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julio 04, 2015

Acoso fiscal

De política y cosas peores. Por: Catón.


Acoso fiscal


Dulciflor, muchacha ingenua, pasó una gran vergüenza en el boliche. Uno de los jugadores vio que tenía problemas para hacer sus tiros y le sugirió: “¿Por qué no usas una bola más pequeña? Ahí hay algunas para mujer”. “Oh no –rechazó ella-.


A mí me gusta jugar con las bolas de los hombres”… Babalucas le dijo a su maestro: “No soy bueno para la filosofía. Todo lo que usted dice en clase me entra por un oído y me sale por los otros dos”. “¿Cómo es eso? –se rio el profesor-.


No tienes tres oídos; tienes solamente dos”. “Caramba –se preocupó el badulaque-.


Eso significa que tampoco soy bueno para las matemáticas”… Don Madano es un hombre tremendamente gordo. El otro día estaba en la playa a la caída de la tarde, y el guardia le pidió: “Señor: ¿podría hacernos el favor de retirarse? La marea no tarda en llegar, y necesita espacio”…


El señor Amalet consiguió un empleo de historiador, pero lo dejó poco después. El trabajo no tenía futuro… Un francés y un inglés discutían acaloradamente acerca de cuál sistema era mejor: el decimal o el duodecimal.


El británico puso fin a la discusión con una frase lapidaria: “Si Dios hubiera preferido el sistema decimal habría tenido solamente diez apóstoles”… El cliente llamó al mesero y le reclamó airado: “¡Este huevo está malo!”.


Respondió con displicencia el camarero: “A mí no me diga nada. Yo lo único que puse fue la mesa”… Una señora le contó a otra: “Acabo de confirmar los temores que tenía sobre mi nuera.


Hoy por la mañana me llamó para pedirme la receta de los Corn Flakes”… Un sujeto acudió a la consulta del doctor Duerf, psiquiatra de prestigio, y le preguntó con inquietud: “¿Es normal que un hombre quiera casarse con un pulpo?”.


“De ninguna manera –respondió el célebre analista-. Eso evidenciaría un problema de personalidad muy grave, a más de un absoluto despego de la realidad”.


“Ya veo –dijo entonces el individuo, pensativo-. En ese caso ¿le interesaría comprar ocho anillos de compromiso?”… A don Augurio Malsinado lo ha perseguido desde siempre un hado adverso.


Narraba con tristeza: “Cuando yo era niño mis papás me regalaron un cascabel. Pero con todo y víbora”… Decía don Chinguetas: “Mi mujer y yo hemos estado felizmente casados por 10 años.


Y 10 de 30 no es un mal promedio”… Un grupo de bacilos iba a entrar al museo de arte. El jefe de seguridad les marcó el alto. “Lo siento –les dijo–. No podemos admitir bacilos en el museo”.


Replicó uno de ellos: “Entiendo la prohibición en el caso general, pero nosotros somos bacilos cultivados”. (Caón, otro chiste como ése y mis cuatro lectores quedarán reducidos a dos)…


Solicia Sinpitier, madura señorita soltera, regresó de sus vacaciones y les contó a sus amiguitas Himenia y Celiberia una experiencia que había tenido en su hotel.


“Un hombre joven estuvo golpeando desesperadamente durante horas la puerta de mi cuarto”. “¿De veras? –se entusiasmaron ellas-. Y ¿qué sucedió?”. Suspiró la señorita Sinpitier: “Tuve que dejarlo salir”…


No conozco a Marcelo Ebrard, y a fuer de sincero debo decir que no siento el menor deseo de conocerlo, y el mayor aún menos. Ciertos indicios, sin embargo, me hacen pensar que el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal está sufriendo una persecución de Estado junto con cercanos familiares suyos.


En efecto, las autoridades hacendarias los están investigando con acuciosidad que se antoja sospechosa. (Nota: ya dije que no conozco a Ebrard, para que no me vayan a investigar a mí también).


Este señor ha sido señalado como culpable de haber filtrado a la prensa la información sobre la tristemente célebre Casa Blanca, malhadado asunto que tanto desprestigio atrajo al régimen actual.


Eso explicaría, al decir de algunos, el hostigamiento de que ahora es objeto junto con sus allegados. (Nota: ya dije que no soy allegado a Ebrard, para que no me vayan a hostigar junto con él).


Si la versión tuviera base real eso debería preocuparnos, pues todos estaríamos expuestos a vernos en semejante situación. Entiendo que el acoso sexual es malo, pero presiento que el acoso fiscal es aún peor.


Ojalá éste no sea el caso. (Nota: vuelvo a decir que no tengo relación alguna con Ebrard, para que el caso no vaya a serlo yo)… FIN.



Acoso fiscal