Un exceso de colesterol en el cuerpo, conduce al desarrollo de problemas visuales.
El colesterol es conocido por ser un lípido presente en todas las células del cuerpo. Pese a que muchos solo lo conocen por sus efectos nocivos en la salud; en realidad se trata de una sustancia esencial para el óptimo funcionamiento del organismo.
Por otro lado, el hígado se encarga de segregar la mayor parte; aunque también se absorbe mediante el consumo de algunos alimentos que lo contienen.
Uno de los temas más preocupantes es que muchas personas ignoran notablemente que sufren de colesterol en cantidades elevadas; ya que, por lo general, no se manifiesta mediante síntomas contundentes.
La inflamación y la sensación de adormecimiento de las extremidades; es uno de los síntomas iniciales del colesterol alto.
Toda esta reacción se produce porque los lípidos acumulados impiden una circulación óptima; por lo que disminuye el paso del oxígeno y los nutrientes hacia los músculos.
Por otro lado, el mal aliento, conocido como halitosis, es una señal muy común en los pacientes; que están teniendo problemas de colesterol.
Dado que toda esta sustancia es segregada en el hígado, su acumulación excesiva genera graves dificultades en el proceso digestivo; lo cual se manifiesta con sequedad y olores desagradables en la boca.
Con respecto a los descontroles en los niveles de colesterol malo (LDL); estos suelen convertirse en un fuerte desencadenante de los continuos episodios de indigestión y pesadez.
A medida que el colesterol se va depositando en las arterias, la circulación comienza a presentar dificultades; y la oxigenación celular se ve interrumpida.
Un exceso de colesterol en el cuerpo, conduce al desarrollo de problemas visuales; que, de no ser controlados a tiempo, pueden acabar en daños irreversibles.
Una gran cantidad de lípidos a lo largo de todas las arterias afecta las funciones digestivas; dado que la motilidad intestinal disminuye, se producen fuertes episodios de estreñimiento.
Si se presenta una sensación de debilidad, la fatiga y el deseo de dormir en horas no habituales suelen producirse por:
Deficiencias nutricionales
Exceso de actividad física
Alguna enfermedad.