Campaña en Twitter provoca retiro del Fossar de les Moreres
Barcelona.- El Ayuntamiento de Barcelona retirara la semana pasada una exposición artística del Fossar de les Moreres; una céntrica plaza que acoge el memorial por los caídos en la defensa de la ciudad frente a las tropas de Felipe V en 1714.
La cancelación se dio por una campaña en Twitter orquestada por personas del sector más radical de la derecha independentista; vinculados al Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat).
La obra, de estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona e incluida en el festival Llum BCN; pretendía rendir un homenaje a los sin techo con una instalación en la que los carros de supermercado y el fuego simbolizaban el calor del hogar ausente.
Para este sector minoritario, pero muy influyente y que logró arrastrar a buena parte del independentismo; la muestra constituía una grave afrenta a la memoria de los fallecidos y acusaron a la alcaldesa; Ada Colau; de denigrar uno de los símbolos de la nación catalana.
Ante el riesgo de incidentes; el Ayuntamiento acabó por desmontar la obra. Durante décadas; y hasta este episodio; el Fossar de les Moreres ha compatibilizado sin problemas su doble faceta de espacio simbólico y la de plaza de barrio con sus actividades lúdicas; culturales y económicas.
Una investigación basada en los datos de tráfico en la red; hecha por una empresa especializada; revela cómo solo tres personas apoyadas por una docena cuentas anónimas (conocidas como trolls).
Aunque algunos militantes del partido e influyentes opinadores pusieron en marcha una tormenta perfecta que acabó por mover 19.000 mensajes en la red y lograr más de 39 millones de impactos potenciales (veces que los usuarios de esta red social pudieron ver un mensaje sobre el tema).
La cifra real fue en realidad mucho mayor; ya que el estudio solo tiene en cuenta los mensajes que contienen la palabra "Fossar". Algunos miembros de ERC y la CUP también se sumaron a las quejas.
Asimismo; la elección del Fossar fue hecha por técnicos del Instituto de Cultura de Barcelona y comisarios del festival por criterios artísticos y de paisaje urbano; afirman sus responsables. Se trata de un equipo que lleva cinco años trabajando y que en ningún momento pensó que la obra pudiera molestar a nadie.
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