Alhajero. Por: Martha Anaya.
¡Ay, Arturo!
Es de pena ajena – ¡y una tristeza!– lo que terminó provocando Arturo Núñez Jiménez con los comicios de junio pasado y que este fin de semana cerró con la anulación de la elección municipal del Centro, la de la mera capital tabasqueña.
Porque fue realmente él como gobernador perredista quien, junto con el Instituto Electoral de Tabasco, provocó el “cochinero” que se vivió el 7 de junio pasado en su estado.
Y lo hizo Núñez por su indefinición como gobernante, por intentar quedar bien con todos los partidos y por seguir congraciándose –aceptando cuanto le piden– con el gobierno federal con tal de recibir unas cuantas migajas económicas.
Le pidieron apoyar al PRD con todo, a como diera lugar –con tal de evitar el crecimiento de Morena en la tierra de Andrés Manuel López Obrador– y, efectivamente, cumplió.
Pero fue tan burda y tan amplia la maniobra que, al menos en el Centro, fue imposible dejar de lado lo que muchos vieron y vivieron durante la jornada electoral.
Tanto que la resolución del Tribunal Electoral de Tabasco para anular la elección de Centro fue por unanimidad y con un argumento central: La falta de certidumbre generada por errores sustanciales del Instituto Electoral tabasqueño durante la preparación y el desarrollo de la elección.
La ponencia de la magistrada presidenta Yolidabey Alvarado de la Cruz mencionó como causales: desde inconsistencias en cuanto al orden del día de la sesión permanente de la jornada electoral, incongruencias en la recepción de los paquetes electorales, reporte desfasado de las casillas instaladas.
Hasta –y es lo toral para la anulación–, la falta de constancia de la recepción de 116 paquetes electorales cuyos votos fueron anulados –más de 30 mil votos, 14.63% de la votación–, además de la incertidumbre en el número de las bodegas utilizadas.
La sentencia anula la constancia de mayoría a favor del candidato a presidente municipal, postulado por el PRD y Nueva Alianza, Gerardo Gaudiano Rovirosa, nieto del ex gobernador Leandro Rovirosa Wade.
Quien también perdió, por supuesto, es Arturo Núñez.
Si algo conservaba aún de prestigio –si alguna reserva había para pensar que efectivamente se había convertido en un vulgar “mapache”–, aquí terminó por arruinarlo.
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QUE PRIMERO RECONOZCAN SU FRAUDE.- ¿Quieren diálogo? –levantó el guante Andrés Manuel López Obrador–, ¡Muy bien! Pero primero reconozcan el fraude que hicieron en las pasadas elecciones en contra de Morena.
Porque es un hecho que el PRD pagó con recursos de procedencia ilícita un fraude electoral en varias entidades del país, incluido el Distrito Federal, alegó: “Por eso nuestras diferencias muy profundas con los dirigentes y gobernantes del PRD…”
Tal fue la respuesta del ex candidato presidencial a quienes desde el sol azteca están convocando a un diálogo entre la izquierda (y a una posible alianza) con miras a las próximas elecciones.
¿Realmente esperaría que los perredistas reconozcan la compra de votos que ha denunciado Morena?
El tabasqueño respondió muy a su estilo: “No sé, vamos a esperar…”
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¡QUÉ PADRE QUE NOS VAYA MAL!- Señores, dejen de ver nomás el lado oscuro de las cosas.
Ya lo dijo el presidente Enrique Peña Nieto: Dejemos de asociar la idea de que el dólar está ganando mayor valor frente a otras monedas con que estamos mal (Y ni se les ocurra hablar de devaluación del peso ¿eh?; además, ya lo ha reiterado, no somos el único país, y a otros, por añadidura, les está yendo peor).
¡Vean la parte positiva de la depreciación del peso!, pide el jefe del Ejecutivo: “Le da a nuestro país condiciones de mayor competitividad, lo hace más atractivo, atrae mayor turismo…”
Y nada de hacer caso, por favor, a decires antipatrióticos como el del panista Gustavo Madero (qué bueno que ya va a dejar de ser presidente del PAN, ¿verdad?), quien repuso que esa declaración de Peña Nieto sólo beneficia a unos cuantos, “a un grupo de menos de 500 exportadores de nuestro país”.
Así que déjense de pesimismos desinformados y mala onda, ¡y a celebrar!
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GEMAS: Obsequio de Javier Corral: “Esta elección no es entre los panistas sino entre un candidato de ideas y la cultura priista”.
¡Ay, Arturo!
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