Por:Carlos Marín
La celebración del cumpleaños, hace un mes, de la cantante y actriz Claudia Cervantes, provocó ayer el tardío cese de un subdirector delegacional y la multa de 32 mil pesos a una empresa de entretenimiento, por haberse realizado en el sitio menos indicado: el meritito centro de la Rotonda de las Personas Ilustres, en el panteón civil de Dolores.
“Ahí se preserva la identidad del pueblo mexicano”, definió ese espacio el jefe de la demarcación Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, por lo que resultan comprensibles las sanciones.
Exagera la cumpleañera con decirse dispuesta a llevarles flores y pedir perdón a las familias de ilustres que se sientan agraviadas, pero acierta al recordar el romance mexicano con la muerte y hacer ver que en otras locaciones, tan respetables o más que la Rotonda (¿qué tal el Monumento a la Revolución?) se permiten hechos igualmente reprochables.
Pero ni duda cabe que la regó al usar como patio de su casa la Rotonda, cuya “paz de los sepulcros” fue alegre, abusiva, proteínica y etílicamente alterada.
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