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agosto 07, 2015

‘Manlio Fabio Beltrones en Coahuila (I)’

Panóptico. Por: Luis García Abusaíd.


‘Manlio Fabio Beltrones en Coahuila (I)’


Manlio Fabio Beltrones llega al PRI y retumba desde sus centros la sucesión gubernamental en Coahuila.


Pragmático, Enrique Peña Nieto, soslayó a Aurelio Nuño, el otro finalista, por incumplir con dos exigencias estatutarias para ser presidente del partido: No es militante y, por tanto, nunca ha sido dirigente partidista.


También fallaba en una tercera, no escrita: Nuño no garantizaba a Peña Nieto la fortaleza electoral requerida por el PRI, para blindar su sexenio y asegurar la victoria tricolor en 2018.


Astuto, Peña Nieto abre la baraja de su propia sucesión, sin abandonar la intención de acotar las esperanzas presidencialistas de Beltrones.


Su tarea consiste ahora en refinar las cualidades de Nuño y, de ser posible, enderezar la abollada reputación de Luis Videgaray, Miguel Osorio y Eruviel Ávila. No tiene otra opción, excepto engordar su famélica caballada y escudriñar cada paso de Manlio Fabio.


¿Qué repercusiones tiene la llegada de Beltrones al PRI, para los políticos interesados en incidir o competir por la gubernatura de Coahuila?


Hasta hace una semana, Miguel Riquelme avanzaba sin contratiempo aparente arropado por la estructura del PRI, del Magisterio, de los Burócratas y de la UAdeC.


Mientras Javier Guerrero trabajaba para liderar otra opción, en alianza con Hilda Flores Escalera, Enrique Martínez y Martínez, Enrique Martínez Morales y José María Fraustro.


Jericó Abramo, por su lado, intentaba un camino aparte protegido por Humberto Moreira. Y Alejandro Gutiérrez, quien hasta la semana pasada se dejaba querer por los políticos antes mencionados, hoy sonríe con descaro.


Y tiene razón. Hoy, el ajedrez político es otro. Gutiérrez, alfil del sonorense, fortalece su capacidad para incidir en el nombre del candidato y cobrar las afrentas recibidas por Martínez y Martínez en 1999.


Cuando éste le prometió apoyarlo para ser gobernador en 2005, si declinaba a favor de su candidatura rumbo a la gubernatura del estado. Alejandro lo hizo. Enrique nunca le cumplió.


Abramo está en una posición difícil:


Para fortalecer sus aspiraciones, está obligado a deslindarse de Humberto Moreira, persona malquerida por Manlio Fabio. El cual, no olvida los agravios sufridos por Humberto cuando éste como presidente del PRI nacional lo aplastó para pavimentar el camino de Peña Nieto rumbo a la candidatura presidencial.


Como prólogo a su venganza, Beltrones mismo, en compañía del panista Federico Doring y Armando Guadiana explotó la bomba de la megadeuda en junio de 2011.


Por ello, cualquier intento de Moreira por regresar a la política priísta, o de utilizar su estructura para impulsar las “ansias independistas” de otros priístas, serán duramente castigadas.


Y si desde los juzgados de San Antonio, Texas, cayese la guillotina sobre la cabeza de Humberto, Manlio Fabio no movería un dedo. Lo dejaría morir sólo.


De la decisión de Jericó depende ser “el caballo negro”, en alianza con Alejandro y Manlio Fabio. O continuar siendo, como hasta ahora, un remedo de candidato sin posibilidades reales (Continuará).



‘Manlio Fabio Beltrones en Coahuila (I)’