Nación Petatiux. Por: Enrique Abasolo.
Gran jefe burro Jocoso
A falta de una palabra en español, recurriremos a la voz inglesa, aunque también de orígenes inciertos, “pidgin”.
Un pidgin se refiere a una versión simplificada de una lengua, que surge de la necesidad comunicativa de individuos o grupos que no comparten el mismo idioma.
Cuando un foráneo se avecinda en otras tierras y desconoce el idioma del lugar, comenzará a construir frases de supervivencia con un mínimo de vocabulario, articulado generalmente con una gramática bastante peculiar, pues sin duda estará más emparentada con la de su lengua materna. Eso es un pidgin.
Tenemos por ejemplo a los amigos asiáticos que desde la milenaria China se mudan a nuestro País en búsqueda de una prosperidad que allá se les niega.
Dejemos de lado los chistes de chop suey canino (ya nos cobraremos la afrenta sirviéndoles un menudo hecho con sus preciosos osos panda), lo que trato de evocar es la manera en que se las arreglan para ofrecer sus servicios y hacer todas sus operaciones comerciales con un vocabulario tan limitado y una nula sintaxis. Sí, es probable que los imitemos, hagamos chistes crueles sobre sus rudimentos comunicativos y hasta los convirtamos en un cliché, no obstante, ese español embrionario y apenas suficiente es lo que llamaríamos un pidgin.
Los pidgins como vemos son un fenómeno real de la interacción humana, pero dado que se convierten en un estigma cultural, en un estereotipo, son reproducidos por las artes y el entretenimiento a veces de una manera que puede ser considerada ofensiva. Veamos un caso:
El valiente, inteligente, sereno y siempre fiel súper cuate del Llanero Solitario, el nativo americano Tonto (“Toro” en la adaptación al español por obvias razones) es todo lo que podría pedirse de un amigo y más:
No sólo es una invaluable ayuda para el enmascarado de las balas de plata en su lucha contra la injusticia (de ser realmente solitario no habría sobrevivido a su primera misión).
El compañero nativo también cocina, baña a los caballos, lleva la contabilidad, paga los recibos, surte el garrafón del agua y le cuenta antiguas leyendas de su tribu al Llanero cada noche a la luz de la fogata antes de ir a dormir, amén de ser su mentor filosófico y entrenador personal.
No obstante esta convivencia diaria y su probada inteligencia, “Toro” jamás ha dominado la sintaxis de la lengua que habla el señor don Solitario, y siempre construye sus oraciones con verbos que no están conjugados y sin artículos:
“Allá a lo lejos, Kemosabe. ¡Mirar! Banda de Tex Mal Pex estar robando ganado otra vez”.
Y pese a tratarse de un personaje al que siempre se le mostró intrépido, listo y aliado en todo momento del estado de derecho, al decir de algunos sectores de la comunidad nativa norteamericana, esta representación resultaba denigrante. ¿Por qué? Por su manera de hablar, por hablar un pidgin.
Entendamos algo. No es motivo de oprobio que alguien hable un pidgin, ni siquiera presentarlo como cliché o estereotipo es tan terrible como hacer escarnio de aquello que surge de la tan humana necesidad de comunicarnos.
Y claro, siempre van a existir cretinos que encuentren risible estas expresiones lingüísticas y hasta las comenten como anécdotas dignas de carcajada. Sí, es lo que se espera de gente ordinaria, inculta, sin preparación. Pero viniendo (en una plática de mirreyes) del Presidente de un Organismo Federal que se supone está fundado en la equidad y el espíritu igualitario de la democracia… ¡Carajo!
Así que en el pidgin apache-chichimeca, que tan bien se le da al Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, le voy a enviar el siguiente mensaje:
Saludos, oh, Gran Jefe INE, Burro Jocoso.
Gran pesar provocar en mi pueblo burlas y ofensas que tú hacer sobre nuestra gente.
Nuestras caras no sonreír, nuestros dioses enojados. Implorar sangre… o por lo menos tu renuncia, Burro Jocoso, para que así antiguos espíritus en paz y todos contentos con sacrificio.
Tu ignorancia no sorprender, pero sí encabronar… ¡Y mucho!
Nosotros mucho lamentar espionaje viole derechos de Burro Jocoso, pero así ser aquí desde que hombre blanco venir a imponer su ley. No escudarse en eso.
Tú tener gran cargo, gran honor, gran salario, pero no dejar de ser gran pendejo, Burro Jocoso.
Si tener dignidad, presentar renuncia o de lo contrario mi pueblo pintarse cara de guerra para ir por cabellera.
Atte: Un Indio quiere llorar.
P.D. Hacerme gran favor de ir a saludar a la más sabia, antigua y venerable de tu tribu, Burro Jocoso.
petatiux@hotmail.com
Gran jefe burro Jocoso