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octubre 15, 2015

El túnel de ‘El Chapo’

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El túnel de ‘El Chapo’
Estrictamente personal. Por: Raymundo Riva Palacio.
túnel El más grande misterio de la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán es cómo nadie en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Policía Federal, que tenían a su cargo la vigilancia exterior en el penal d
Ver nota completa: http://notimundo.com.mx/el-tunel-de-el-chapo/

septiembre 25, 2015

Las horas perdidas de “El Chapo”

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Las horas perdidas de “El Chapo”
 
En privado. Por: Joaquín López-Dóriga.
Los hay que, en su miseria humana, andan por la vida repartiendo falsos certificados de defunción. Florestán

Cuando uno empieza a recuperar los tiempos que siguieron a la fuga de Joaquín Guzmán Loera, (a) El Chapo
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septiembre 22, 2015

La fuga de “El Chapo” y la detención de Celina

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La fuga de “El Chapo” y la detención de Celina
En privado. Por: Joaquín López-Dóriga.
Es cobarde ser valiente desde lejos. Florestán

El viernes por la noche, la Procuraduría General de la República dio a conocer la consignación de 13 personas relacionadas con la fuga de Joaquín Guzmán Loera de
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julio 20, 2015

La fuga, paso a paso

Estrictamente personal. Por: Raymundo Riva Palacio.


La fuga, paso a paso


El Código Rojo para blindar el penal de máxima seguridad de El Altiplano y establecer retenes perimetrales en sus afueras para evitar la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán la noche del 11 de julio, no se activó 18 minutos después de que desapareció de los monitores de video vigilancia, como aseguran las autoridades federales.


En ese momento, a las nueve de la noche con 10 minutos, lo que comenzó fue la histeria, no la persecución, que vendría tiempo después.


La última vez que apareció El Chapo Guzmán en los tres monitores de vigilancia de las autoridades del penal, el área de inteligencia de la Policía Federal, y el CISEN, que como a otros internos de alta peligrosidad, observaba desde una oficina en el área administrativa del Altiplano, fue a las ocho de la noche con 52 minutos.


Los 18 minutos son lo que tardaron en reaccionar para enviar a un custodio a mirar su celda. Nada más.


Testimonios, extractos de las declaraciones ministeriales y la línea de tiempo a partir de los videos del penal, permiten establecer la lentitud con la que las tres áreas de monitoreo reaccionaron y la confusión que se dio en el momento en que perdieron a El Chapo Guzmán.


El protocolo establece que al momento de una fuga, la primera autoridad a la que se informa es a la del penal, para que ordene una revisión física. No sucedió así.


A la encargada en ese momento del penal Marissa Quintanilla, -el director Valentín Cárdenas Lerma, estaba de descanso-, no le reportaron nada.


Se dio cuenta de lo que pasaba cuando vio correr al grupo de inteligencia de la Policía Federal que gritaba que “no encontraban” a un preso.


A las nueve y 10 de la noche, cuando desapareció El Chapo de los monitores, se pidió por radio a uno de los custodios que fuera a su celda.


A esa hora ya habían terminado de cenar y, en el caso de Guzmán, de darle sus medicinas. Todos los reos estaban guardados.


Con los pabellones cerrados, los custodios estaban en las entradas, en vigilancia física.


Cuando le pidieron al custodio que fuera a ver la celda de El Chapo, ubicado al final del pabellón a unos 70 metros de las puertas de seguridad, la abrió y observó, pero no entró.


El protocolo no lo obligaba a ello. En su declaración dijo haber pensado que se encontraba escondido debajo de la cama, pero en realidad no sabía dónde pudiera estar.


Las autoridades del penal llamaron de inmediato a los custodios en todas las puertas de seguridad, y uno por uno respondió que por su zona, Guzmán no había pasado.


Ya eran aproximadamente a las nueve con 15 minutos, cuando las autoridades del penal, al recibir el informe del custodio por radio, ordenaron la inspección ocular, como lo manda el protocolo.


Pasaron unos tres minutos para que llegaran otros custodios para verificar la ausencia de El Chapo.


Al ver la boca del túnel en la regadera, dos de ellos se metieron inmediatamente por él mientras se daba la alerta.


