(John Lennon: honran con submarino amarillo, Nueva York)
John Lennon: honran con submarino amarillo, Nueva York
Nueva York, 30 de julio de 2015.- Honran a John Lennon con submarino amarillo en Nueva York, después de casi 40 años de obtener su permiso de residencia.
Además, muestran en Manhattan su nombre un submarino amarillo y su imagen propia al ti
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XD
julio 30, 2015
John Lennon: honran con submarino amarillo, Nueva York
julio 17, 2014
Honran a Virgen de los Remedios
Crónicas de vargas por: Jorge Vargas Sánchez
POLOTITLÁN, EDOMEX.- Cuando el cielo se abrió y los cohetes estallaron en su rostro, entre cánticos y muy contentos los peregrinos aventaron a un tiempo sus sombreros hacia lo alto, y luego los fueron aventando haciendo una ola que, ni ensayada habría sido tan vistosa. Tan bien se veía y tan bien estaba saliendo, que el Padre Lorenzo Armando los invitó a repetirla, y la repitieron. Y entonces la salida y el vuelo por tiempos de los sombreros eran como un acto de ilusionismo óptico.
Los peregrinos lo hicieron en honor de la Virgen de los Remedios, que tiene su Basílica en la comunidad Cerro Gordo, municipio de Victoria, Guanajuato, y que cada año llega a este lugar, para ser homenajeada por los romeros.
La entrada la imagen venerada fue en medio del estallido de cohetes, músicas de jaranas y violines, cánticos litúrgicos y la voz emocionada del Padre Lorenzo Armando, que le pedía a la gente “échenle porras a nuestra Madre”, y que, ya en esas, les decía que aventaran sin más sus sombreros al aire, y luego les ordenaba “vamos a hacer la ola; de aquí para allá”, y el surgimiento eventual de los sombreros poblaba el cielo, desde poco más acá del altar. Y cuando la ondulación había llegado hasta el fondo, les ordenaba a los de atrás regresar el saludo, y otra vez venían los sombreros hasta acá, mientras en el cielo continuaban estallando los cohetes, como si la fiesta religiosa apenas comenzara.
Los peregrinos llevaron en andas a la Virgen de los Remedios. Y cuando fue colocada en el Presbiterio, todavía emocionado el Padre Lorenzo Armando les decía a los peregrinos que ondularan sus sombreros, “para que saludemos a nuestra Madre”, y los peregrinos alzaban los brazos, agitaban los sombreros, mientras el contagio se esparcía por encima de sus cuerpos, y entonces el espectáculo visual parecía un acto sin fin.
Estando en esas, para qué preocuparse por la humedad del suelo del terreno si siempre es así en estos tiempos. O tan húmedo será, porque a unos metros está un pequeño bordo casi vacío, junto de lo que de pronto serán escombros de lo que habrá sido una hacienda, en cuyo entorno los alfalfares se esparcen sobre la tierra pródiga, esa cuyo paso fue detenido por las viejas edificaciones de enfrente, afuera de las cuales algunos peregrinos calentaban café, echaban tortillas al comal, y mientras conversaban, los olores de sus guisos matutinos inquietaban los estómagos todavía en ayunas de los romeros que iban llegando, los de los últimos grupos, a los que unos peregrinos guanajuatenses les pedían que “levanten sus sombreros, hermanos”, para que saludaran a la Virgen de los Remedios, que estaba al lado del camino, dentro de su vitrina de vidrio, y que luego sería trasladada hasta el altar, provocando el regocijo de los que caminan hasta la ciudad de México.
De lo que los caminantes sí se empezaron a preocupar, era de la advertencia que les hacía el Párroco de Agua Zarca, Presbítero Adrián Arvizu, quien fue el que presidió la Misa. Porque, recordándoles sus deberes religiosos, les decía que la única manera de ahuyentar al diablo es rezando El Rosario. Porque, les seguía diciendo, las cosas malas, las que hace el diablo, o las que nos provoca a hacerlas, se hacen en la oscuridad, en las tinieblas, al fin y al cabo el demonio viene de allá. Les decía también que dejaran de ver tanta televisión, que mejor se pusieran a rezar, pero que el rezo del Rosario se lo inculcaran a sus hijos, y si ellos objetaban acompañarlos, entonces que lo hicieran solos. “Si tus hijos no quieren -les decía-, con tu mujercita, agarra tu rosarito y empieza a rezar”.
La preocupación habrá sido mayúscula cuando el Sacerdote les decía que si deseaban percibir la fragancia de Cristo, que rezaran El Rosario en casa, pero si querían percibir “el olor a azufre, si quieren andar en el chisme, en las drogas, no recen. Pero si rezas, hazlo con el arma más poderosa: El Rosario”.
Tanto miedo se les habrá empezado a desvanecer desde el momento en que el Padre Gustavo Licon les dijo que en todas las parroquias estamos orando por ustedes. Les decía que mientras más fuerte es la oración, más certera es la bendición. Y hacía unas horas que el Padre había hablado de fuerza, cuando cayó lo que hasta parecía una tormenta bíblica: en unos minutos anegó la tierra, hizo de cuerpos humanos fantasmas en medio de la tempestad, y cuando amainó dejó como huella de su paso inesperado un montón de granizo.
A los que viven por aquí no les espantan estos aguaceros que caen sin piedad. En esta temporada de los techos de sus casas chorrean verdaderas cascadas, como algunas que de pronto bañan los taludes de la carretera. Es el agua que escurre de los remotos cerros que están enfrente del predio “Su Santidad Juan Pablo II”, donde los peregrinos homenajearon a la Virgen de los Remedios, a cuyas fiestas invitó el Padre Lázaro Armando, diciéndoles a los romeros que habrá una peregrinación hacia la Basílica de la imagen. Lo hicieron después de que el cielo de la mañana helada se había abierto, como adrede, para que los rayos solares disiparan el viento frío del amanecer, ese que obligó a los peregrinos a abrigarse. Aunque desde siempre estas tierras gélidas en esta temporada reciben a los peregrinos con chubascos, suelos anegados, cielos sin sol, como si fríos los cuerpos, estuvieran preparándose para arder de emoción, cuando dentro de cuatro días lleguen por fin a la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.