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mayo 18, 2017

Del cuarto poder a ya no poder

Del cuarto poder a ya no poder

Ventana. Por: José Cárdenas.

¡Extra!, ¡Extra!, ¡Nos están matando!, ¡Ya Basta!, ¡Ni uno más!; conmocionan los gritos de rabia acumulada entre la prensa nacional.

La muerte de Javier Valdez Cárdenas, acribillado a plena luz del día en Culiacán, es otra gota que derrama el vaso. Nunca antes se había visto indignación igual en el gremio informativo.

Van seis informadores asesinados en lo que va del año; 35 en el sexenio; 98 desde 2006; 126 en lo que va del siglo (uno cada 12 días), lo cual pone en evidencia que los mecanismos para proteger a libertad de expresión, y la labor de los informadores, no han demostrado eficacia.

En México ser periodista es una profesión de alto riesgo, y no se ven acciones contundentes del Estado para garantizar que no se repita una muerte como la de Javier Valdez Cárdenas, quien al igual que Cecilio Pineda, Ricardo Monlui, Miroslava Breach, Maximino Rodríguez, Filiberto Álvarez, y muchos otros antes, fueron ejecutados a mansalva.

No sabemos si esos colegas fueron ultimados por los cárteles de la droga, o por caciques del poder que ven florecer sus intereses al amparo de la corrupción bajo la impunidad y la ineficacia que de ella emanan, como alicientes para instaurar el reino del miedo; periodistas, acosados, agredidos y asesinados son carne de cañón del estado fallido, incapaz de diseñar una estrategia eficaz del tamaño de la urgencia para atender un padecimiento crónico.

México encabeza la lista de los países de mayor riesgo para ejercer el periodismo, sumido como está en una cultura de violencia imparable.
Parece olvidarse que sin periodistas no hay información, sin información no hay crítica, sin crítica no hay Gobierno, sin gobierno no hay democracia, sin democracia no hay desarrollo.

Tampoco crecimiento, ni oportunidades, ni igualdad ante la ley, ni equidad en la distribución de la riqueza, ni justicia ni seguridad y ni respeto a las obligaciones y a los derechos humanos; sin periodistas la sociedad queda al garete.

Las agresiones contra periodistas reflejan una profunda descomposición de las estructuras del Estado.

–¿De qué ha servido la ​​​​​​​​​​​​Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, que ha tenido cuatro titulares desde su creación en 2011, y solo ha emitido tres sentencias?

El órgano ha sido cooptado por la burocracia inoperante, lo cual a fin de cuentas sólo ha servido como aliciente para que el crimen organizado de cualquier manera pueda cometer cada vez más crímenes contra periodistas con plena garantía de impunidad.

A los periodistas que nacieron para la información, no para guardar silencio, los matan por incómodos, y porque no pasa nada. La cruda realidad es indigesta.

Los ataques a comunicadores, los atentados a la libertad de expresión y al derecho a la información son el punto extremo de la podredumbre que afecta a todos los esquemas de gobierno y a todas las autoridades de país.

A estas alturas no valen los pretextos resolver todos los casos pendientes ni terminar con la impunidad, lo cual solo podrá ocurrir cuando los asesinos dejen de estar protegidos por autoridades ineptas y negligentes, en los tres niveles de gobierno.

El presidente Peña advierte que cada crimen contra un periodista es un atentado contra la libertad de expresión y causa una herida profunda a la sociedad.

Anuncia medidas para combatir la impunidad larvada detrás de los crímenes contra informadores; prometefortalecer la estructura y presupuesto de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión.

 

Proteger a los informadores y activistas de los derechos humanos y crear Ministerios Públicos especializados en libertad de expresión para reducir situaciones de riesgo en todo el país.
Y garantizar el derecho a la verdad que no se mata matando periodistas.

Pero…

Mientras no se cumpla la palabra presidencial empeñada en la voluntad de todas las autoridades, los periodistas vamos a seguir muriendo, y México seguirá siendo un infierno para los del oficio y un paraíso para la impunidad.

EL MONJE INDIGNADO: Para exigir justicia no bastan moños negros.

mayo 17, 2017

Qué dolor de país…

Qué dolor de país…

Ventana. Por: José Cárdenas.  

En memoria de Javier Valdez Cárdenas, periodista asesinado en Culiacán transcribo textualmente el editorial de Ríodoce, como homenaje al informador sacrificado, rogando justicia para castigar a los culpables de este crimen que no habrá de quedar impune.

Lo hago bajo una sola premisa: matar a periodistas no es matar la verdad, pero su ausencia es golpe devastador; los que de esto vivimos así lo sufrimos. Ni uno más, es el grito…

“Hoy nos pegaron en el corazón”, titula Ríodoce…

“Ha sido un golpe demoledor. Pero no solo para nosotros. Un grupo de gatilleros asesinó a Javier Arturo Valdez Cárdenas, nuestro compañero. Lo esperaron a que saliera de la oficina de Ríodoce, donde estuvo trabajando por la mañana. Lo mataron con saña.

Los asesinos simularon el robo de su vehículo, pero le dispararon en 12 ocasiones con dos armas distintas.

No tenemos ninguna duda: quien ordenó el crimen pidió a los sicarios que se aseguraran del objetivo.

