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mayo 11, 2015

Fútbol allá, golpes acá

Por: Jorge Barraza.


Fútbol allá, golpes acá


Después de los dos partidazos de Europa, aguardábamos algo similar en nuestra querida Libertadores.


River-Boca debía ser, además de las semifinales de Champions, el tema de la semana. No lo mereció. Fue un partido ordinario entre dos adversarios que llevan la rivalidad a límites que desbordan lo deportivo y la hacen caer en la grosería futbolística, casi en la estupidez.


Juegan a ver quién es más macho, y se convierte en un amasijo de piernas furibundas que tratan de bajar al oponente y, si es posible, inferirle algún daño. Gago hace el ademán de que tiene frío para cargar a River (los de Boca se mofan de los de River tildándolos de pechos fríos)…


Vangioni se tira en plancha a ver si puede lastimar a Gago (un corte, una distensión de ligamentos, algo…), Funes Mori arroja una patada voladora al pecho de Pablo Pérez que sería la envidia del protagonista Kung Fu…


Y finalmente el uruguayo Carlos Sánchez le da un terrible puñete de atrás al mismo Gago que pasó inadvertido. Pero Sánchez sigue en cancha y marca luego el gol del triunfo riverplatense… de penal. O sea, en el momento en que debía estar duchándose, estaba festejando su obra goleadora.


Y el árbitro… ese eterno inconveniente del fútbol, que hace que no vio nada y no echa a nadie. No sanciona porque la moda es dejar seguir. La estulticia de no sancionar faltas “porque hay que darle continuidad al juego”.


Si alguien roba o mata por la calle, no lo arrestemos, démosles continuidad a las cosas, que la vida fluya… Estamos en un momento muy malo del arbitraje, y en ello los jueces argentinos contribuyen generosamente.


Boca y River han tenido la oportunidad de darle brillo a esta Libertadores con su inesperado cruce de octavos de final. La ocasión de enamorar a otros públicos a partir de su innegable popularidad.


La han despilfarrado. Millones de televidentes del continente se han visto defraudados con otro clásico pobre, chabacano, rústico, que no tuvo nada de súper.


River, como es tradicional, se vio ampliamente beneficiado por el blando arbitraje del pésimo juez Delfino (el mismo que unas semanas atrás había dado penal a favor de Vélez y expulsado a un jugador de Arsenal, y luego revió sus fallos gracias a que le avisaron desde afuera; de premio le dieron River-Boca).


Debió haber tenido mínimo tres expulsados River; apenas le mostraron roja a Teófilo Gutiérrez, y sobre el final. River es el Real Madrid, la Juventus, la Alemania de Suramérica, nunca un silbato en contra.


Rodolfo Arruabarrena, técnico boquense, decidió alinear a una gruesa porción de suplentes en una medida poco entendible para un partido clave.


Después de haber disfrutado de los dos partidazos de Europa (Juventus 2-Real Madrid 1 y Barcelona 3-Bayern Múnich 0) aguardábamos con modesta expectativa algo similar en nuestra querida Libertadores.


No digamos dos platos, postre y café, sino al menos la módica sopita de la emoción. Nada, quedamos famélicos, como viene sucediendo en los últimos tiempos en nuestro fútbol de club en América del Sur.


* EN SAN PABLO, EL MISMO MENÚ. Tampoco esperábamos gran cosa del choque San Pablo-Cruzeiro. Y fue similar al River-Boca. Apenas algunas vibraciones más fuertes frente al arco de Fabio, arquero cruzeirense de notable actuación.


El fútbol brasileño, como señaláramos en otras ocasiones, atraviesa una crisis de identidad y de figuras. El escueto triunfo sampaulino, 1-0 como el también mínimo de River, deja ambas llaves abiertas. Los octavos de final de la Libertadores están abarrotados de cuadros grandes, pero el juego es chico.


* BALSÁMICO EMELEC. La excepción de la jornada de octavos ha sido Emelec, brindando nuevamente un buen espectáculo, ganando con autoridad a Nacional de Medellín. El 2-0 no tuvo correlato con la superioridad ejercida por el club guayaquileño y, sobre todo, con las numerosas situaciones de gol que generó.


