4 periodistas muertos
Contraesquina/Salpicón. Por: Jesús R. Cedillo.
Lo voy a dejar por escrito sólo para que no se olvide. En lo personal, quien redacta la presente nota no cree absolutamente en eso de “condenar enérgicamente”, “alzar fuerte la voz”, “denunciar la injusticia” y toda esa retahíla de frases simplonas, políticamente correctas, pero hueras. No creo en ello.
Escribo lo siguiente porque en esto sí creo: dejarlo por escrito una y otra vez hasta que todos, toda la sociedad tome conciencia, voz y se una con un común denominador: exigir justicia. ¿Exigir justicia a quién? A las autoridades. A nadie más.
Voy por partes: un periodista no puede meter al “bote” a un político (que los ciudadanos lo piden y exigen) por un motivo: no somos jueces. Un periodista no puede decretar la horca para los burócratas o banqueros de cuello blanco que roban a manos llenas, porque no somos verdugos.
Pero en una sociedad harta de injusticas e impunidad, en los periodistas no pocas veces recae una petición: que seamos jueces, investigadores, magistrados y también, al final del día, verdugos. Y caray, cómo no estar tentados a serlo, cuando los hechos, los infaustos y sangrientos superan la ecuanimidad, cordura y asombro de todo mundo. Ahora sí, de todo el mundo. Mas en esta porción bárbara que llamamos América Latina.
Aquí, nadie está a salvo. Se asesinan periodistas (México y Perú), se multa millonariamente a poetas e intelectuales críticos (Ernesto Cardenal en Nicaragua), se asesinan activistas del medio ambiente (Honduras). Nadie está a salvo.
Tres noticias infaustas que no tienen final feliz y en un solo mes. En México, como siempre y en este pasado mes de marzo, tres periodistas fueron asesinados. En los primeros días fue asesinado a tiros el reportero Cecilio Pineda, colaborador del diario La Jornada Guerrero. Fue asesinado por dos tipos que se transportaban en una motocicleta.
Fue muerto en Ciudad Altamirano. Es el primer periodista asesinado en este 2017. Ya se abrieron las indagatorias del caso, tanto por la Fiscalía de Guerrero como por la PGR federal. Ya también se manifestaron los compañeros reporteros de aquellos rumbos y se exclamaron las frases de siempre por todos los actores involucrados: “Alto a los asesinatos de periodistas” y un largo etcétera.
La Fiscalía dijo abrió las investigaciones para “encontrar a los responsables de tan deleznable hecho y llevarlos ante la justicia”. ¿Lo ve? Lo de siempre. Hay una cosa terriblemente cierta: el compañero reportero, Cecilio Pineda, está muerto, fue asesinado a tiros..
ESQUINA-BAJAN
El 19 de marzo, la misma historia pero ahora en literal territorio comanche, como lo es todo México, vaya. En el Estado de Veracruz murió también a balazos el compañero Ricardo Monlui. Cuatro días después, la puntilla. En Chihuahua, feudo del gobernador panista Javier Corral, a tiros, de ocho balazos fue muerta al salir de su domicilio la reportera Miroslava Breach en su camioneta.
La compañera tenía 54 años y era corresponsal del diario defeño La Jornada y una de las redactoras principales del diario Norte de Ciudad Juárez. Se especializaba en temas de seguridad y política. Sin duda, un germen explosivo.
En Perú se “mexicanizaron”, para decirlo de alguna manera. El 4 de marzo se dio la noticia de que se había encontrado desmembrado, y en una maleta a la cual le habían prendido fuego, los restos de José Yactayo, un periodista harto conocido y querido, pionero de la televisión peruana.
Tenía 55 años Pepe Yactayo había recorrido todo el espectro de los medios electrónicos posible: camarógrafo, editor, productor. Hoy está muerto. La prensa internacional ha dado la noticia sorprendida de la “crueldad del crimen”.
La cabeza y las piernas fueron cercenadas, el cuerpo fue metido en una maleta, se le prendió fuego y fue arrojado en un canal de riego. Pero una lluvia se hizo presente apagando las llamas y un campesino advirtió el hecho y dio aviso a las autoridades. Éstas dieron la noticia: era el periodista Pepe Yactayo.
La organización internacional Artículo 19 de nueva cuenta ha informado y puesto al día lo que usted y yo sabemos: durante el mandato de Enrique Peña Nieto suman ya 30 periodistas asesinados. Y no, no estamos en guerra como en Irak, Siria o Bangladesh. Desde el año 2000, van 124 reporteros asesinados (CNDH).
Y lo políticamente correcto se ha hecho en la Ciudad de México: en el Senado y la Cámara de Diputados se guardó un minuto de silencio por el atroz asesinato de la periodista.
Las palabras no pueden parar tanta bala. De última hora, dos periodistas baleados más y otro muerto: Israel Hernández de Imagen del Golfo, y Armando Arrieta, en Poza Rica, Veracruz. Lo impensable, cerró el Norte de Ciudad Juárez. Y en La Paz, BCS, mataron de 15 tiros al periodista Maximino Rodríguez.
LETRAS MINÚSCULAS
Nada, nada cambia. Lo admito: nada va a cambiar. Pero lo dejo por escrito al menos, para que esto jamás se olvide…