“Es un golpe demoledor para nosotros, para su familia, pero también para el periodismo, el sinaloense, el mexicano, sobre todo ese que investiga, escribe y publica en libertad.

“Siempre, desde que decidimos brindar cobertura al tema del narcotráfico, supimos que esto podía ocurrir; lo sabía Javier, lo sabíamos todos en Ríodoce. Y hemos reporteado con miedo todos estos años, seguros, como lo dijo él muchas veces, de que cuando alguien toma la decisión de matar a alguien, mata.

“Cohabitamos con la muerte, decía. Copulamos con ella, se ríe de nosotros, nos besa, se burla. Pero seguimos todos estos años —14 desde la fundación de Ríodoce— haciendo lo que un buen periodista y un buen periódico tiene que hacer en un estado como Sinaloa, en un país como México.
“Nos han arrancado un brazo.

O los dos. Javier fue parte fundamental de Ríodoce desde que el semanario era apenas una quimera concebida por un grupo de periodistas que creíamos y creemos en la libertad, en la independencia, en la honradez, en la crítica; que vemos en el periodismo un compromiso con la sociedad, cada vez más desvalida en medio de gobiernos cada día más corruptos y cínicos, criminales desde el Estado.

“En estas convicciones estribaba nuestra terquedad de seguir adelante a pesar de las acechanzas cotidianas, en medio de tantos crímenes, de las guerras sangrientas del narco y de las que los periodistas somos, casi siempre, víctimas del fuego cruzado.

“No podemos dejar de cubrir temas del narcotráfico, decíamos; menos ahora que el fenómeno es más amplio y profundo. Nacimos para la información, no para el silencio, sosteníamos, y nos debíamos congruencia.

El problema es cómo hacerlo. Por eso tratamos de tener siempre cuidado de no cruzar esas líneas tan delgadas cuya transgresión puede significar la muerte.

“No tenemos ninguna duda: el origen del crimen de Javier Valdés está en su trabajo periodístico relacionado con los temas del narcotráfico. No sabemos de qué parte, de qué familia, de que organización provino la orden. Pero fueron ellos.

“Esperaríamos del gobierno estatal y del federal que se abocaran a investigar y castigar este crimen. Pero, sabiendo el destino de la mayoría de los casos, sin muchas esperanzas de que hagan justicia.

“Qué pena por nuestra sociedad; qué dolor de país…

 

mayo 16, 2017

Les vale madres

Les vale madres

Historia de reportero. Por: Carlos Loret de Mola.

Ayer mataron a otro periodista. Me cuentan que a Javier Valdez Cárdenas no le gustaba quitarse el sombrero que lo caracterizaba. Puro Sinaloa, florido al hablar, extraordinariamente atento y caballeroso.

De esos que escogen cada palabra hasta en los mensajes de texto. Sabía que lo iban a matar si seguía. Se lo decía a quién se lo preguntara.

“A Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear en este infierno. No al silencio”, escribió en su cuenta de Twitter el 25 de marzo, tras la muerte de Miroslava Breach en Chihuahua.

Es temporada de caza para asesinar periodistas. La sombría racha alcanza a Javier, Miroslava, Cecilio Pineda Brito, Ricardo Monlui, Maximino Rodríguez y Filiberto Álvarez que han sido ejecutados ¡nada más en los últimos dos meses! Súmele los baleados y secuestrados que salvaron la vida.

No quiero demeritar ninguna lucha ecologista, pero hasta la vaquita marina merece más atención del poder público que la muerte de estos colegas.

A los Gobiernos les vale madres.

Es más, medio les conviene.

Porque prefieren que México sea una vergüenza internacional –considerado por las organizaciones defensoras de la libertad de expresión como el país más peligroso para los reporteros sólo después de Siria– a que exista una prensa robusta en el ejercicio de su labor de contrapeso a los Gobiernos federal, estatal y municipal. Periodistas con miedo convienen a los políticos.

El clima de impunidad que impacta a todas las ramas de la vida ciudadana –no sólo a la de los informadores– se encarga del resto.
Y con este amparo, algunos mandan matar, otros retrasan las investigaciones.

Hay quien se hace de la vista gorda, muchos minimizan los crímenes y existen hasta los que han hecho de la agresión verbal a los periodistas un discurso constante.

Nadie se salva. La letalidad de las balas, la influencia del dinero y la presión del poder político son las principales amenazas contra la libre expresión en México.

Sin Estado que defienda al gremio, destinado el reportero a defenderse con su voz y su pluma de los ataques, no queda más que confiar en el músculo de la sociedad que entiende que no hay desarrollo, democracia y libertad sin una prensa libre.

La pelea es desigual. Y por eso, desgraciadamente, van a seguir matando periodistas.

Ojalá algún día el costo político de que sucedan estos crímenes y/o que permanezcan en la impunidad resulte infranqueable para los políticos en ejercicio del poder. Ese día tal vez empiecen a cambiar las cosas. Algo de ello está en manos de la sociedad.

SACIAMORBOS

La elección en el Estado de México va a probar si es cierta la premisa de que existen políticos inmunes a las acusaciones de corrupción. Eso terminará por delinear las estrategias para la sucesión presidencial del 2018. Otro de los factores por los que se vuelve una contienda estratégica.