Nacional, gracias a su frondoso presupuesto, presenta siempre planteles importantes, pero en esta copa ha sido invariablemente una de cal y una de arena. El profesor Osorio declaró: “Tal vez el segundo gol no lo merecía Emelec”.


Estamos seguros de que ameritaba el tercero. Con una cuota mayor de puntería, Emelec hubiese ganado todos sus partidos de Libertadores, y la mayoría por goleada; produce cantidades industriales de peligro.


* AMÉRICA LO ESPERA. Miler Bolaños, de Emelec, es posiblemente el mejor jugador de la Libertadores hasta el momento. Podría compartir el halago con el centrodelantero de Estudiantes Guido Carrillo (un goleador notable) y con el racinguista Gustavo Bou, pero estos porque le llevan dos goles (7 a 5).


En talento, en protagonismo, en incidencia sobre el equipo, Miler los supera. Está en un momento colosal y es de desear que lo mantenga dos meses más para que todo el continente pueda descubrirlo en la Copa América.


Un “9 y medio”, vivísimo, hábil, talentoso armador y brillante definidor, es un hecho que a fin de temporada será protagonista de una transferencia millonaria, que seguramente será récord para el fútbol ecuatoriano.


* EMPATE ESPECTACULAR. El sábado volvimos sobre el fútbol europeo con Real Madrid 2-Valencia 2. Un juego de vibración sensacional con un Madrid arrollador.


En rigor, debió ganar el club de Bernabéu 6 a 2, 5 a 3… Se estrelló contra los palos (tres), pero sobre todo contra el arquero brasileño Diego Alves, de histórica actuación.


En el segundo tiempo, el Madrid sacó toda su grandeza del arcón y atropelló al Valencia. Hizo dos goles, pero no le alcanzó y prácticamente resignó la Liga. Lo que empujó Sergio Ramos, ese gladiador moderno, fue colosal, digno de una columna aparte.


* ARQUERO DE HOY. Hace 60 años el fútbol tenía a Lev Yashin, la ‘Araña Negra’, el portentoso arquero ruso, atlético, arrojado, volador, intrépido para su época.


En los 50 y los 60 ya hacía entrenamiento específico. Hoy hay 300 arqueros buenísimos, algunos extraordinarios como Diego Alves, este fenómeno de 29 años que hace total honor a sus tres apelativos: el ‘Gato’, el ‘Muro Brasileño’ y el ‘Parapenaltis’.


Entre sus varias contenciones milagrosas estuvo el penal a Cristiano Ronaldo, clave porque iban 46 minutos del primer tiempo y el Valencia ganaba 2-0. Era importante llevarse esa ventaja al descanso.


Y lo paró en gran forma. Lleva detenidos 19 penales, de 40 que le patearon en Europa. Casi un descomunal 50 por ciento. Ya le había tapado otro penal a Ronaldo; y también uno a Messi. Podríamos disfrutarlo en la Copa América, pero el titular en Brasil es Jefferson, otro fantástico porterazo.


* EL PUNTO FLACO DE PEP. Barcelona se vio beneficiado por el traslado cansino del Bayern en el medio. Pep Guardiola es un entrenador extraordinario, ninguna duda, aunque su punto débil son los fichajes.


Llegó y ordenó contratar a Thiago y a Xabi Alonso, dos jugadores lentos y absolutamente predecibles. Thiago, un hombre monorrítmico y sin gol, sin la chispa que se requiere de un volante ofensivo.


Alonso, un atleta duro, pesado y sin ideas con la pelota; le robaron varias veces la herramienta por demorarse. Sin aceleración ni cambio de ritmo, la tenencia se torna estéril y las situaciones de gol no aparecen porque se pierde sorpresa.


El Bayern extrañó horrores a Ribéry y, sobre todo, a Robben. El primero aporta la creatividad; el segundo, la explosión y el desequilibrio en el mano a mano. Y el gol. Tampoco podrán jugar la revancha mañana martes. Igual, no está cerrada la serie, esto es fútbol. ¿Por qué nos pegamos a la tele para ver fútbol europeo…? Simple: nos da lo que no tenemos acá.


Jorge Barraza


www.eltiempo.com



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