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julio 14, 2015

Libertad, Igualdad, Fraternidad

Claraboya. Por: Luferni.


Libertad, Igualdad, Fraternidad


Tripié. Trilogía revolucionaria  francesa.


Quitar cadenas, ataduras, murallas a todos los cautiverios del espíritu. Libertad en todos los ámbitos del actuar humano.


El único límite aceptable es el de un derecho no propio que no puede ser negado ni mucho menos atropellado. Libertad con responsabilidad para evitar el libertinaje pernicioso.


De la dignidad humana proviene la libertad y en ella se descubren todos los derechos humanos y también las obligaciones humanas cuyo cumplimiento es una espléndida  manifestación de auténtica libertad.


Una sociedad de gente libre tiene vitalidad, energía y alegría y es capaz de celebrar gozosamente la vida.


Igualdad era otro grito que engalanaba la marcha de aquel gentío de las calles de París que no quería privilegios ni discriminaciones. Que reclamaba el mismo trato para todos frente a la ley.


Que no quería personajes sino personas merecedoras del mismo respeto. Dentro de la diversidad de  conocimientos, de aptitudes, de destrezas, de cualidades humanas, se buscaba reconocer la igualdad de origen y de destino y la misma excelencia personal digna de estima. Ningún ser humano es despreciable ni ha de recibir dispensas y excepciones por encima de los demás.


La fraternidad se proclamó y es algo mayor que la amistad porque a ella añade una vinculación  que tiene tinte familiar. Sin explicitarlo, alude a una suprema paternidad común que hermana a todos y todas en la misma naturaleza.


Esto supone una actitud relacional de buena voluntad, de llaneza sin hipocresía, de afecto sin corrupción, de ayuda recíproca, de solidaridad.


Comunidad de libres, iguales y fraternos era el sueño en la esperanza, después de monarquías tiránicas y deshumanizantes. No se quería esclavitud, ni desprecio  ni exclusión.


Hubo violencia homicida porque se quiso aniquilar no solo las estructuras sino los personajes. No solo se buscaba un nuevo sistema sino el exterminio de quienes apoyaban al que señalaban como caduco y ofensivo.


Francia legó a la humanidad estas victorias. Son en verdad valores de la Buena Nueva de Jesús, aunque no se haya nombrado su Evangelio. “La verdad los hace libres”, “Todos ustedes son hermanos”, fueron frases del Maestro de Nazareth.


La Revolución Francesa izó como bandera estos valores esenciales de la naturaleza humana que ya estaban descubiertos, anunciados y vividos en forma divina y humana por Jesús, el Salvador.


El 14 de julio de de 1789, la airada población de París se lanzó al asalto de la prisión de la Bastilla, una antigua fortaleza que se había convertido en símbolo del despotismo real cantando La Marsellesa y gritando: ¡libertad, igualdad, fraternidad!…



Libertad, Igualdad, Fraternidad

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