El privilegio de opinar. Por: Manuel Ajenjo.
El candidato lagrimita
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó la decisión que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) tomó el pasado 4 de abril y determinó que Guillermo Cienfuegos, mejor conocido como el payaso Lagrimita, podrá presentarse como candidato independiente a la alcaldía de Guadalajara en las elecciones del próximo domingo.
Guillermo Cienfuegos compiló 26,000 firmas de apoyo ciudadano, 2,113 más de las 23, 887 correspondientes a 2% del padrón electoral tapatío que exige la ley, las entregó en tiempo y forma -hasta envueltas para regalo- pero el organismo rector de lo electoral en Jalisco le anuló 3,111 de ellas por inconsistencias como la de que pertenecieran a ciudadanos de otros municipios y estados.
Inclusive, no me haga mucho caso, pero creo que algunas fueron eliminadas con el argumento de que los apoyadores tuvieran mala letra o se llamaran Diódoro, Caralampio, Petronilo, Pocahontas o Virgen.
Nombres que están prohibidos por la Ley del Registro Civil de Sonora, pero que fue adoptada, para ésta única ocasión, por el órgano electoral jalisciense.
Son muchos los pretextos que pueden esgrimirse cuando se trata de anular una candidatura extravagante o incómoda.
La anulación del deseo de Guillermo Cienfuegos a figurar como candidato independiente a la alcaldía de Guadalajara se dio porque le faltaron 998 firmas para poder competir con Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano (MV), Ricardo Villanueva del PRI, Alfonso Peterson del PAN y Celia Fausto del PRD a quienes imagino.
El día que el IEPCJ emitió su veredicto negativo para el payaso, rodear a Lagrimita y corear de manera burlona: ¡Quiere llorar! ¡Quiere llorar! A lo que el clown contestó con su acostumbrada frase: Pero no me dolió.
Lagrimita impugnó la decisión con base en que el Código Electoral de Jalisco estipula que en caso de haber inconsistencias en las firmas de apoyo ciudadano el solicitante rechazado tiene 48 horas para subsanar errores u omisiones.
Como el Instituto Electoral de Participación Ciudadana de Jalisco no cumplió con ésta formalidad, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación consideró que fueron violados los derechos políticos del payaso.
Además, en su fallo electoral, el tribunal consideró que presentar 1.91 % de firmas válidas se apega a los estándares nacionales exigidos a los candidatos independientes.
En razón de lo anterior, el viernes pasado, la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral le comunicó al ciudadano cuyo trabajo lo hizo adoptar el apodo del producto de la glándula lagrimal en diminutivo, dos noticias, una buena y otra mala. La buena: podrá presentar su candidatura independiente a la alcaldía de la Perla de Occidente. La mala: sólo le quedan tres días para hacer campaña.
Otro inconveniente que se presentó por la tardía resolución es la impresión de las boletas con el nombre del candidato rechazado y ahora admitido, proceso que costará dos millones y medio de pesos -moches incluidos. Cantidad que es como quitarle un pelo al gato electoral. ¡Qué barato! ¡Qué barato!
Qué barato le salió al PRI del corrupto e ineficaz gobernador Aristóteles Sandoval, incluir, de última hora, al candidato Lagrimita y con ello quitarle 2% de votos al incontenible Enrique Alfaro, candidato puntero en las encuestas, que a pesar de las marrullerías de Sandoval y su equipo de dinosaurios es, como el son jalisciense dice: querido de las mujeres y apreciado de los hombres.
Invito al lector a imaginar que el voto de la mayoría hiciera a Lagrimita presidente municipal de la ciudad que, según Pepe Guízar, huele a pura tierra mojada: El señor alcalde lo va a atender enseguida -dice una secretaria del ayuntamiento- en cuanto termine de pintarse la cara.
Se pondría de moda entre los políticos “queda-bien-con-el-jefe” los trajes de colores brillantes de tela satinada con pantalones holgados detenidos con tirantes y, por supuesto, las coloridas y excéntricas pelucas, el maquillaje exagerado y la nariz roja, sea la propia pintarrajeada con exceso, o una de plástico sobrepuesta sobre la original.
Algunos de estos políticos “queda-bien” ya tienen la nariz roja pero no de plástico ni por el exceso de pintura, sino por la ingesta inmoderada de alcohol.
Otra prenda clásica del vestuario de un clown son los zapatos de tamaño desmesurado. Si el alcalde Lagrimita lograra ponerlos de moda generaría un incremento importante en la deprimida industria zapatera tapatía.
Ahora vamos a asistir a la inauguración de una obra en la ciudad novia de Jalisco, según Esperón y Cortázar. Por supuesto que será inaugurada por el señor alcalde Lagrimita (L), quien va acompañado de su regidor y patiño Costel (C). He aquí el discurso inaugural del edil de la ciudad que está en un llano, según Luis Martínez Serrano.
L.- Ranas y caballos güeros…
C.- Se dice, damas y caballeros.
L.- Estirados ombliguitos…
C.- Él quiso decir: estimados amiguitos.
L.- Es para mí un pastel…
C.- Es para ti un placer, ¿cuál pastel? Estamos en una inauguración.
L.- Es cierto. Es para mí un placer esta inundación…
C.- Inauguración, inauguración.
L.- Eso, eso… Es para mí un placer la inauguración de la niña tren del tres liguero…
C.- La línea tres del tren ligero, ¿cuál liguero?
Descanse en paz
Me lo dijo Jaime Almeida: “Hay que estar cerca del que paga y lejos del que manda”. Se nos adelantó un buen tipo.
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El candidato lagrimita
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