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abril 04, 2017

La crisis y el Presidente

La crisis y el Presidente

Por: Alberto Aziz Nassif

Así lo dijo el presidente Peña Nieto el pasado 28 de marzo en un acto masivo con las Fuerzas Armadas del país: “Quienes les digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis es seguramente lo que pueden tener en sus mentes, porque no es lo que está pasando, y las cifras hablan por sí mismas”.


En este acto hubo varios mensajes, como un amplio y repetido reconocimiento a los soldados, pilotos y marinos del país; un rechazo a los que hacen crítica y “denigran” a los militares; una justificación sobre los militares que hacen labores de seguridad pública; una visión optimista del país y de los logros del Gobierno actual. En las imágenes se pudo observar a un Presidente que estuvo contento. Sin duda, esta reunión también fue para impulsar la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Interior.


El presidencialismo en México ha pasado por una enorme transformación, desde los tiempos en los que el poder era ejercido por encima de los otros poderes y niveles de Gobierno. Luego tuvimos una fase de pérdida de atribuciones que fueron del Poder Ejecutivo a los organismos autónomos; y ahora tenemos mucho enojo ciudadano y se registran los niveles más bajos de aprobación presidencial, desde que se hacen estas mediciones. Las cifras no hablan por sí mismas, pero sí hay una tendencia reprobatoria que marcará a este Gobierno.



En enero, en pleno clima social de protesta por el gasolinazo, la encuesta de Reforma indicó que la reprobación llegaba a niveles del 86%; hace unos días El Universal publicó, el 27 de marzo, una encuesta con sólo el 21% de aprobación; y GEA-ISA acaba de sacar una medición en donde sólo un 19% aprueba a Peña Nieto. Sólo 1 o 2 de cada 10 ciudadanos aprueban al Presidente.

Las cifras muestran cambios importantes que es necesario explicar. ¿Han bajado los niveles de tolerancia frente al poder o la situación del país se encuentra en un momento muy crítico? Veamos.


En otros momentos de crisis la aprobación presidencial ha bajado, como sucedió con Ernesto Zedillo en 1995 y con Felipe Calderón en 2008, pero nunca llegó a bajar de niveles de aprobación del 40%. Se podrá discutir si el país atraviesa por una crisis, si el raquítico crecimiento económico es una noticia positiva.

Se podrá debatir si el desastre con los derechos humanos, que señalan organismos internacionales y ONG, es muy grave; podrá tener esperanzas de que la corrupción estructural que atraviesa al país por todas partes será combatida por los nuevos instrumentos del sistema anticorrupción, pero lo que sí son datos duros es que estamos ante un Gobierno reprobado por la violencia, la corrupción y malestar económico.

Hay cambios importantes en el país que han modificado las formas de legitimidad. Por ejemplo, las nuevas formas de acceso a la información, en donde las redes sociales juegan un papel central, han transformado el espacio mediático y el acceso ciudadano a lo público. Muy rápido ha quedado en el pasado la hegemonía informativa de los noticieros de televisión, y sus niveles de audiencia y credibilidad se han caído.

El regreso del PRI, con sus inercias y sus viejas prácticas ha chocado de frente con una sociedad más plural. El control mediático ha perdido su efectividad con amplios sectores sociales y han crecido las alternativas que ofrece la red para tener contrapoderes. El caso de Carmen Aristegui con su programa en internet es un buen ejemplo.
El modelo Peña Nieto se ha agotado, y su idea de tener una presidencia fuerte ha fracasado. Su nuevo PRI ha terminado muy mal. En YouTube circula la entrevista en donde el entonces candidato a la presidencia dijo que había una nueva generación de políticos como Duarte en Veracruz, Borge en Quintana Roo y Duarte en Chihuahua; dos de ellos tienen orden de aprehensión y están prófugos y el tercero está en serios problemas legales. Los tres exgobernadores saquearon a sus estados y los dejaron en la ruina financiera.

El expediente de la casa blanca nunca se aclaró. La suerte de los 43 de Ayotzinapa sigue pendiente, 30 meses después. La irritación por el gasolinazo afecta todos los días el bolsillo de millones de mexicanos. Desconocer la crisis, es desconocer la realidad…

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