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febrero 19, 2017

El pecado de Slim

El pecado de Slim

Libertad y Justicia. Por: Javier Livas.

Hace casi 25 años (26/04/92) publiqué “Atracados”. Decía: “El Grupo Carso compró las acciones de voto (de Telmex) en USD $775 millones. Un año tres meses después se cotiza en USD $7,615 millones.” Le llamé “escandaloso atraco” y “la operación más inmoral y cuantiosa”. Asómbrense, ese no es el pecado del que voy a hablar.

El control de Telmex traía incluidas las nueve concesiones que hacían de Telcel la única red celular verdaderamente nacional. Eso convirtió al ingeniero Carlos Slim en uno de los hombres más ricos e influyentes del planeta, y le ha permitido codearse al tú por tú con Steve Jobs (+), Bill Gates, Larry Ellison, Mark Zuckerberg y otros titanes forjadores de la modernidad.

Slim tuvo la audacia de arrebatar la compra de Telmex al Grupo Alfa. Una llamada de Los Pinos los obligó a ceder. ¿Por qué Alfa aceptó este dedazo? Escapa mi comprensión y prefiero no especular.

Cuando el ingeniero Slim recientemente nos aconsejó unirnos todos en torno al presidente Enrique Peña Nieto, tomé el consejo con la misma fuerza de una campanada llamando a misa y le mandé un video respuesta por Facebook, que claro que no ha contestado.

Sin embargo, el pecado sin bautizar cometido por el ingeniero Slim no es la compra de Telmex. El pecado consiste en que sus decisiones de negocios retrasaron el desarrollo industrial, comercial, cultural, educativo de México. Nunca quiso instruirse del significado y enorme trascendencia del surgimiento de la “nueva economía”.

El ingeniero Slim decidió ignorar que las comunicaciones rompen todas las limitaciones de la economía tradicional para convertirse en aceleradoras del crecimiento y del desarrollo. ¡Carambas, ignoro si Slim habla inglés, pero el libro de Paul Hawken es de 1983!
El ingeniero Slim se apertrechó tras sacarse la doble lotería. Telmex estuvo en posición de dominar Internet con su red de cobre.

Luego, haciendo sinergia con clientela de Telmex, la empresa Telcel se convirtió en número uno en servicios de voz y luego datos. Renovaciones nada transparentes de sus concesiones lo catapultaron a la envidiable posición de monopolizar el desarrollo de todo un sector económico. De allí al estrellato como inversionista internacional.

Esto que me atrevo a escribir está documentado. Puedo entender que el ingeniero haya nacido en la década equivocada o desarrollado puntos ciegos en el entendimiento, pero el ingeniero se cerró a los expertos. No solo eso, combatió y litigó y difirió con todo su apabullante poder económico, mediático y político la expansión de las comunicaciones. Por eso Corea nos mandó KIA y no al revés.

Slim puso su contrato-concesión por encima de las leyes. Se rehusaba a planear para beneficio de todos. Según él, checadito, no invertía porque sus estudios le decían “que no había mercado”. Nunca entendió que en la “nueva economía” existen algunos sistemas que “generan su propia demanda”. Haz el túnel y la gente cruzará el cerro

Todavía en 2002 Bill Clinton, en el Campestre de Monterrey, exhortó a apostarle todo a la telefonía celular como un multiplicador y acelerador del desarrollo del país. Tonto Clinton, que sabía eso pero no sabía lo que Slim sabe de chicharrones.
La cerrazón de una sola persona nos costó dos décadas de atraso. México es el país del lento aprendizaje colectivo. Todos estos pecados están en el pasado. El gran pecado del ingeniero sería que como acto de contricción se sume de nueva cuenta a la campaña de López Obrador.

Si he criticado la ceguera de Slim y su costo, la ignorancia, ceguera y cerrazón de Andrés se cuece en las grandes ligas de “Para Ripley”. Slim ya nos hizo un gran daño los últimos 25 años pero es un pecado enterrado. Ahora le ruego, imploro, suplico y conmino respetuosamente, a que su poder, influencia en los medios y toneladas de efectivo, no sean el gran multiplicador de las desgracias de México en 2018. Ese pecado sí que no, por favor.

Correo:

javierlivas@prodigy.net.mx   

mayo 06, 2015

Grupo Slim regresa a Televisa

La historia en breve. Por: Ciro Gómez Leyva.


Grupo Slim regresa a Televisa


Joaquín López-Dóriga pareció celebrarlo con una ligera, brevísima sonrisa y un “continuamos”. Fue en un intercorte del Noticiero del lunes. Sin que ninguno de los dos consorcios acompañara el hecho con un boletín de prensa o una declaración, sin aviso previo, Telcel volvía con un anuncio a la pantalla del Canal de las Estrellas.


Terminaba el “boicot comercial” de 51 meses de Grupo Carso contra Televisa. Puede decirse que termina con un triunfo para la televisora. Y también para el grupo de la familia Slim.


La historia es conocida. Las tensiones entre Televisa y Grupo Carso reventaron el 1 de febrero de 2011 con el retiro de la publicidad. Grupo Carso alegaba que no aceptaría el aumento de 20% en las tarifas impuesto por Televisa, pero a los pocos días quedó claro que el asunto iba más allá.


Se trataba de un pleito público, sonoro y en los tribunales. Fue el momento de los cintillos y los desplegados en los diarios, de los spots ofensivos, las denuncias ante la Comisión Federal de Competencia y contra la participación de Telmex en la sociedad Dish México (que Telmex negó siempre).


El 2011 fue un año de una agresividad extraordinaria, el punto más alto de la confrontación, al menos en público. La llegada del nuevo gobierno y la inminencia de una reforma a la Ley de Telecomunicaciones aquietaron las aguas.


A principio de 2014, el flamante Instituto Federal de Telecomunicaciones determinó que Televisa era agente preponderante en televisión abierta y América Móvil en telecomunicaciones. La ley se aprobó semanas después. Los dos consorcios redefinieron estrategias. Un conflicto como el de 2011 parecía no tener demasiado sentido.


Las empresas de Grupo Carso siguieron reportando números espectaculares y se multiplicaron las noticias sobre la diversificación en territorios y ramos, como el energético, con la consolidación de Carso Oil & Gas.


Televisa continuó con su exitosa marcha en contenidos y telecomunicaciones, rotundamente expresada en las cifras del primer trimestre de 2015: crecimiento de 17% en las ventas y 52% en las utilidades, respecto del mismo periodo del año anterior.


Ni Televisa necesitó en esos 51 meses a Grupo Carso como anunciante, ni Grupo Carso se desinfló al ausentarse de las pantallas y medios de Televisa.


Quizá el inminente arribo de AT&T al mercado mexicano (se habla de paquetes y tarifas que, literalmente, revolucionarán el negocio) motivó a Grupo Carso a ponerle punto final al “boicot” contra Televisa.


Los directivos de excelencia en ambas empresas habrán comprendido que las condiciones y los tiempos son otros. Y que una guerra como la de 2011 es fútil. Es historia.


A su manera, los dos pueden considerarse ganadores.


MENOS DE 140 ¿De dónde está saliendo tanto dinero para la campaña de Silvano Aureoles? ¿Del Gobierno Federal.



Grupo Slim regresa a Televisa