En Guerrero un día amanece en paz, y al siguiente, con violencia
Violencia
Epístolas Surianas. De Julio Ayala Carlos
[caption id="attachment_73341" align="alignleft" width="240"] Julio Ayala Carlos[/caption]
(Carta a Don Héctor)
EN GUERRERO, HAY QUE DECIRLO, cuando no pasa una cosa, pasa otra. Un día puede amanecer tranquilo, en paz, sin novedad, sin ningún problema, y al siguiente, todo lo contrario, es decir, con problemas, ya producto de la inseguridad y la violencia, o como consecuencia de la marginación y pobreza.
Así, por ejemplo, Guerrero puede amanecer y culminar un día sin muertos, sin levantones, sin marchas ni protestas, sin bloqueos de carreteras, y por supuesto, sin enfrentamientos entre el FUSDEG y la UPOEG. Es decir, puede tener un día tranquilo, sin sobresaltos; un día en que parezca que es posible vivir en Guerrero, sin congojas ni miedos.
Pero al siguiente día, como si lo malo, lo negativo, lo indeseable se acumulara, ocurre todo lo contrario, y lo mismo se matan entre la UPOEG y el FUSDEG, o hay muertos por doquier, principalmente en Acapulco, y claro, también hay marchas, protestas y bloqueos de los maestros cetegistas y los normalistas de Ayotzinapa, o de los padres de familia que requieren maestros, o de los jornaleros agrícolas que demandan apoyos.
Así es. Cuando parece que el estado está en calma y en paz, y todos quisiéramos que así siguiera, cuando los índices delictivos están bajando, la violencia repunta como si fuera una maldición.
Quizá por su origen, historia y geografía, Guerrero es un estado difícil. No por nada el entonces gobernador René Juárez Cisneros dijo que Guerrero no era Disneylandia, y el también gobernador, Zeferino Torreblanca Galindo, cuando se le cuestionó en torno de la inseguridad pública y la violencia, en una actitud de pesar dijo: "ni quiero ni puedo", ante la complejidad que es gobernar el estado.
Sí. Es difícil, no solo gobernar Guerrero, sino también vivir en él. Por fortuna, hoy por hoy, hay un gobierno que trabaja todo los días, desde hace un año, por cambiar las condiciones del estado. Hoy, después de muchos años, hay un gobernador como Héctor Astudillo Flores que no solo tiene un compromiso de servir, sino que también tiene prisa por hacerlo.
Y eso, hay que decirlo, sin mezquindades, pero también sin que suene a quedar bien, hay que reconocerlo. Ojalá y los guerrerenses entiendan que con todo y que Astudillo Flores es un gobernador comprometido, se sumen al trabajo por Guerrero, más allá de intereses individuales, de grupo o de partidos políticos. Ojalá y se sumen al trabajo de transformar Guerrero para hacer de este estado, un mejor sitio para vivir.
Y EN OTRO ASUNTO, tiene razón el Congreso del estado. Antes de reinstalar en el cargo de presidente municipal de Cocula a Erik Ulises Ramírez Crespo, debe tener certeza de lo que hace, y qué mejor que solicitar los informes necesarios a las autoridades correspondientes del status jurídico en que se encuentra.
Y es que si bien es cierto que fue liberado, tras permanecer en la cárcel por varios meses, acusado por la PGR de tener ligas con la delincuencia organizada, no se conoce a ciencia cierta bajo qué condiciones obtuvo su libertad, por lo que lo más convenientes es que el Poder Legislativo se informe de primera mano sobre la situación en la que se encuentra el edil, para que, de no existir ningún impedimento legal, pueda regresar a la presidencia municipal de Cocula. Es decir, no es que se le pretenda negar su derecho, y más cuando es quien encabezó la planilla por la alcaldía coculense, sino que el Congreso tiene que tener certeza en lo que hace.
POR ÚLTIMO, Y VOLVIENDO al tema del conflicto entre el Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), y a la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), que como ya hemos dicho, si no se atiende puede desencadenar en mucho más muertes, ojalá y el recién nombrado subsecretario de Gobernación, el guerrerense René Juárez Cisneros, tome cartas en el asunto.
Cierto es que en la solución del conflicto, que mantiene enfrentados a ambos grupos, y en medio a la población de El Ocotito, entre otras comunidades de Chilpancingo, Tierra Colorada e incluso Acapulco, que por cierto viven con temor, también tienen que ver los municipios citados, así como el gobierno del estado, pero es indiscutible que también tiene que inmiscuirse el Gobierno federal, toda vez que los policías comunitarios, algunos, utilizan armas de grueso calibre, como los R-15 y los AK-47.
Yo creo que es momento de que el flamante subsecretario de Gobernación, René Juárez, muestre sus buenos oficios, y como guerrerense, atienda y resuelva este conflicto que, como ya hemos dicho, ha costado ya muchas vidas y, si no se atiende, puede costar muchas más. Yo creo que Don René Juárez está ante la oportunidad de servirle a Guerrero desde su nuevo cargo. No?
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julio651220@hotmail.com
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