Hasta ese momento se activó el Código Rojo. Fue casi simultáneo la del Sistema Penitenciario, la de la Policía Federal, la del CISEN, y la del Ejército, uno de cuyos batallones tiene la responsabilidad de la vigilancia perimetral.


En esos minutos que pasaron se informó al comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, que estaba a punto de tomar el vuelo a París para alcanzar a la comitiva del presidente Enrique Peña Nieto en Francia.


Pasadas las nueve de la noche con 25 minutos, se informó al comisionado de Seguridad del estado de México, Eduardo Valiente, y al secretario de Seguridad Pública del gobierno del Distrito Federal, Hiram Almeida, y se comenzaron a desplegar los círculos de seguridad en torno al penal del Altiplano, de acuerdo con los protocolos.


Corrían 33 minutos desde que había desaparecido El Chapo Guzmán de los monitores de vigilancia. Ya estaba sellado por dentro el penal; nadie entraba y nadie salía, y pasaron lista a todos los internos para detectar si había más fugas.


En el exterior se tendió el primer anillo de seguridad con la Policía Federal y el Ejército, a 500 metros del inmueble.


Un segundo anillo se colocó a poco más de la distancia en la que se encontraba la casa donde estaba la entrada al túnel, que en ese momento no sabían de su existencia.


Los custodios que se metieron al túnel y lo recorrieron a pie, tardaron cerca de 90 minutos en recorrerlo e informar por radio de su hallazgo. No lo hicieron antes porque los radios no funcionaron dentro del túnel.


El tercer anillo se estableció a unos 12 kilómetros, que incluyó el cierre de operaciones en el aeropuerto de Toluca y vigilancia en las carreteras.


Se estableció una primera coordinación de sellamiento con los gobiernos del estado de México, Distrito Federal, Morelos, Michoacán, Hidalgo y Querétaro, y cientos de policías federales iniciaron la primera búsqueda, casa por casa, a partir de donde estaba la boca del túnel.


Todo iba a ser inútil. Cuando se activó el Código Rojo, El Chapo llevaba 23 minutos fugado –las autoridades calculan que recorrió el túnel en motocicleta en siete minutos-, y cuando bloquearon carreteras y aeropuerto, ya llevaba una ventaja adicional de otros 10. Esa noche, ya no había nada qué hacer.


rrivapalacio@ejecentral.com.mx


twitter: @rivapa



La fuga, paso a paso

¡(En Chapo)! No está en las cámaras

Alhajero. Por: Martha Anaya.


¡(En Chapo)! No está en las cámaras


A las nueve de la noche con siete minutos –15 minutos después de la desaparición, según las autoridades- se escucharon los primeros gritos desde el Centro de Inteligencia del penal del Altiplano:


“¡No está en cámaras! ¡No está en Cámaras!”, advertían angustiados desde el centro de Inteligencia, los hombres encargados directamente por Ramón Pequeño –jefe de inteligencia de la Policía Federal-, de vigilar a Joaquín Guzmán Loera, líder del cartel de Sinaloa.


Corrieron hacia la celda de El Chapo ante el asombro del personal operativo del centro penitenciario (así se enteraron algunos administrativos, por los gritos y la corredera); ingresaron en ella y se encontraron con el agujero al pie de la regadera…


Dos custodios consiguieron una linterna (nadie llevaba ninguna en mano) y se internaron, sin armas, por el túnel. Apenas alcanzaban a ver y a respirar. Iban así, tras el preso de la celda número 20.


La comunicación se perdía por tramos. “Repórtense… ¿Están bien?”, preguntaban sus compañeros desde el interior de los muros de Almoloya.


Una hora y quince minutos después –según la reconstrucción que se ha hecho a partir de las declaraciones ministeriales- los dos custodios se hallaron ante la salida del otro lado del túnel: una construcción situada a medio kilómetro del cuartel del Octavo Regimiento Mecanizado del ejército.


Ya no hallaron a nadie. Eran cerca de las once de la noche. El Chapo había escapado.


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SE PIDIÓ SU CAMBIO DE CELDA.- El registro está por escrito: desde agosto del año pasado hubo peticiones de la Coordinación Nacional de Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos) para que se le cambiara de celda a Joaquín Guzmán Loera.


