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junio 02, 2015

Lo más hermoso

El juego de las esferas. Por: María C. Recio.


Lo más hermoso


El fulgor en el baño del zenzontle, un sacudir de gotas irisadas entre las pardas pumas, eso dura la infancia. Dolores Castro


Resulta simbólico que una de las actividades organizadas dentro de la Feria Internacional del Libro en Arteaga fuese la presentación de la Orquesta Sinfónica del Desierto con la interpretación del cuento “Pedro y el lobo”. Lo es, porque conjunta de manera espléndida el arte de la música con el encantador de los libros.


Sergei Prokofiev elaboró esta pieza por encargo. En 1935 recibió la encomienda por parte de Natalya Sats y el teatro infantil de Moscú para crear una sinfonía musical para niños que estimulara su gusto musical desde los primeros años escolares. El estreno de “Pedro y el lobo” tuvo lugar el 2 de mayo de 1936 y aunque su estreno no fue exitoso, se convirtió en muy poco tiempo en una obra de gran popularidad, alcanzando pronto premios y reconocimientos.


La presentación de la Orquesta del Desierto, dirigida por Natanael Espinoza, en esta ocasión tuvo como director invitado a Diego Naser, del también país invitado a la Feria, Uruguay.


Para estimular el conocimiento de los niños de cada instrumento, “Pedro y el lobo” dota a cada personaje la identificación con uno de ellos: está escrita para una flauta, un oboe, un clarinete, un fagot, tres trompas, un timbal y cuerdas para la alegoría de los personajes principales, y un acompañamiento de trompeta, trombón, triángulo, pandereta, platillos, castañuelas, tambor de caja, y bombo en la orquestación.


Hay una voz narradora de la historia. Este sábado, la soprano Marcela Monjaraz la representó con tal dulzura, entonación y fuerza escénica. Música y relatos en un solo arte.


Lo más hermoso del mundo, su real razón de ser, es la posibilidad de amar cosas que jamás existieron. Julián Herbert


Fascinados frente a la enorme gama de posibilidades. Asombrado ante la enorme oportunidad de encontrarse con mundos lejanos, perdidos, inconcebibles, la luz de la emoción ilumina los ojos de este pequeño, que camina por los pasillos de la Feria con un libro más grande de lo que él, se creería, podría cargar.


Lleva dentro las imágenes de seres fantásticos, de seres que fueron alguna vez, los dinosaurios y ahora los podrá disfrutar en tercera dimensión gracias a los lentes que lleva la edición.


Así como él, otros tantos pequeños que se entretienen frente a las ediciones donde llaman a defender la justicia los superhéroes. Así igual, animales fantásticos, irreales o cuentos, relatos de temas ignotos en lugares igualmente desconocidos.


Y como ellos, los adultos que encuentran en la poesía o la literatura aquellas cosas, que al decir de Julián Herbert, no existieron y que sin embargo amamos. Aquellas cosas que fueron capaces de despertar los sentimientos más extraños en torno a algo efímero o inasible que ni siquiera tocó tierra.


Quiero escribir los versos a las cosas que quise… que se aten a lo que conocí. Tatiana Oroño


O aquellos que encuentran dónde anclarse. Dónde colocar sus recuerdos, dónde pegar las etiquetas de lo visto y querido. Ahí, los libros que refieren la vida, la concreta, la que pasa todos los días frente a los ojos y para la que se tiene una mirada ya afectuosa, ya dolida, atormentada o alucinada.


Las cosas amadas y que representan en la vida el eje alrededor del cual se gira. Aquello en lo que una vez creímos y se quedó como el evanescente perfume en aquella botella vacía. Lo que amamos y nos identifica, lo que no deseamos dejar ir y que coloca en cada uno sus propias marcas de identidad.


Atadas para siempre. Versos para las cosas que quise y se aten a lo que conocí, con Tatiana.


Las expresiones e imagen de los autores de cada apartado de esta colaboración fueron expuestas a lo largo de los pasillos de la Feria. Con ellas cada paseante pudo dar con su propia definición para buscarse y encontrarse en este mundo maravilloso del libro.


Tránsito vehicular


Positiva la reducción de velocidad en la ciudad. Es indudable que ahora los conductores, debido a la aplicación de la norma con las fotomultas, han reducido la velocidad, lo cual hace transitar de una manera mucho más cómoda en Saltillo.


Lo que por desgracia salta a la vista es la presencia de automóviles con placas foráneas que siguen sin respetar la reglamentación.


Ojalá la autoridad municipal esté atenta a ello, pues son los conductores de estos vehículos los que pueden causar ahora los accidentes. La presencia de la Policía Municipal con radar sería una buena medida.


Otro punto a considerar radicaría en que el municipio de Arteaga se uniera al de Saltillo en la norma, pues la conurbación entre ambos es ya un hecho.



Lo más hermoso

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