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julio 01, 2014

El Doctor Mireles, Llevado a la Tierra de Cajeme y Cananea

Desde Los Balcones. Por: Sabino Medina


“Antes como antes, ahora como ahora.” Cajeme


LOS EXTREMOS SE TOCAN: La historia no sabe de simpatías, sino de intereses de clase y de esto se trata ahora, cuando no caben en una economía mercantil del Limón, el aguacate y de otros productos de la renta de la tierra en general, de la que viven centenas de rancherías de los altos de tierra caliente, en la zona que abarca Apatzingán, Tepalcatepetl, Coalcomán, Arteaga, Lázaro Cardenas y Aguililla, ciudades densamente pobladas que, desde luego, no pueden vivir sólo el peonaje y del salario marginal a la renta de esos cultivos.


El General Lázaro Cárdenas del Río, tuvo a su cargo, en parte, la pacificación de estas regiones y otras, por la zona de Puruándiro y Tlazazalca, donde el movimiento cristero tuvo algún auge.


La manera de conducirse del General Cárdenas, frente a los cabecillas de este movimiento, es abismalmente diferente a los que se está haciendo ahora, donde parece advertirse un mero carrerismo político y la mezcla de otros intereses que contribuyan a la mediatización de quienes rechazan las reformas energéticas al petróleo y las contrarreformas constitucionales.


Lo que hoy se mira en esta zona del Estado de Michoacán, tiene su origen durante los sexenios de Vicente Fox y de Felipe Calderón, donde cada quien hizo lo suyo; el primero propiciando a los llamados Templarios, seguido de la agresión a los trabajadores de la Siderúrgica “Lázaro Cárdenas” Las Truchas, lo que posibilitó la acción de grupos clandestinos de clara orientación derechizante.


Como reacción, Felipe Calderón propicia la atomización y enfrentamiento entre Apatzingán y la Ruana, principalmente. ¿Cuál fue el interés de polarizar así las cosas: el limón, su mercado, principalmente el embarque y transformación del mismo, toda vez que Apatzingán tiene la empacadora y domina el mercado, tanto interno, como externo de ese producto?


Era fácil, además de perverso, confundir y meter en rivalidades a los de La Huacana y a los de Apatzingán. Si este último enclave estuvo copado por los “Templarios”, como forma de arbitrar las cuestiones políticas y presupuestales del PRD, que se alzaba con el control del enclave municipal y de las representaciones federales; por abajo y por arriba de esa estructura, “Los Templarios”, como se les conoce, condicionaban la parte política con la fuerza armada y la intimidación, cuestión consentida por el gobierno federal de Vicente Fox, que no fue ajeno a este proceso, si vemos su postura en favor de la legalización de las drogas, y la escapatoria del “chapo”.


A grandes rasgos y de manera superficial, en estos elementos de la renta de la tierra, el ganado, el limón y el aguacate, logró hundirse y corromperse, no siempre por las buenas, todo intento democrático con participación directa de los habitantes, propietarios o no, de ambas regiones aquí mencionadas. La producción de Limón, por parte de Apatzingán, supera a la Huacana por más de 100 mil toneladas, ya que esta última tiene una producción de nomas de 50 mil de las mismas.


El doctor Manuel Mireles, se mueve en Tepalcatepec, no lejos de Apatzingán y equidistante de La Huacana, lugar este último donde la mano de Felipe Calderón se deja sentir con el claro intento de destruir las fuerzas sociales que se opusieron a su candidatura y a su mandato presidencial, como en casi todo el Estado de Michoacán.


Mireles es quien menos se inclina por la fórmula del paramilitarismo, que es lo que predomina en la forma de conducción de las gentes de Tepalcatepec, La Huacana y Vista Hermosa, aunque se movió al lado de ellos, sin aceptar totalmente los dictámenes del Comisionado Federal Castillo.


En forma parecida pasó en otro tiempo y en otro espacio geográfico, étnico e histórico entre los Indios Yaquis, a los que acaudillara “Cajeme”, (José María Leyva Pérez y su sucesor “Tetabiate”, el primero que sirviera al gobierno federal de entonces contra la intervención, pero al no asumirse totalmente a los intereses civiles de los llamados “Yoris”, cae de la gracia del poder y tiene un peor destino que el que hasta ahora le deparan al doctor Mireles.


¿Por qué lo mandan a Hermosillo, Sonora, a un centro de alta seguridad? Lo convierten en algo más “peligroso” de lo que no es, a pesar de su significación social sobresaliente.


¿Y para que se humilla a esos pobladores, exhibiéndolos arrodillados y amarrados en fila, tal y como se hacía con los Yaquis, mandados presos de Sonora a Yucatán, hace más de un siglo? Mala y peor aconsejada conducción política, quienes ordenan hacer eso. Yo no imagino al general Lázaro Cárdenas del Río, intentando pacificar esa zona mediante tales métodos fascistas. ¿Dónde se aprendió eso? ¿En Colombia, donde se ha “adiestrado” a cientos de policías desde el gobierno de Calderón y aún ahora?


De continuar con esos métodos, las cosas con toda seguridad empeorarán, al provocar a la sensibilidad rural de la población su total reprobación y rechazo.


 


 


 


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