Día con día. Por: Héctor Aguilar Camín.
Salir de la guerra
Un viejo amigo y querido amigo, Horacio Valero, me pregunta por el correo en qué consiste exactamente mi idea de “salir de la guerra”, planteada en mi columna del viernes pasado. Me pregunta:
¿Dejarías a los mafiosos seguir operando en este país como si nada, lo mismo que al crimen organizado? ¿Se quitaría la seguridad ya sea buena, regular o mala que se tiene en la actualidad?
Le respondí:
“No planteo que el Ejército se retire de dar seguridad a las comunidades azotadas por el crimen. Lo que digo es que no cree una violencia adicional persiguiendo y fragmentando al narcotráfico.
Persiguiendo violentamente las drogas se ha multiplicado la violencia en vez de reducirla. Hay que cambiar de política, dejar de perseguir y fragmentar. Este cambio no garantiza nada, pero seguir haciendo lo que hacemos garantiza solo más de lo mismo”.
A vuelta de correo, responde mi amigo:
Si se permite que crezcan las bandas y cárteles, al correr de pocos años este país será el mayor productor y distribuidor de drogas y la seguridad a los ciudadanos no se podrá tener ni garantizar.
En lo personal no pienso que abrir el mercado a las drogas, pueda ser benéfico para la población por los daños colaterales que se tendrían, los cuales son mucho mayores a los actuales.
Le respondo ahora:
“El origen histórico de toda esta violencia es la prohibición de las drogas y su persecución, desatada en los años setenta por Richard Nixon, fundador de la ‘Guerra contra las drogas’.
“Desde que Nixon lanzó su “guerra contra las drogas”, cada vez que México mete el acelerador en ella, recoge solo sangre, tiros, inseguridad y violación de derechos humanos.
“Respecto de los daños de un mercado libre de drogas, repito que las que están prohibidas hoy no son un problema de salud serio para México. Mucho mayor es el daño de cosas no prohibidas como el alcohol, el tabaco, la comida chatarra o el azúcar industrial.
“En México matan más la prohibición y la persecución que el uso de las drogas prohibidas”.
hector.aguilarcamin@milenio.com
Salir de la guerra
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