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agosto 25, 2015

Clase desclasificada

Claraboya. Por: Luferni.


Clase desclasificada


Niños sentados en pupitres en fila, dándose la espalda frente a un escritorio y un pizarrón.


Libros abiertos en que puede escribirse también. Computadoras. Algunos recursos audiovisuales en las paredes.


Una mesa larga pegada a la pared con diferentes instrumentos  como marcadores, reglas, plastilina, cartones y cartulinas.


Es el aula. Es el inicio de clases. Varias mochilas nuevas. Faltan algunos alumnos que estuvieron el año pasado.


Hay también caras nuevas de los que vienen de otros planteles. La guía ha dibujado una cara feliz en el pizarrón blanco con un marcador rojo.


Los hace que se pongan todos de pie. Que levanten los brazos en alto. Que den la mano y saluden y den su nombre al que está cerca. Ella empieza a preguntar, señalando aquí y allá.


Dónde naciste, en qué colonia, y a los nuevos, en qué escuela estuviste. Los deja que den explicaciones libremente.


Cada uno ayuda y en pocos minutos quedan todos los pupitres haciendo un gran óvalo. Ahora se ven las caras y nadie da la espalda. La guía extiende una gran lona muy atractiva como una alfombra en el piso.


Es un mapa mental en forma de árbol con varias ramas y frutos. Ella va señalando y explicando todo lo que se aprenderá en el año.


Algunos chicos  o chicas  pasan a leer frases escritas en raíces, ramas y frutos.


Hacen pequeños círculos con los pupitres. Cada pequeño grupo recibe una foto amplificada en que hay varias imágenes en una escena y en un ambiente. Se oye un murmullo en voz baja.


Todos están observando y opinando. Una secretaria nombrada en cada equipo está escribiendo.


Se vuelve a hacer el gran óvalo y cada secretaria dice cuál fue la narración que inspiró al grupo la imagen observada.


Hay relatos muy imaginativos. Algunos muy dramáticos, uno que otro hace reír por su comicidad.


Se da a leer una lista de liderazgos para que los adopten voluntarios. Uno se encargará del orden, otra de la computación, aquel del control de asistencia y puntualidad, uno más del buzón de sugerencias y sigue la lista que queda registrada.


Los que aprendieron un canto de montaña el año pasado son invitados a entonarlo para que lo vayan aprendiendo los demás. Ya todos tienen una hoja con la letra.


La guía marca el compás. Al terminar aplauden todos. Suena un timbre y termina el tiempo.  Se acomodan los pupitres en filas y salen al patio central…


“¿Cómo te fue en la primera clase?”, pregunta una compañera en el receso. “No sé, fue una clase desclasificada”, responde la guía sonriendo.



Clase desclasificada

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