La Apuesta de Ecala. Por: Luis Núñez Salinas
Hoy en día, amable lector, hemos de referirnos a un asunto que si no es visto con la objetividad académica puede rayar en el límite de lo absurdo, ¿Es la homosexualidad posible de revertir?
Lo primero que nos debe de quedar claro, es que la homosexualidad es aquella atracción que tiene una persona por personas de su mismo sexo, es decir, a los hombres les gustan los hombres y a las mujeres las mujeres.
“Homo” viene de la palabra “mismo”, y “sexual” de “sexo”, de tal forma que a estas personas les gustan los de su mismo género, afectiva, emocional y sentimentalmente.
La comunidad científica internacional, en un artículo expuesto por la revista Time, llamado “An Instant Cure” en 1974 el 1º de abril, da las razones por las cuales no se le puede considerar enfermedad a este gusto específico.
Y en 1990 la OMS, Organización Mundial de la Salud de la ONU, elimina de su catálogo a la homosexualidad como una enfermedad.
Para los psicólogos, aquellos especialistas de la salud mental, y quienes ejercen esta profesión bajo la escuela del psicoanálisis, la homosexualidad no es genética, es una elección, que por medio de aquellas cuestiones que vivió la persona, se desarrolla un gusto específico hacia las personas del mismo sexo, y que al paso del tiempo se acentúa, o inclusive, dicen algunos especialistas, puede desaparecer.
Siguiendo con la corriente del psicoanálisis, la homosexualidad puede ser resultado del “conflicto edípico”, en donde un individuo en vez de optar por definir su enamoramiento hacia el padre, en caso de ser mujer, lo aplica a su madre.
El psicoanálisis ha demostrado que por medio de la atención a personas homosexuales es posible catalogar esta expresión de la sexualidad como una especie de “moda”, en donde se equipara como simple conducta sexual, equiparado a un beso o una caricia.
Alfred Kinsey, en su ensayo “Comportamiento Sexual del Ser Humano Hombre”, establece que las personas en general contamos con una atracción hacia personas tanto de uno como de otro sexo.
Por ejemplo, cuando una tía carga a su sobrina y le encanta jugar con ella y la llena de besos y abrazos, son demostraciones de afecto, de cariño. En el cual, el amor está plenamente identificado.
En familias tradicionales, donde mamá y papá mantienen los lazos tradicionales de valores y pensamiento de formación, los niños y las niñas deben ser orientados de manera que comprendan que la homosexualidad es una “moda”, un momento que está viviendo la sociedad.
Que las personas que tienen este gusto -por personas del mismo sexo-, sufren y se ven desplazados por una sociedad llena de estereotipos y prejuicios.
La llamada homofobia (odiar a personas con diferentes gustos y actividades) nace de no comprender a nuestros diferentes, de no enseñarles a los jóvenes, que estamos como sociedad conformados en una misma comunidad, y que en ello la DIGNIDAD de las personas está por encima de cualquier adjetivo calificativo.
El psicoterapeuta Richard Cohen, el pasado 24 de Junio, presentó su libro: “Hijos Gays, Padres Heterosexuales”, en donde habla de las 10 posibles causas de que una persona acentúe su gusto por personas del mismo sexo y establece una tesis relevante:
“Los gobiernos están obligando a la sociedad a que se implementen uniones entre personas del mismo sexo, cuando ni siquiera se ha comprobado que éste sea un gusto verdaderamente probado científicamente, y que le de estabilidad emocional a las parejas que se junten en un contrato civil”.
En declaraciones a ACI Prensa, (portal católico) Cohen explicó que el rechazo y el resentimiento son dos de los principales puntos que se encuentran detrás de la atracción al mismo sexo:
“El joven no ha elegido esa atracción al mismo sexo y se siente rechazado por algo que no ha elegido. No digo que hayan nacido así, porque científicamente está demostrado que no se nace gay sino que siempre existen factores ambientales, familiares o de temperamento que hacen que una persona desarrolle esa atracción”.
“Se sienten rechazados y dolidos (los homosexuales), y es comprensible. Por eso lo que propongo es amarlos, escucharlos y apoyarlos porque sus amistades y sus relaciones no duran. Por eso nosotros tenemos que ser ‘Dios con piel’ para ellos, y comportarnos con ellos como lo haría Jesús y la Virgen. Eso es amor en la verdad”, asegura Richard Cohen.
