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mayo 26, 2015

Las tres comadres

Presente lo tengo Yo. Por: Armando Fuentes Aguirre “Catón”.


Las tres comadres


En Jalisco tienen tres vírgenes. Debe haber más, supongo. Pero no estoy hablando de vírgenes terrenas, sino de las celestes, de Vírgenes, con uve mayúscula.


(Así, uve, o ve, se nombra la letra que antes llamábamos ve chica. Ha cambiado mucho esta pequeña letra. Ahora ya ni siquiera es labiodental, como antes, sino bilabial, igual que su homófona, la ve.


En el Colegio “Ignacio Zaragoza”, colegio invicto y triunfante, el Hermano Visitador nos aplicaba un examen de ortografía, y pronunciaba muy bien los vocablos que debíamos escribir. Por ejemplo, para que escribiéramos avena dictaba afana.


Todos escribíamos: afena. Ahora la Academia prescribe que la ve o uve representa el mismo sonido que la be en todos los países de habla española. Ya no debemos decir, por tanto, afena, sino abena. Quién sabe qué iremos a hacer con tanto cambio… Perdón por el paréntesis tan largo. Ya lo cierro).


Las tres vírgenes que tiene Jalisco son la de San Juan de los Lagos, la de Talpa y la de Zapopan. Las he citado por riguroso orden alfabético, para que no haya sentimientos. A estas tres vírgenes les dicen “Las Comadres”, y ya se sabe cómo son las comadres de sensibles.


La devoción a la Virgen de Talpa inspiró a Francisco Rojas González uno de sus más bellos cuentos, aquel del niño tuerto que sufría porque en la escuela sus compañeritos se burlaban de él.


Le decían “el poca luz”, “farol apagado” y otras burlas propias de los niños, que son más crueles aún que los adultos. Todos los días el chamaquito tuerto llegaba a su casa llorando. O semillorando, si se me pide mayor precisión. Su pobre madre se afligía mucho.


Llevó a su hijo al santuario de la Virgen, y entre lágrimas le pidió a la Señora que le hiciera el milagro de que su hijo ya no fuera tuerto. Al salir de la iglesia un cohetón pegó en el ojo bueno del pequeño y lo dejó ciego.


La madre regresó al punto al templo y se postró de rodillas ante la sacra imagen. Conmovida le agradeció a la Virgen el prodigioso milagro que le acababa de hacer: su hijo ya no era tuerto; ahora era ciego. De un tuerto se burlan todos, pero de un ciego nadie hace burla jamás.


En las Nueve Esquinas, barrio entre los más populares de Guadalajara, hay una birriería a la que voy sin falta cuando llego temprano a la ciudad. En la casa donde ahora está esa birriería nació Rojas González. Pocos tapatíos lo saben. Cuando les doy el dato dicen:


-Ah.


Yo me pongo feliz con ese comentario.


La segunda comadre es la Virgen de San Juan de los Lagos. De las tres Comadres ella es la que tiene más devotos. Pero mucho cuidado: esta Señora goza fama de vindicativa, quiero decir, de vengadora.


Si le pides un milagro, y para conseguirlo haces una promesa -por ejemplo, dejar de fumar, o no ver ya nunca a Fulanita-, y ella te hace el milagro, tienes que cumplirle la promesa, y pronto, pues si no ella te envía una desgracia enorme: te resulta enfisema pulmonar, o te casas con Fulanita.


Hay muchachas que se llaman Sanjuana -hay que decirles Sanjuanita- porque sus mamás se las prometieron a la Virgen de San Juan. Si en vez de Sanjuana les hubieran puesto Janice, Jeanette o Jean, la Virgen se habría enojado mucho y habría hecho caer sobre las desdichadas una terrible pena, como forúnculos en la región glútea, o qué sé yo. Lo mejor es tener formalidad y cumplir la manda.


Mañana hablaré, Dios mediante, de la tercera Comadre.



Las tres comadres