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julio 11, 2015

Ansiada salida

De político y cosas peores. Por: Catón.


Ansiada salida


Un circo solicitó una contorsionista. Se preentó una muchacha que dejó sorprendido al empresario por su capacidad para torcer el cuerpo en posiciones increíbles.


“¡Fantástico, señorita! –exclamó el hombre–. ¿Dónde aprendió usted su arte? ¿En algún circo chino o ruso?”. “No –respondió ella–. Lo que pasa es que mi novio tiene un vocho”…


Frase antigua adaptada a la época moderna: “Errar es de humanos. Y también echarle la culpa a la computadora”… Panistas de viejo cuño –cuño, dije– afirman que Gustavo Madero ha llevado al PAN a su crisis más severa en los últimos años (desde 1939).


Su falta de liderazgo, su carácter atrabiliario y poco dado a la conciliación, sus pugnas personales, han provocado divisiones graves que tienen postrada a la organización.


El PAN fue llamado alguna vez “el partido de la gente decente”. Con las tristemente célebres “concertacesiones” empezó a dejar de serlo.


Al ganar la Presidencia hizo suyos todos los vicios del PRI, y últimamente ha copiado también el sistema de tribus del PRD, por los grupos que durante la gestión de Madero se han formado.


Debilitado por ese clientelismo, esas divisiones, y la pérdida de identidad y de valores, el PAN ya no es lo que era, y parece condenado a caer todavía más. Se ve imposible que pueda regresar a Los Pinos si no es para negociar algo.


Es una pena, pues está dejando en las no muy aptas manos de la Morena el único asomo de oposición real en este país.


Esperemos que la salida de Madero, esperada con ansiedad por muchos buenos panistas, sea el inicio de una nueva etapa en la existencia de ese partido, tan necesario en la vida pública de México…


El reverendo Amaz Ingrace, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite el adulterio a sus feligreses a condición de que no lo cometan en domingo), hizo con su esposa un viaje misional a Australia.


Al ir en su Land Rover por el campo vieron cosas que los escandalizaron. Cuando llegaron a la aldea fueron recibidos por el pastor Tukukino, encargado de la iglesia local.


“Hermano Tuku –le dijo consternado el reverendo Amaz–. Mi esposa y yo hemos visto aquí cosas más abominables aún que el Partido Verde.


Esas tremendas badomías nos conturbaron en tal modo que necesitamos con urgencia algún confortativo espiritual”. Replicó Tukukino juntando piadosamente las manos: “Oremos pues, hermano”.


“No me refiero a eso –se impacientó Ingrace– Hablo de algún licor potente, whisky o ron por ejemplo, que nos sosiegue el ánimo y nos devuelva la tranquilidad perdida”.


Preguntó el hermano Tukukino: “Pues ¿qué vieron que les causó tan gran perturbación anímica?”. “Vimos –dijo Amaz con voz grave– a un hombre haciendo cosas de carnalidad con un canguro”.


“Es natural” –respondió calmosamente Tuku. “¿Natural? –profirió Ingrace–. ¿Cómo puede ser natural un acto tan contrario a las leyes divinas y a los reglamentos de la Sociedad Protectora de Animales?”.


Añadió la esposa del pastor: “Sobre todo tomando en cuenta que el canguro no era nada atractivo”. “Lo que sucede –explicó el hermano Tukukino– es que los nativos que no tienen esposa recurren a los canguros para propósitos de sedación de la concupiscencia”.


“Eso está muy mal –declaró el pastor Ingrace–. Predicaré un sermón contra tan bárbara costumbre”. “No servirá de nada, hermano Amaz –suspiró Tuku–. Los nativos no lo entenderán, y los canguros menos”.


Prosiguió el pastor Ingrace: “Otra indignidad nos tocó ver. Frente a la taberna del pueblo un individuo con una pata de palo estaba satisfaciéndose a sí mismo en plena vía pública”.


Dijo con igual calma Tukunino: “También eso es natural”. “¡Uta! –exclamó con enojo el reverendo perdiendo toda compostura–. ¿Considera usted natural un acto así?”.


Intervino de nueva cuenta la esposa del pastor: “Sobre todo tomando en cuenta que el hombre no llevaba bien el ritmo”.


“No se habla aquí de música –la reprendió el pastor Amaz–, sino de moralidad. ¿Por qué considera usted, hermano Tukukino, que ese acto de onanismo también es natural?”. Replicó él: “Porque no esperará usted que un pobre hombre con una pata de palo pueda conseguirse su canguro”… FIN.



Ansiada salida