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agosto 25, 2015

Esclavos negros en Saltillo

Dogma de Fe. Por: Marcos Durán Flores.


Esclavos negros en Saltillo


Desde principios de la historia, los humanos han esclavizado a otros humanos. Babilonios, egipcios, griegos, romanos, portugueses, españoles, ingleses y norteamericanos.


Secuestraron y esclavizaron por siglos a hombres, mujeres y niños para obligarlos a trabajar, muchas veces hasta su muerte última.


Hoy, los tiempos han cambiado pero solo para modernizar el tipo de esclavitud.


Y es que a pesar de que la mayor parte de los países la han abolido, está aún persiste.


A finales del 2014, la organización “Walk Free”, publicó su informe anual que denuncia la esclavitud en el mundo y los números son escalofriantes: 35 millones de hombres, mujeres y niños son aún esclavizados en todo el mundo.


Pero esta cifra se incrementa ya que el informe revela que aumentó un 20 por ciento respecto al año 2013.


Este gran negocio ha sido valuado, según cifras de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en 120 mil millones de euros al año, solo detrás del tráfico de armas y el de drogas en cuanto a actividades ilícitas.


Los lugares que encabezan este vergonzoso ranking son Mauritania, India, China, Pakistán, Uzbekistán, Rusia, Kosovo, Chipre, Corea del Norte, Sudán del Sur y ahora… Saltillo.


Y es que la semana pasada, autoridades de Coahuila liberaron, aquí muy cerca de nuestra ciudad, en el ejido El Higo, a 307 jornaleros agrícolas, 78 de ellos menores de edad, que se encontraban secuestrados y sometidos a condiciones de esclavitud.


Provenientes de los estados de Veracruz e Hidalgo, estos “esclavos modernos” estaban bajo el yugo de la empresa Prokarne, quienes, codiciosos, deseaban tener más; mucho más de lo que necesitaban, más de lo necesario y lo hicieron al precio que fuera.


Hoy, por fortuna, sus directivos enfrentan acusaciones de “Trata y explotación de personas”.


Poco importó que hace 186 años, un 15 de septiembre de 1829, el presidente José María de Bocanegra aboliera la esclavitud, inspirado en el sueño de don Miguel Hidalgo de que todos fuéramos “individuos libres”.


Pero esta tragedia humana tiene muy poco de nueva en la historia de Saltillo. Ya hace años, el historiador y escritor coahuilense, el doctor Carlos Manuel Valdés.


Compañero de páginas de esta casa editorial y quien me honra con su amistad, escribió en 1989, junto a Ildefonso Dávila el libro “Esclavos negros en Saltillo. Siglos XVII al XIX”.


Con paciencia franciscana, Carlos Manuel Valdés, escudriñó en el Archivo Municipal de Saltillo y otras plazas, solo para documentar una verdad vergonzosa, escondida, silenciada por siglos:


En épocas bárbaras, cuando se arrasaron villas enteras en África para secuestrar a poco más de 15 millones de esclavos negros que fueron vendidos y sacados del continente negro para ser traídos a América, algunos de ellos llegaron hasta Saltillo y fueron tambien esclavizados por saltillenses.


En su libro, Carlos Valdés asegura que en ese tiempo, tener un esclavo negro era incluso una señal de posición social, de estar a la moda.


La Iglesia católica misma, con la intervención de la orden jesuita, posibilitó esta barbarie, pues se dice que ellos mismos participaban y aceptaban el tráfico humano en los años del Saltillo Novohispano.


Documentos en el Archivo Municipal, guardan la historia en 249 expedientes acerca de esclavos negros que con su trabajo, hicieron más ricos a los ricos, mientras ellos se hacían más pobres entre los pobres.


Empresarios, políticos y sacerdotes, tenían entre sus empleados a mulatos y negros.


Hoy, siglos después, en una época a la que consideramos como “moderna”, seres humanos sin escrúpulos, nuevamente utilizan la esclavitud para obtener beneficios económicos y esto es a todas luces moralmente inaceptable.


Es verdad, queremos desarrollo económico y empleo, pero no a cualquier precio.


Mucho menos a uno que signifique sufrimiento humano y el despojo de la dignidad de niños, mujeres y hombres que son los nuevos “Esclavos negros en Saltillo”.


Ya hace muchos años, el dramaturgo español y Premio Nobel de Literatura, Jacinto Benavente escribió que “Una cosa es continuar la historia y otra repetirla”. Aquí, estos modernos “esclavistas” de Prokarne, han hecho las dos cosas.


@marcosduran



Esclavos negros en Saltillo

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