De todos es sabido que la seguridad pública se ha convertido en uno de los problemas de mayor preocupación a lo largo y ancho del estado de Guerrero y del país.
Ha sido rebasado e infiltrado por doquier aparecen manifestaciones de como la delincuencia organizada hace y deshace
En Chilpancingo, Acapulco, Costa Chica, Costa Grande, y Tierra Caliente la desesperación de la sociedad a movido a distintos grupos sociales a luchar por lo que debería ser el primer deber del gobernador Rogelio Ortega Martínez. Garantizar la convivencia pacifica y armónica de los seres humanos en sociedad.
Pone de relieve que el afán de los hombres y mujeres representan un clima de opinión compartida. En Guerrero la opacidad se ha convertido en un aliado para la impunidad.
Los recursos públicos destinados a la seguridad pública no pueden seguir siendo actos de fe; antes bien, la transparencia es una herramienta para que las personas sepan como se gastan su dinero.
Es verdad que existen algunas zonas en que la efectividad de la lucha contra el crimen reclama el sigilo, pero lo es también que habría que delimitar que sí y que no debe de mantenerse razonablemente fuera de los ojos ciudadanos.
Con todo, hay mínimos que deben ser del conocimiento de todos: a) los criterios bajo los cuales se destinan los recursos federales a las entidades federativas, y b) los indicadores de gestión par evaluar el desempeño y la identificación de los resultados por cada peso público invertido.
Y con ello, la participación de consejos de participación ciudadana que vigilen escrupulosamente el uso adecuado de los recursos públicos en la lucha del combate al crimen organizado.
Esta zona de opacidad habrá de ser la principal tarea a vencer del Observatorio Ciudadano para la Seguridad que se busca tener en alcance nacional.
Se trata de una iniciativa anclada en la transparencia como instrumento de control y de combate a la corrupción que no admite demora.
Los guerrerenses deben de dar su primer paso. A luchar – y debe de ser la lucha de todos- merece acciones de las autoridades federales, estatales y municipales para replantear las estrategias que no han cumplido los propósitos mínimos que la sociedad espera y ahora desespera. Sociedad agraviada por los abusos de un poder malentendido.
En el Congreso de Guerrero hay un silencio vergonzante. Luego de la farsa de callar y recibir parte del botín del cobarde y ladrón universitario de la UAGro, eso significa por parte del Congreso un apoyo incondicional a Rogelio Ortega Martinez, los acontecimientos se precipitarán. Está envalentonado por la carta de impunidad del Congreso de Guerrero, el desgobernado mandó a sus obsecuentes a intimidar.
Y mucho de los muertos que se sigan dando en esta entidad federativa abandonada por completo han de cargarse a la cuota del señor Rogelio. En el estado de Guerrero en el fondo lo que subyace es una insurrección popular y legitima que exige la salida de un gobernador inútil, omiso y cobarde que desde el primer momento en que se hizo de un virreinato. No tiene la mas mínima probabilidad de gobernar, no pudo al menos decidir su gabinete.
El problema es que la liga ya no puede estirarse mas y se va a reventar en cualquier momento.
Seguridad pública, mayor preocupación en Guerrero
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