Montañismo mortífero en la cordillera de los Himalaya; mexicano afronta preocupación por la nieve no deja de caer en el K2.
Mauricio López, montañista mexicano; despertó preocupado porque la nieve no dejaba de caer en el K2, la segunda cima más mortífera y más alta del mundo.
Badía Bonilla, compañera de expedición y esposa; sentía un miedo muy profundo por los antecedentes de mujeres muertas en el intento de conquistar este pico en la cordillera de los Himalaya, tantos como para que exista una suerte de leyenda al respecto.
La amenaza de avalanchas, el clima hostil; los obligó a abandonar la expedición sin lograr la cumbre el 22 de julio pasado.
Un año de planeación y mucho dinero quedaron en segundo plano. La decisión fue preservar la vida, cuenta Badía.
“Regresamos con el alivio de volver a las pequeñas comodidades; de tener un excusado y una ducha, pero con el vacío, el fracaso, de que no logramos nuestra meta”; expone Mauricio con la experiencia suficiente de ocho cumbres mayores a 8 mil metros conquistadas en 16 expediciones.
Aún les restan seis y pronto empezarán a planear nuevos proyectos. “Ahora hemos regresado a pagar, porque para reunir el dinero firmamos contratos con empresas y tenemos expediciones al Nevado de Toluca y charlas motivaciones que ya vendimos para reunir el presupuesto para el K2”, comparte Badía.
“Es difícil conseguir patrocinadores, muchos jóvenes ejecutivos no saben qué hacer con el montañismo, este deporte en el que no hay medallas”.