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abril 22, 2017

Café Montaigne 16

Café Montaigne 16

Contraesquina/Salpicón. Por: Jesús R. Cedillo.

“Si no saben volar pierden el tiempo conmigo”. Por estos días en que la vida camina en ocasiones lentamente, según yo, me entrego a ver las mismas películas de siempre.

Ignoro por qué no puedo ver cine “contemporáneo”. Contemporáneo hablando del cine producido el verano pasado. Tengo años sin ir a una sala cinematográfica.

Aquella muletilla que usted ya conoce harto, empiezo a creer que es verdad: todo tiempo pasado fue mejor. En materia de cine, al parecer sí. La frase con la cual inicié esta charla con usted hoy, mientras disfruta de su aromático café amargo, es de una película que recién vi de nuevo: “El Lado Oscuro del Corazón” del ya lejano año 1992.

El director fue el argentino Eliseo Subiela, quien apenas en diciembre pasado, murió en Buenos Aires a los 71 años de edad.

La muerte encontró a Subiela demasiado ocupado. Estaba en la planeación de una nueva cinta, “Corte Final”, y en un montaje teatral de su autoría, “La Vida Real”.

Vi la película por primera vez, si mal no recuerdo, en la Ciudad de México, en un festival de lo que entonces llamábamos “cine de arte”. Es decir, cine diverso y de varias partes del mundo, el cual no llegaba al circuito comercial jamás.

En aquel entonces, en aquellos años, entre la avidez por cualquier manifestación cultural y el explorarlo todo, viajaba constantemente a la Ciudad de México para este único fin: ver cine, comprar discos y libros y regodearme en sus restaurantes y cafeterías. En aquellos años, todos mis emolumentos los gastaba en lo anterior.

Lo sigo haciendo.
No ha cambiado mi vida. Aunque hoy, con eso llamado internet, uno tiene acceso a cintas, audios, contenidos que en aquel entonces sólo había una manera de ver: ir al Distrito Federal.

“El Lado Oscuro del Corazón” de Eliseo Subiela marcó (nos marcó) a una buena parte de mi generación que asistía a ver este tipo de cine.

Este afamado director argentino tiene otras buenas cintas como “No te Mueras sin Decirme a Dónde Vas” de 1995, la cual recuerdo levemente, “No Mires para Abajo” de 2008 y otras que fueron su apuesta de vida.

Pero sin duda, la primera aquí nombrada, la cual le dio la vuelta al mundo y fue premiada en su momento, sigue siendo un himno poético, escenas y trama que aún hoy siguen arañando el corazón. La empariento un poco con “El Cartero de Neruda”, basada en una novela de Antonio Skármeta.

Y la del argentino Subiela, usted lo sabe, está armada con base en textos de Oliverio Girondo, Juan Gelman y Mario Benedetti.

De hecho, en la cinta aparece Bendetti recitándole poemas al oído a una prostituta en un bar de baja estofa, versos en alemán.

ESQUINA-BAJAN

Ya no voy al cine. Salvo cuando se estrenan películas de corte bélico. Son las que me atraen. Voy a hacer una confesión que me dejará por los suelos, me imagino.

Al día de hoy, no he visto ninguna película de la saga de “Star Wars”. ¿De qué me he perdido? No lo sé. Nunca me ha gustado el cine de ciencia ficción. Tampoco la literatura con este tema. Recuerdo que al buen editor Felipe Rodríguez Maldonado es lo que más le apasiona.

En mi caso, ha de ser una tara manifiesta que tengo para paladear este tema y esta saga de películas tan recaudadoras de dólares en la taquilla. En cuanto a sagas o cine de autor, sigo viendo la obra completa de Akira Kurosawa.
Siento que el cine contemporáneo está en agonía. Igual que la literatura producida por jóvenes. Lo anterior potencializado por la red de internet que todo lo pudre.

En tiempos de Eliseo Subiela y en Argentina, eran tiempos de ser hombres no payasos. Se jugaba la vida. Literalmente. En su juventud fue miembro de la Juventud Peronista y de la guerrilla “Montoneros”. Le profesaba una genuina admiración a un cantante bueno como pocos, el mítico Leonardo Favio.

A Subiela le tocó lidiar y luchar, apostar la vida misma en contra de la dictadura argentina (terminó en 1983) que sangró al país y de la cual, al día de hoy, aún hay secuelas. Eran tiempos de hombres, hombres de acero y roca; no de “memes” ni cuentas con seudónimos para esconder la cobardía y las penas por internet.

A Eliseo Subiela se le cansó el corazón. Como buen creador e intelectual, su corazón de tanto apostarlo en el arte, imagino, se colapsó y en un segundo se lo llevó.

En una entrevista precisamente antes de su muerte, tres meses antes, había espetado “he perdido el miedo a la muerte”. Sin duda. De hecho, todos vamos a morir. Nadie es eterno.

Y en cuanto a su apuesta en este mundo terreno, Subiela lo cumplió a la perfección. Dejó varias películas que forman parte de nuestro mapa sentimental e intelectual. “El Lado Oscuro del Corazón” es una de ellas.

LETRAS MINÚSCULAS

¿Una mujer sabe volar? “Si no saben volar pierden el tiempo conmigo”. El verso de Girondo resuena en la eternidad.

A Eliseo Subiela, director de películas entrañables, se le cansó el corazón. Como buen creador e intelectual, su corazón de tanto apostarlo en el arte se colapsó y en un segundo se lo llevó.