XD

Mostrando las entradas con la etiqueta Remedios. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Remedios. Mostrar todas las entradas

febrero 23, 2016

Celulitis evítala de manera natural, sigues estos pasos

(Celulitis evítala de manera natural, sigues estos pasos) %imagen%
Celulitis evítala de manera natural, sigue estos pasos
México, 23 de febrero de 2016.- Celulitis evítala de manera natural, sigue estos pasos, sólo necesitas un poco de ejercicio y una dieta equilibrada son suficientes para que la piel no pierda su buen aspecto.

Alimentos y bebidas dep
Ver nota completa: http://notimundo.com.mx/celulitis-evitala-de-manera-natural/

julio 17, 2014

Honran a Virgen de los Remedios

Crónicas de vargas por: Jorge Vargas Sánchez 


POLOTITLÁN, EDOMEX.- Cuando el cielo se abrió y los cohetes estallaron en su rostro, entre cánticos y muy contentos los peregrinos aventaron a un tiempo sus sombreros hacia lo alto, y luego los fueron aventando haciendo una ola que, ni ensayada habría sido tan vistosa. Tan bien se veía y tan bien estaba saliendo, que el Padre Lorenzo Armando los invitó a repetirla, y la repitieron. Y entonces la salida y el vuelo por tiempos de los sombreros eran como un acto de ilusionismo óptico.


Los peregrinos lo hicieron en honor de la Virgen de los Remedios, que tiene su Basílica en la comunidad Cerro Gordo, municipio de Victoria, Guanajuato, y que cada año llega a este lugar, para ser homenajeada por los romeros.


La entrada la imagen venerada fue en medio del estallido de cohetes, músicas de jaranas y violines, cánticos litúrgicos y la voz emocionada del Padre Lorenzo Armando, que le pedía a la gente “échenle porras a nuestra Madre”, y que, ya en esas, les decía que aventaran sin más sus sombreros al aire, y luego les ordenaba “vamos a hacer la ola; de aquí para allá”, y el surgimiento eventual de los sombreros poblaba el cielo, desde poco más acá del altar. Y cuando la ondulación había llegado hasta el fondo, les ordenaba a los de atrás regresar el saludo, y otra vez venían los sombreros hasta acá, mientras en el cielo continuaban estallando los cohetes, como si la fiesta religiosa apenas comenzara.


Los peregrinos llevaron en andas a la Virgen de los Remedios. Y cuando fue colocada en el Presbiterio, todavía emocionado el Padre Lorenzo Armando les decía a los peregrinos que ondularan sus sombreros, “para que saludemos a nuestra Madre”, y los peregrinos alzaban los brazos, agitaban los sombreros, mientras el contagio se esparcía por encima de sus cuerpos, y entonces el espectáculo visual parecía un acto sin fin.


Estando en esas, para qué preocuparse por la humedad del suelo del terreno si siempre es así en estos tiempos. O tan húmedo será, porque a unos metros está un pequeño bordo casi vacío, junto de lo que de pronto serán escombros de lo que habrá sido una hacienda, en cuyo entorno los alfalfares se esparcen sobre la tierra pródiga, esa cuyo paso fue detenido por las viejas edificaciones de enfrente, afuera de las cuales algunos peregrinos calentaban café, echaban tortillas al comal, y mientras conversaban, los olores de sus guisos matutinos inquietaban los estómagos todavía en ayunas de los romeros que iban llegando, los de los últimos grupos, a los que unos peregrinos guanajuatenses les pedían que “levanten sus sombreros, hermanos”, para que saludaran a la Virgen de los Remedios, que estaba al lado del camino, dentro de su vitrina de vidrio, y que luego sería trasladada hasta el altar, provocando el regocijo de los que caminan hasta la ciudad de México.


De lo que los caminantes sí se empezaron a preocupar, era de la advertencia que les hacía el Párroco de Agua Zarca, Presbítero Adrián Arvizu, quien fue el que presidió la Misa. Porque, recordándoles sus deberes religiosos, les decía que la única manera de ahuyentar al diablo es rezando El Rosario. Porque, les seguía diciendo, las cosas malas, las que hace el diablo, o las que nos provoca a hacerlas, se hacen en la oscuridad, en las tinieblas, al fin y al cabo el demonio viene de allá. Les decía también que dejaran de ver tanta televisión, que mejor se pusieran a rezar, pero que el rezo del Rosario se lo inculcaran a sus hijos, y si ellos objetaban acompañarlos, entonces que lo hicieran solos. “Si tus hijos no quieren -les decía-, con tu mujercita, agarra tu rosarito y empieza a rezar”.


