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marzo 18, 2016

Parlamentarismo o presidencialismo

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Parlamentarismo o presidencialismo

Día con día. Por: Héctor Aguilar Camín.
En respuesta a mis comentarios sobre la fragmentación política en la democracia mexicana, el historiador Ariel Rodríguez Kuri me ha escrito diciendo que mi preocupación disminuiría si, en lugar de buscar reformas al cont
Ver nota completa: http://notimundo.com.mx/parlamentarismo-o-presidencialismo/

julio 20, 2015

La revolución de los independientes

Día con día. Por: Héctor Aguilar Camín.


La revolución de los independientes


La palabra revolución es siempre exagerada, incluso si se usa metafóricamente, pero la verdad es que hay algo exagerado en el espacio abierto en la democracia mexicana por las candidaturas independientes.


Mejor: por la búsqueda de opciones independientes de una parte del electorado que vive en estado de rebeldía insustanciada frente a partidos y políticos oficiales.


Una encuesta de vivienda hecha hace dos semanas por Parametría, de Francisco Abundis, midió el ánimo independentista con una pregunta simple:


“¿Está usted a favor o en contra de que se sigan permitiendo las candidaturas independientes en las elecciones?”.


El 65 por ciento de los encuestados respondió a favor. En contra, 14 por ciento (“Mexicanos apoyan a los independientes”: Parametrìa.com.mx).


Apenas puede imaginarse una mesa política de futuro más sencilla y mejor puesta. Quien pueda capturar la imaginación de la mitad de ese 65 por ciento con una candidatura independiente, podrá instituir de golpe una revolución en la partidocracia mexicana, cuyo desprestigio acumulado no había tenido cómo manifestarse hasta ahora.


Las candidaturas independientes han abierto una rendija, en realidad un boquete, en la muralla de la partidocracia.


La revolución independentista no es de balas, sino de ánimos políticos, preferencias electorales, filias y fobias cívicas. Tiene adelante un camino tan sencillo y directo como el de deslindarse de la política establecida y poner casa aparte de partidos con registro y políticos de partido.


Nada tan desafiante para un establecimiento político como una rebelión dentro de los marcos institucionales.


Los hartos del status quo no tienen sino que acuñar un concepto potente que divida las aguas de las opciones electorales del país en dos grandes contingentes: el partidocrático y el independiente.


López Obrador ha acuñado una expresión que apunta hacia allá: “La mafia en el poder”. Pero él ha sido parte estelar de esa “mafia” y es hoy parte de la partidocracia.


Previendo la oleada independentista que viene, los gobiernos de algunos estados (Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas) han cambiado sus leyes para multiplicar las exigencias de registro a candidatos sin partido.


Olvidan que “lo que resiste apoya” (Reyes Heroles). Es posible que en su afán de contener solo añadan al hervor independentista el prestigio de ser combatido con triquiñuelas burocráticas.


hector.aguilarcamin@milenio.com



La revolución de los independientes

mayo 06, 2015

Corte de caja

Día con día. Por: Héctor Aguilar Camín.


Corte de caja


Estaba comparando cifras de intención de voto en distintas encuestas y de pronto mi atención giró del eje de las cifras al eje a los partidos registrados que recibirían la votación.


Pensé que esa lista de partidos era una foto de la pluralidad de la democracia mexicana: un retrato de la democracia que hemos construido. Se me cayó el alma al piso.


Veamos. De los diez partidos registrados para la elección de junio solo tres vienen del mandato de la historia, son verdaderos partidos históricos: el PRI, el PAN y, antes de dividirse, el PRD.


Del arraigo del PRI y el PAN en la cultura política nacional apenas hay que hablar.


El PRD arropó también una corriente histórica nacional: la de los distintos cauces de la izquierda que encontraron ahí la forma partidaria que reunió sus diversos linajes y camarillas. (A este respecto pueden verse mis apuntes en Pensando en la izquierda. FCE, Col. Tezontle, 2011)


La escisión del PRD por el surgimiento de Morena dividió los votos y fragmentó la representatividad histórica de la izquierda como fuerza electoral, pero no puede negarse a ambos una representatividad real.


Ninguno de los seis partidos restantes tiene nada que pueda parecerse, ni remotamente, a la encarnación de tendencias, valores, batallas o personajes de una cierta densidad histórica nacional. No representan nada.


Son partidos, en realidad membretes, más viejos o más nuevos, productos todos de las oportunidades burocráticas de la transición democrática.


Son emanaciones administrativas de la legislación, no cuerpos políticos con una implantación seria en la cultura política del país.


No creo que ningún mexicano en su sano juicio haya querido la pluralidad que llevamos hasta ahora. Y, sin embargo, eso es lo que legislamos, eso es lo que construimos, eso es lo que tenemos.


¿Cómo llegamos ahí? ¿Qué acumulación de comités, buenas intenciones y negociaciones ciegas produjo este engendro? ¿No hay manera de empezar de nuevo, de volver atrás?


Sería sano en ese camino que los electores del próximo junio echen del escenario al mayor número posible de membretes.


Este es el voto nulo que urge, uno que limpie nuestro pluripartidismo de franquicias y deje en la arena solo lo que en verdad representa algo.


hector.aguilarcamin@milenio.com


www.lopezdoriga.com



Corte de caja