Cohen es uno de los terapeutas que gracias a sus técnicas y ciencia psicológica ha logrado hacerles ver a cientos de homosexuales que su gusto por personas del mismo sexo tienen una razón, existe un motivo, y que no necesariamente están obligados a ser homosexuales, que pueden transformar y evolucionar sus conductas y pensamientos para lograr tener una paz y tranquilidad.
Ha convertido a cientos de homosexuales en felices heterosexuales, haciéndoles ver que sólo es una etapa, tal vez de rebeldía o de confrontación con lo tradicional de la sociedad, pero que deben ser atendidos para ver la verdadera causa de su gusto.
Además, amable lector, se ha descubierto que líderes de opinión, como artistas y cantantes, NO son homosexuales, pero que son pagados por millonarias industrias de condones para que surja dentro de la sociedad el gusto por esta “moda” y cada vez más jovencitos y jovencitas sean atraídos a este marketing y poder generar ganancias.
Inclusive la industria de las drogas coadyuva a estos procesos. Inocentes chicos y jóvenes se “meten”, como se dice en el argot, drogas sintéticas que desinhiben y se “voltean”, como dicen ellos, con esto tenemos una homosexualidad producida por el consumo de fármacos y no por un gusto hacia este tipo de conducta.
La Iglesia Católica es clara en este aspecto, debido a que observa que es un gusto, una conducta que aleja a los creyentes de Dios, porque la Iglesia acepta al homosexual, pero le invita a que se separe del pecado de la homosexualidad.
La Congregación para la Doctrina de la Fe declaró en 1975:
“Indudablemente, estas personas homosexuales deben ser acogidas, en la acción pastoral, con comprensión y deben ser sostenidas en la esperanza de superar sus dificultades personales y su inadaptación social. También su culpabilidad debe ser juzgada con prudencia”. Declaración “Persona humana” sobre algunas cuestiones de ética sexual, 29 de diciembre de 1975, número 8.
En su atención pastoral a las personas homosexuales, la Iglesia Católica les ofrece ayuda y esperanza de curación.
El Padre John Harvey, con más de 30 años de ministerio pastoral hacia estas personas, señala que la conversión heterosexual o al menos una vida feliz en castidad es posible para los homosexuales y las lesbianas. Inclusive las Paulinas de EE.UU. publicaron su folleto titulado “Un plan espiritual para reorientar la vida de un homosexual”.
La Iglesia de igual forma está en contra de las acciones de violencia que reciben estas personas:
“Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los Pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen”. Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1ro. de octubre de 1986, número 3.
Como podemos ver, amable lector, la homosexualidad es considerada posible de revertirse, tanto desde el punto de la ciencia psicológica y de la conducta, como de la verdad Teológica, esto claro, si en verdad el homosexual está dispuesto a hacer un cambio en su pensamiento y en su conducta.
Hemos visto de igual manera, que la “moda” implantada por las marcas que rodean a esta actividad, como ropa, perfumes, bares, hoteles, playas, ciudades, países… ¡Uf! Etc. Está regida por un negocio, para ser más claros, les venden la idea de la homosexualidad como si estuvieran ofreciendo un disco o una canción de moda, les “pega”, y les deja millones de dólares de ganancias.
Pero no se fijan que nuestros conocidos homosexuales sufren por participar en esta ola de negocio, porque ellos sí sienten, sí perciben y sí se confunden, creyendo que realmente, tal o cual artista es gay y se descubre que sólo aceptó las millonadas de billetes verdes para ser un “modelo a seguir”.
La pregunta es, ¿Para qué dejar de ser homosexual?
“La batalla es contra el pecado y la ideología que estos grupos promueven. Se trata de una lucha espiritual que requiere mucha oración y sacrificio, sobre todo la Eucaristía, la adoración al Santísimo y el rezo del Santo Rosario para los católicos”.
“Todos los cristianos debemos unirnos en oración por la conversión y salvación de los homosexuales y de nuestra nación y actuar para impedir que este mal continúe extendiéndose”. Nos mencionan al final del documento de La Iglesia Católica y la Homosexualidad.
Luego entonces, amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello nos quede claro: ¡Tenemos el País que queremos! Esa es mi apuesta, ¿y la de Usted?…
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