupada), y en población no económicamente activa (PNEA), que son los que no buscan trabajo, sin importar si están disponibles o no para trabajar. Una vez hecha esta clasificación, la tasa de desocupación se calcula dividiendo la población desocupada entre la PEA; es decir, la tasa de desocupación nos dice qué porcentaje de la población que busca desarrollar una actividad económica (la PEA) no encuentra trabajo. Por lo tanto, puede ocurrir una baja en la tasa de desocupación de un país (o una región, o un estado) no porque haya más ocupación, sino porque hay menos gente que busca trabajo por considerar que no hay una posibilidad real de encontrar o por otras condiciones (es decir, pasa de la PEA a la PNEA). Por lo tanto, no siempre una baja en la tasa de desocupación es una buena señal.


Veamos ahora lo que los resultados más recientes nos dicen: la tasa de desocupación a nivel nacional es de 4.8%, una tasa todavía superior a la que fue el cierre del año pasado, pero que permitió romper una racha de tres meses de incremento en esta variable, como se observa en la siguiente gráfica.


Elaborado por inteligencia de negocios atalaya con base en datos del INEGI.


En primera instancia, ésta parecería una buena noticia, pero para entender si el descenso se debe a que hay más ocupación o a que hay menos gente buscando trabajo, analicemos otra tasa de las publicadas que se llama la Tasa neta de participación. Esta tasa se obtiene de dividir a la PEA entre el total de la población de catorce años o más. En otras palabras, si la tasa aumenta quiere decir que hay una mayor proporción de gente buscando trabajo, ya sea que lo tenga o no. Si eso ocurre y la tasa de desocupación baja, es una clara consecuencia de que hay mayor generación de empleo. Sin embargo, los datos recientes nos muestran una situación contraria: en el mes de junio tuvimos la segunda tasa de participación más baja del último año, más de punto y medio porcentual por debajo del máximo de julio del año pasado. Por lo tanto, parece que la reciente caída en la tasa de desocupación se debe a que hay menos gente buscando trabajo, no a que haya más ocupación… un escenario muy poco favorable bajo cualquier óptica.


Veamos otros datos para entender el perfil del desocupado actualmente: si analizamos su nivel de instrucción, la proporción de gente desocupada con estudios de primaria completa y de secundaria completa ha aumentado; en otras palabras, la gente con estudios incompletos de primaria o con estudios de nivel medio superior y superior ha disminuido en proporción por haber conseguido ocupación o porque se han pasado a la PNEA, mientras que los otros se han mantenido en la búsqueda de trabajo, al parecer sin mucho éxito por lo que las cifras nos dicen.


Para completar este análisis, incluiré una tercera variable: la tasa de subocupación. Esta variable nos señala qué proporción de la gente ocupada tiene necesidad para trabajar más horas que las que su ocupación actual le permite. Esta variable es importante ya que también puede ocurrir que la tasa de desocupación baje porque se generan muchas “chambitas” de pocas horas, pero que por la definición actualmente usada por INEGI haría que clasificaran como gente ocupada (aún con una hora que trabajen a la semana). Los resultados nos señalan que tuvimos la menor tasa de subocupación en lo que va del año, lo que podemos interpretar como que la ocupación generada en el mes de junio es de tiempo suficiente para que menos personas tengan esa necesidad, lo que dentro del panorama anterior manda una buena señal.


Conclusiones


Siempre que hablemos de ocupación es necesario tener una visión que incluya diversas variables para entender de mejor manera el contexto general. En este caso, lo que las cifras nos dicen al mes de junio es que la caída en la tasa de desocupación no es consecuencia de más generación de empleo, sino de que hay menos gente buscando trabajo, una señal desalentadora ante el grave problema que hemos tenido de un débil mercado interno. Hasta el 13 de agosto tendremos las cifras al segundo trimestre en número de personas, no en tasas, para entender la magnitud de la ocupación generada vs. La caída de PEA; por lo pronto, las cifras nos dicen que la ocupación generada fue de empleos de tiempo completo, una pequeña buena señal dentro de un panorama complicado.


“El primero que sabe es el primero que actúa, por ello analizamos el entorno de tu negocio para que tomes mejores decisiones”.


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fcarrillo@atalaya.info; Twitter @fachqro


Malas noticias: Hay una menor tasa de desocupación