La preocupación habrá sido mayúscula cuando el Sacerdote les decía que si deseaban percibir la fragancia de Cristo, que rezaran El Rosario en casa, pero si querían percibir “el olor a azufre, si quieren andar en el chisme, en las drogas, no recen. Pero si rezas, hazlo con el arma más poderosa: El Rosario”.


Tanto miedo se les habrá empezado a desvanecer desde el momento en que el Padre Gustavo Licon les dijo que en todas las parroquias estamos orando por ustedes. Les decía que mientras más fuerte es la oración, más certera es la bendición. Y hacía unas horas que el Padre había hablado de fuerza, cuando cayó lo que hasta parecía una tormenta bíblica: en unos minutos anegó la tierra, hizo de cuerpos humanos fantasmas en medio de la tempestad, y cuando amainó dejó como huella de su paso inesperado un montón de granizo.


A los que viven por aquí no les espantan estos aguaceros que caen sin piedad. En esta temporada de los techos de sus casas chorrean verdaderas cascadas, como algunas que de pronto bañan los taludes de la carretera. Es el agua que escurre de los remotos cerros que están enfrente del predio “Su Santidad Juan Pablo II”, donde los peregrinos homenajearon a la Virgen de los Remedios, a cuyas fiestas invitó el Padre Lázaro Armando, diciéndoles a los romeros que habrá una peregrinación hacia la Basílica de la imagen. Lo hicieron después de que el cielo de la mañana helada se había abierto, como adrede, para que los rayos solares disiparan el viento frío del amanecer, ese que obligó a los peregrinos a abrigarse. Aunque desde siempre estas tierras gélidas en esta temporada reciben a los peregrinos con chubascos, suelos anegados, cielos sin sol, como si fríos los cuerpos, estuvieran preparándose para arder de emoción, cuando dentro de cuatro días lleguen por fin a la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.


mayo 28, 2014

Remedios una damnificada indecisa

Remedios una damnificada indecisa


La mujer de 33 años habita en una casa de lámina sobre el vaso de la presa; se juega su suerte frente a la naturaleza junto a su esposo y cuatro hijos, el más pequeño es asmático


Jonathan Cuevas/API


Chilpancingo, Gro.- Hacen falta 10 láminas para cubrir totalmente el techo de su casa. Las que regaló el alcalde como parte de su “apoyo” a damnificados, no alcanzaron. En tanto, el hogar luce descubierto, sobre una pendiente que forma parte del vaso de la presa. Ahí vive doña Remedios Barragán Rojas de 33 años de edad; tiene cuatro hijos, el más pequeño es asmático y su esposo trae dinero “cuando hay trabajo”.


Su marido es ayudante de carpintero. Ella realiza trabajos domésticos; lava, plancha y limpia otros domicilios, porque al suyo hay poco que hacerle para que se note limpio, pues el piso es tierra y las paredes láminas de cartón. El techo, ni siquiera está completo.


Pero al final de cuentas una parte del techo de su vivienda es nuevo. Utilizaron las 10 láminas galvanizadas que les otorgó el presidente municipal a finales del año pasado, luego de que sufrieron la desgracia de ver inundada totalmente la humilde casa, consecuencia de la tormenta “Manuel”.


En Septiembre del año pasado, la familia completa salió a refugiarse en la escuela más cercana. Ahí era el albergue para damnificados que funcionó cerca de tres meses. Luego desapareció y decenas de familias tuvieron que retornar a sus devastadas casas. Quienes se quedaron sin casa, buscaron otro albergue o se ubicaron con algún familiar.


La familia de doña Remedios corrió con suerte (si así se puede definir), luego de que autoridades educativas les permitieron seguir viviendo en la institución a cambio de que fungieran como “veladores”, esto, ante los constantes robos que había en la escuela y la inoperancia de los tres niveles de gobierno.


