XD

Mostrando las entradas con la etiqueta López Portillo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta López Portillo. Mostrar todas las entradas

noviembre 18, 2015

Pobladores incendian comandancia en Tehuantepec

(Pobladores incendian comandancia en Tehuantepec) %imagen%
Pobladores incendian comandancia en Tehuantepec
Oaxaca, 18 de noviembre de 2015.- Pobladores incendian comandancia en Tehuantepec de las colonias de López Portillo y Benito Juárez del mismo poblado donde habitan.

Informan que incendiaron la comandancia de la policía municipal, así como cinco mo
Ver nota completa: http://notimundo.com.mx/pobladores-incendian/

junio 01, 2015

El PAN cotidiano

Diario de un Nihilista. Por: Alfredo García.


El PAN cotidiano


El pan cotidiano. La corrupción no terminará con una cruzada mediática ni con una cacería de brujas. Naturalmente, no acabará de la noche a la mañana. Hará falta un combate institucional, sistemático, como el que ahora se intenta.


Sus frutos serán escasos y parcos, inclusive tardíos. Un cáncer que toca a la médula de la nación no podrá extirparse de súbito, sin un riesgo serio para la propia vida nacional.


La transición democrática duró un cuarto de siglo y aún no está consolidada. La política de transparencia y el combate a la corrupción tardará por lo menos un período igual hasta conseguir resultados dignos de consideración.


Es evidente que se emprende con vistas a brindar confianza y estabilidad a la inversión extranjera, sobre todo en el campo de los energéticos y las comunicaciones. Sin embargo, se la ha enlazado desde ahora con la transición democrática, con el propósito de sanear a la clase política. Las campañas electorales de este año se han tejido en torno al tema de la corrupción, que está presente en todos los spots de los partidos y singularmente en la disputa por las gubernaturas de Nuevo León, Sonora y Michoacán.


A la larga, hará falta profesionalizar la carrera política, esto es, institucionalizar el llamado chapulineo y permitir que las personas dedicadas a esta actividad puedan reelegirse indefinidamente en las diputaciones locales y federales, así como más de dos veces en las alcaldías y gubernaturas.


Debemos superar nuestro escepticismo: más vale bueno por conocido que malo por conocer.


Tomando la política como una profesión y un modus vivendi, los políticos tendrán que superar asimismo el patrimonialismo que los lleva a enriquecerse durante tres o seis años, de una manera tal que heredan bienes mal habidos hasta a la tercera y cuarta generación de sus familias.


Los mecanismos de transparencia y de combate a la corrupción se encargarán de que cualesquier político, perteneciente o no a la familia Gutiérrez, De las Fuentes, Moreira, Cárdenas, Hank, etcétera se desempeñen correctamente en sus funciones.


La inédita cruzada debe tocar asimismo a la clase empresarial, que es la gran corruptora de la clase política.


Dicha clase, que por su mezquindad y su mediocridad quedará en desventaja ante los inversionistas extranjeros, se topará a sus espaldas con el muro de Hacienda, al que ha burlado durante tres cuartos de siglo, y que la dejará ahora sí aplastada y exangüe.


Son ellos quienes más sufrirán con la política de anticorrupción. Así como los varios millones de profesionistas de clase media, que todavía quedan, quienes gracias a los ingeniosos y enredados mecanismos de la corrupción se han hecho del dinero suficiente para pagar el abono y la gasolina de una camioneta del año, una casa no de Infonavit, así como las exageradas colegiaturas de sus hijos en escuelas católicas.


Que se pongan a rezarle desde ahora a su partido político favorito, porque la lucha contra la corrupción parece que viene en serio y que empezará desde abajo: millones de cabezas aportan más multas que un solo pez gordo.


Recordemos aquella frase de la época de López Portillo, cuando se anteponía la palabra todo a cualquier lema u eslogan: “La corrupción somos todos”. Sí, la corrupción es una rémora que padecen todos los países, los subdesarrollados y los hiperdesarrollados, fundamentalistas o democráticos, desde El Vaticano hasta Israel, desde Rusia hasta Estados Unidos.


No es una cosa propia de México y de Italia, como quieren hacer creer los yanquis, al igual que la mafia, la comida suculenta, el catolicismo, el apego a la madre y a la querida, el talante emocional y arbitrario, etcétera.


En un país como el nuestro, se hace obligatoria la pregunta: ¿quién le pondrá el cascabel al gato de la corrupción? ¿Las ratas o los ratones?…


Alfredo García



El PAN cotidiano