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agosto 22, 2015

¿Sin agua, sin edén y sin Parras?

Contraesquina. Por: Jesús. R. Cedillo.


¿Sin agua, sin edén y sin Parras?


En estas generosas páginas de VANGUARDIA ofician algunos de los mejores editorialistas del norte de México. Sin duda alguna. Leer al cronista Jesús Carranza es un placer dominical.


Los sabios del ciberchip y del periodismo de investigación, don Víctor S. Peña y Luis Carlos Plata, dictan cátedra todo el año.


Ni qué decir de don Armando Fuentes Aguirre, Onésimo Flores y doña María C. Recio, por citar sólo a algunos.


Pero, hoy me detengo en un maestro el cual semanalmente es obligado leer, a J. Alfredo Reyes Ramos.


Don Alfredo Reyes forma parte –como yo– de esa vieja estirpe de redactores, de periodistas sin internet, pero si dueño de una memoria fotográfica, pluma y libreta en mano; pero sobre todo, con ideas.


Don Alfredo tiene ideas incendiarias las cuales no copia de internet y menos habita esas parcelas de afásicos que todo lo pudren en “línea” en las diversas aplicaciones que hoy son moda y mañana basura.


Alfredo Reyes tiene ideas y éstas dominicalmente en su espacio, arden, son materia inflamable y no deja títere político con cabeza. Jamás.


En sus últimas entregas de los domingos, ha venido abordando un tema que merece toda la atención: el bello Parras de la Fuente, Coahuila, su tierra, puede fenecer de no darse pasos en materia de tecnología al canalizar el agua de las acequias y que esta agua.


Lo más limpia y pura posible, siga siendo el riego del vergel de las casas vitivinícolas de la región, de los ejidos y, al final de cuentas, que sean el bastimento de toda la ciudad, de un pueblo mágico que se resiste a morir en el calvario en que se ha convertido Coahuila.


Domingo tras domingo voy leyendo la saga de información y columnas de Reyes Ramos el cual no duda en definir a una activista de la zona, la señora Juana Alejo, como una “Juana de Arco sin hoguera”.


Al parecer, esta señora es una activa ciudadana la cual defiende que las aguas de las acequias sigan sus mismos rumbos y cauces por donde decenas de años han pasado.


Algo bucólico sin duda, pero de escasa optimización y resguardo para el vital líquido, el cual es poco y pasa con harta basura y otros problemas.


Y como donde hay medios de comunicación hay propaganda gratis, el columnista ha escrito que ya anda en el baile el mediático monje Raúl Vera López. Nada nuevo, pues.


Vamos por partes: he ido a Parras de la Fuente alrededor de cuatro veces en mi vida. Si mi obligan mucho, tal vez cinco ocasiones.


En lo personal eso de visitar pueblos mágicos, rancherías y villas la verdad no se me da.


Nunca se me ha dado. Cien metros fuera del pavimento, dijo alguna ocasión don Oscar Wong, me pone de nervios.


ESQUINA-BAJAN


Eso de la naturaleza, el convivir con las flores y plantitas, meter el piecito en un riachuelo y ver cómo saltan los pescaditos, con lo amargado y urbano que soy, pues nunca ha sido motivo de vida o consuelo para mí.


En Parras he cumplido compromisos de índole personal, no para vacacionar. Prefiero las atestadas calles de Guanajuato o el DF y sus restaurantes, que estar al aire libre en una granja con miles de mosquitos, un calorón de 40 grados y “ver verde” para todos lados. Respeto lo anterior, nada más.


Pero aquí va implicado todo un pueblo, toda una ciudad que tiene sus blasones bien plantados: el municipio, con más de 9 mil kilómetros cuadrados y más de 44 mil habitantes, es simiente de la vid primigenia en tierra americana, Casa Madero y ahora.


También sede de otras casas vitivinícolas como la de Rivero González, con caldos tan apreciados a nivel internacional, con dividendos de trabajo y manutención, que es un verdadero crimen si alguien no toma cartas en el asunto de la canalización del agua y su resguardo (Profepa acaba de suspender el entubamiento).


No para ellos, que la necesitan, sino para todos los habitantes del Valle de este pueblo.


Por lo anterior, va recado para mi amigo, el maestro J. Alfredo Reyes Ramos. Gran maestro, vamos a su pueblo, Parras, dos días a reportear tan espinoso asunto.


De paso y como hace años no voy, visitamos las casas vitivinícolas y nos bastimentamos con buenos vinos de la región.


¿Existe aún el Cristo del Santo Madero, capilla encimada en una colina cercana? Recuerdo como una nube ficticia dicha iglesia y construcción en mi memoria.


De paso, corroboramos el estado de la acequia. ¿Dicho canal puede ser Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO?


LETRAS MINÚSCULAS


Usted manda don Alfredo. Parras, lejos de las autoridades y cerca, muy cerca de su evaporación…



¿Sin agua, sin edén y sin Parras?

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