La vivienda ubicada sobre el vaso de la presa “Cerrito Rico”, resultó totalmente inundada durante la temporada de lluvias que se agudizó en septiembre. Pero la vivienda sigue de pie y con ella, las ilusiones de doña Remedios que buscan seguir habitando el pequeño domicilio que con mucho trabajo construyó.


Regresó a su hogar hace una semana cuando le dieron las gracias por haber cuidado la escuela durante 8 meses. Está ahí a la buena de Dios y con el aval de la autoridad municipal.


A pesar de la desgracia, ella está contenta porque hace una semana le instalaron la luz eléctrica. Esto es al parecer, un indicio de que no será reubicada, por lo menos en las próximas semanas.


Ella misma lo confiesa al mostrar su desconfianza hacia las autoridades: “yo siento que no nos van a reubicar y por eso nos están poniendo aquí más servicios. Ya nos pusieron la luz que no teníamos y si nos fueran a reubicar no estuvieran poniendo más servicios”.


Pero al preguntarle si estaría dispuesta a irse a vivir al otro lado de la ciudad, fue de la urbanización que es donde pretenden reubicar a menos de la mitad de los damnificados; doña Remedios se muestra indecisa.


“La verdad eso he estado pensando. No sé si estará mejor allá porque para empezar no hay transporte. Mis hijos vienen a la escuela aquí cerca de mi casa y… ¿Cómo le haría yo entonces para trasladarme por la caseta ? No lo sé. Si se me enferma un hijo, ¿Cómo iré al hospital?”; cuestionó sin tener oportunidad a una respuesta.


Más aún destacó que tiene un hijo asmático, el menor de siete años, por lo que le preocupa que sin transporte público pueda hacer algo en caso de una emergencia. Por supuesto, ella no tiene posibilidades de adquirir un vehículo.


Doña Remedios, como muchos damnificados ha sido abrazada por la mala suerte. Hoy está llena de dudas a las que el gobierno no les da respuesta. Incluso dice que ni siquiera tiene la certeza de que será reubicada, pues a pesar de que fue censada por la Secretaría de Desarrollo Urbano, Territorial y Agrario (Sedatu); en lo que va del año ningún funcionario ha visitado la zona en la que habita.


Por ende, ninguna autoridad les ha clarificado cómo y cuándo serán reubicados. Solo recuerda que el año pasado meses después de la tormenta, cuando ya no había riesgo alguno y no podían enlodar sus zapatos; varios funcionarios y políticos visitaron la zona y se tomaron miles de fotografías.


Pero está en lo suyo. Analiza si deja que la reubiquen o no. Más aún piensa en que se iría a un nuevo predio supuestamente seguro donde al menos de inicio no tendrá servicios y, además vivirá en una casa más pequeña que la que hoy tiene, que tal vez será bonita, pero junto a su familia estará más apretada y sin opción para hacer modificaciones a la vivienda, por el débil material del que están hechas.


Pero cuando piensa en que será reubicada también le surgen las dudas. “Uno ya no confía tanto en las autoridades. Al final de cuentas hacen lo que les conviene”, lamenta.


Pero lejos de lo que quiere, hoy doña Remedios tiene que preocuparse por salvaguardar a sus hijos. Además de la lucha diaria por la comida, tiene que estar alerta del nuevo temporal de lluvias que ya inició, y que provoca que poco a poco, el nivel del agua de la presa crezca.


Con las primeras lluvias de este temporal, el agua creció un metro aproximadamente. Se da cuenta y entre más crece el nivel del agua, su casa se nota más abajo. Hay unos 10 metros de distancia del agua a su casa, diez metros que si llueve como el año pasado, no servirían de nada.


Ahí duerme con el riesgo que eso implica. Sus hijos de 14, 12, 10 y 7 años, también se rifan la vida por necesidad. Ellos colaboran en los ingresos de la casa. Saben tocar instrumentos y conforman un grupo musical con el que de vez en cuando tienen trabajo.


Con el dinero que ellos ganan, sumado al de doña Remedios y su esposo, juntan entre mil y mil 500 pesos a la semana. Con ellos tienen que comer, vestir, pagar estudios y otras necesidades básicas como el agua que logran tener solo a base de pipas que les cobran 20 pesos por llenarles dos tambos de aproximadamente 40 litros cada uno.


Ahora también pagarán el servicio de luz eléctrica que recientemente, gracias a la intervención del Ayuntamiento les instalaron.