La idea era quitar al Chapo de la orilla del módulo y trasladarlo hacia la zona del centro del penal donde pudiera estar mejor resguardado.


La respuesta de Ramón Pequeño, jefe de la división de inteligencia de la Policía Federal –unidad encargada de vigilar con cámaras y micrófonos en el penal de máxima seguridad al Chapo- fue negativa:


“Lo quieren acercar a la puerta…”, repuso entonces. Y dejó al de Badiraguato, Sinaloa, en la misma celda que ocupó desde su llegada a El Altiplano.


Sirva el ejemplo –así como lo ocurrido en Almoloya en el momento de la fuga- para mostrar cómo (mal)trataba la Unidad de Inteligencia de la Policía Federal a la parte operativa del penal: Con desdén y desconfianza.


De hecho, Pequeño no hablaba con los de “abajo”. Su comunicación era exclusivamente hacia arriba, con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong (se saltaba con frecuencia a Monte Alejandro Rubido, a Celina Oseguera, coordinadora de los Ceferesos, no la dejaba ni ver los videos y, por supuesto, pasaba de largo ante el encargado de administrar los penales ante Juan Ignacio Hernández Mora).


¿Vigilancia de vista? (tener al reo bajo la mirada directa y constante de un custodio desde el pasillo de la celda). Tampoco. A la PF –es decir, a Pequeño-, le pareció suficiente con las cámaras.


¿Cambio al penal de Guanajuato donde existe un módulo especial para mantener una estrechísima vigilancia para este tipo de reos? Tampoco.


¿Más personal para la seguridad interna, externa y de guarda (éstos últimos solían llevar el censo en derredor en años pasados)? En absoluto. Para eso –en el perímetro- está la Policía Federal, el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), el Ejército.


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ESTABAN POR CAMBIAR AL DIRECTOR.- Quienes conocen del tema sugieren que los directores de penales de máxima seguridad –particularmente el de Almoloya-El Altiplano- deben permanecer en el cargo sólo un año.


No solamente para evitar problemas de corrupción sino por lo estresante que resulta esa posición. Tanto que, los directores duermen incluso dentro del penal y sólo salen una vez cada quince días.


Valentín Cárdenas Lerma, director del Altiplano hasta la noche en que se fugó El Chapo, estaba precisamente en espera de su cambio…¡desde diciembre pasado!


Y lo que es la vida, le pidieron que esperara un poco por aquello de las fechas (en diciembre es cuando suelen darse más fugas).


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GEMAS: Pregunta reiterada por doquier: ¿Cómo es que el Cisen no se enteró de la construcción del túnel por el que se fugó El Chapo?



¡(En Chapo)! No está en las cámaras

julio 14, 2015

‘El Chapo’: la debacle

Estrictamente personal. Por: Raymundo Riva Palacio.


‘El Chapo’: la debacle


La historia de la debacle de la procuración de justicia y los sistemas de inteligencia del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto lo provee una línea de tiempo, la captura y fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y la manera como se comportaron los procuradores a quienes les tocaron los dos momentos.


Desde Jesús Murillo Karam, baladroneándose de que Estados Unidos tendría que esperar de 200 a 300 años para que el jefe del Cártel del Pacífico les llegara extraditado, a Arely Gómez.


En cuclillas, observando catatónica la boca del túnel por donde poco más de 500 días después de ingresar al penal de máxima seguridad de “El Altiplano”, se les escapó. “El Chapo”, es la metáfora del desastre gubernamental.


Abundan los señalamientos de que la fuga del criminal, se debió a la debilidad institucional. No hay que confundirse.


No fue la debilidad de las instituciones por donde hay que entrar a revisar qué pasó, sino la forma como un nuevo gobierno con funcionarios bravucones, inexpertos y formas de pensamiento primitivas.


Reconstruyeron lo que se había hecho –como se planteó este lunes-, y no tuvieron la capacidad y el conocimiento para evitar el escape.


La información proporcionada por las autoridades federales es ambigua, y al ser contrastada con lo que ha ido aportando la prensa, afloran las contradicciones.


