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mayo 19, 2015

Niebla de Mayo

Claraboya. Por: Luferni


Niebla de Mayo


Es un lujo de los amaneceres próximos a serranías.


Una envoltura de humedad matutina  que, por su altura, envuelve a la ciudad.


Es el aire acondicionado de una cálida primavera saltillense, con cielos salpicados de cúmulos nubosos. Sueltan sorpresivamente sus chubascos pasajeros.


Parece que el acontecimiento noticioso solo es admitido al escaparate de los titulares mayores si viene con esa indumentaria de etiqueta trágica: la violencia o la catástrofe. Sin esa corbata de morbosa espectacularidad no tiene permiso de acceso o se le acomoda en la baraúnda de las páginas interiores, salpicadas de anuncios e inserciones pagadas.


Se privilegian los panoramas nebulosos en las áreas preferidas de la política y de la economía. Todo envuelto en esa gasa flexible y translúcida de la inseguridad ubicua y persistente. Se practica el malabarismo de la estadística experta en porcentajes comparativos.


Se da así una vuelta más a la tuerca informativa para hacer sentir una apretura generalizada.


Se descalifican todos los caminos. Se pone en el tendedero el trapo sucio del vecino opositor. Se exhiben ineptitudes, apetitos y desaciertos ajenos para subrayar las propias propuestas, con tinte de promesa exagerada. Es un juego adolescente de inmadurez relacional  a la que juegan los partidos, tantas veces partidos y repartidos.


La gente no sabe si fijarse en personas, en siglas o en planes de mejoría. No logra conocer las personas, conoce bastante los intereses, las torpezas e incongruencias de todos los grupos y no acaba de creer en los ofrecimientos. Tiene en la mano el voto como un teléfono celular que no logra conectarse o no recibe señal o cuando la recibe, no sabe qué número marcar.


La niebla de mayo es un bello meteoro pero se convierte en símbolo de esa evanescente atmósfera de imprecisión en que se mueve la ciudadanía. Lo famoso “menos peor” le parece a muchos seguir votando como siempre, como en una inercia que les parece fidelidad. Para otros, lo importante no es su próximo voto sino aquello por lo que no votarán.


No pocos quedan atrapados en los hilos engañosos del abstencionismo.


Mayo resulta ya un mes vesperal, una antesala, un vestíbulo. Lo genial sería un despertar de la conciencia y desde esa profundidad, sin nieblas perturbadoras, tomar cada quien  una decisión con plena libertad y discernimiento.


Si hay nieblas interiores también en junio, se parecerá el sufragio a un juego de azar. En un casino en que saltan dados, se barajan cartas y giran ruletas. Se declara un ganador con gran suma de apuestas. No fueron una elección sino el resultado de ciegos impulsos fugaces…



Niebla de Mayo