Primer informe de Astudillo, hacia la normalidad democrática
Primer informe de Astudillo
Médula. Por Jesús Lépez Ochoa
[caption id="attachment_73530" align="alignleft" width="246"] Jesús Lépez Ochoa[/caption]
Héctor Astudillo Flores pasó el tamiz del primer informe de su gobierno, una ceremonia solemne de rendición de cuentas que ha tenido un comportamiento irregular desde el año 2000 y que de continuar las cosas como van podría normalizarse.
Los últimos tres gobernadores constitucionales solamente acudieron en una ocasión durante sus respectivos mandatos a presentarlo en el Congreso.
El priísta René Juárez Cisneros lo hizo en su primer informe y los correspondientes a los años subsecuentes los entregó por escrito.
Luego de la alternancia Zeferino Torreblanca Galindo, gobernador por el PRD, también acudió en su primer año. Posteriormente argumentó que se trataba de una figura obsoleta hacerlo ante los diputados, y comenzó a realizar desangelados foros regionales.
Ángel Aguirre estuvo ante los diputados solamente en el tercer y último año de su gobierno en medio de varios misteriosos apagones de luz en el recinto legislativo.
El interino Rogelio Ortega entregó por escrito el único que le correspondió durante los meses que le tocó hacerse cargo del gobierno que le tocó entregar, en una nueva alternancia, a Héctor Astudillo.
En todos los casos, se debió al descontento social, más que el buscar nuevas formas de rendir cuentas.
Si bien los informes de gobierno son en los hechos actos horizontales, de poder a poder, paradójicamente tienen una verticalidad simbólica dada la democracia representativa que es México.
Es decir, constitucionalmente los diputados nos representan a los ciudadanos. Se supone que para eso fueron electos. No se quita lo obsoleto a un acto rehuyendo a escuchar las posturas críticas de los opositores, de ahí que la rendición de cuentas no puede considerarse obsoleta en ningunas de sus formas.
Por eso es importante que el primer informe de gobierno de Héctor Astudillo se haya realizado con tranquilidad, como corresponde a un acto democrático.
Sobretodo es relevante el interés que como gobernador demostró en acudir a escuchar las posturas de todas las representaciones partidistas.
Guerrero debe alcanzar la madurez política y el que el Poder Ejecutivo se presente a rendir su informe ante el Poder Legislativo es parte de ese proceso que no puede detenerse para lograr una normalidad democrática en la que se respeten los valores cívicos como la tolerancia y la diversidad del pensamiento.
Esperemos que este acto se repita en los años venideros.