De acuerdo con el recuento que dio el domingo el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, la última vez que se vio a “El Chapo” en los monitores de vigilancia interna, fue cuando le dieron sus medicinas a las 20:52 horas.


Sin embargo, testimonios recogidos por la reportera María Idalia Gómez del portal Eje Central entre policías estatales, fueron congregados a las 20 horas en las puertas del penal, porque, dijeron, había reportes de un intento de rescate.


Hacia las 21 horas, de acuerdo con Gómez, fueron desplegados a varios puntos aledaños, incluida la casa donde estaba la entrada al túnel por donde se fugó Guzmán.


A esa hora también escucharon el ruido de helicópteros. A las 23 horas, había soldados y policías federales en esa casa.


La pregunta es en qué momento se inició la operación de búsqueda de Guzmán. Lo que se observa hasta este momento es que las autoridades carcelarias y las federales no supieron qué hacer, y que hubo demoras en las alertas federales.


Por ejemplo, los gobernadores de la zona metropolitana recibieron llamadas de la Secretaría de Gobernación para informarles lo que había sucedido y que tomaran precauciones ante un eventual brote de violencia, hasta después de pasada la medianoche del sábado.


Es decir, tres horas después de que notaron la ausencia de “El Chapo”, comenzaron a sellar las rutas de escape. Para ese entonces, Guzmán podría haber salido incluso del país.


Entre las dudas que permanecen es si tenían una alerta de posible rescate desde las 20 horas, ¿qué hicieron las autoridades federales? Con la información disponible hasta ahora, se puede decir que nada.


Paralizados. Inútiles. Tanto caos llevó a que colocaran a los custodios del dormitorio de “El Chapo” detenidos, en el mismo vehículo que los transportaría a la SEIDO durante casi cuatro horas, en lugar de confinarlos individualmente.


Otro error de procedimiento. Pero si la noche del sábado fue la implosión de los sistemas de seguridad pública, los más de 500 días fueron el hundimiento del aparato de inteligencia civil.


Documentos del gobierno de Estados Unidos obtenidos por la agencia de noticias Associated Press este lunes, revelan que la DEA tuvo información de inteligencia sobre al menos dos intentos previos de fuga de “El Chapo” Guzmán desde marzo del año pasado, un mes después de que fue capturado.


¿Qué hizo el CISEN con esa información? Nada. Tampoco hizo el trabajo de contrainteligencia que nunca debió haber dejado de hacer en el perímetro externo de las prisiones de máxima seguridad, y menos en “El Altiplano”, donde hay tanto criminal de alta peligrosidad concentrado.


La reportera Gómez confirmó que la casa donde se inició el túnel, fue comprada en mayo del año pasado.


El CISEN no tiene porqué estar enterado de todas las operaciones inmobiliarias, salvo en las zonas sensibles.


En los alrededores de las prisiones de máxima seguridad siempre se establece el censo de las viviendas y se tiene perfectamente investigados a sus habitantes. De noche le pasó al CISEN ese protocolo.


Tampoco se enteraron de que en un terreno baldío cercano al penal, se levantó en sólo tres meses una casa cuya arquitectura debió haberles llamado la atención al tener una especie de bodega integrada a la vivienda.


Fuentes federales dijeron que las escuchas a los familiares de Guzmán dejaron de hacerse hace meses, con lo que perdieron información de inteligencia.


Los mensajes en Twitter de uno de sus hijos, adelantando que pronto estaría en libertad, tampoco parecen haber tenido seguimiento alguno.


Los yerros en el sistema de inteligencia civil son tan grandes como la negligencia en la Comisión Nacional de Seguridad.


Su incompetencia dejó débil y vulnerable al gobierno todo. Por si alguien no se dio cuenta, agentes de la DEA y el FBI estuvieron en la SEIDO este domingo para conocer de primera mano lo que estaban haciendo.


Si dudaban del gobierno de Peña Nieto, la fuga de “El Chapo” confirmó sus sospechas. Con este equipo, está claro, ni el país, ni el presidente, ni su gobierno, ni los mexicanos, vamos a ninguna parte.


rrivapalacio@ejecentral.com.mx


twitter: @rivapa



‘El Chapo’: la debacle