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mayo 26, 2015

Martín por la Paz

Claraboya. Por: Luferni.


Martín por la Paz


Lo que hace que la paz sea incómoda es que ha de asentarse en la justicia.


La paz barata es “paz” (entre comillas). Puede ser una aparente tranquilidad sin justicia y con violencia estructural. Puede ser una complicidad, un conformismo transigente por intimidación o por conveniencia.


En El Salvador se dio el martirio de la paz cuando Óscar Arnulfo Romero, que pastoreaba la comunidad de fe de esa nación, fue baleado cuando estaba ante el altar en plena celebración eucarística.


Ante los atropellos y la injusticia, su palabra acompañó el sufrimiento del pueblo y proclamó su dignidad y sus derechos conculcados. Denunció la opresión y los abusos al mismo tiempo que anunciaba el Evangelio.


El domingo 23 de marzo de 1980 pronunció su última candente homilía. Al día siguiente dio su testimonio martirial con el disparo que le estalló en el corazón.  Estaba oficiando en el hospital de la Divina Providencia.


Unas 300 mil personas concentradas en la plaza del Salvador del Mundo ovacionaron y dieron vivas a Romero tras la lectura de la carta de Francisco por Jesús Delgado, un obispo que fue secretario personal del nuevo beato.


La beatificación se concretó cuando la reliquia de Romero, consistente en la camisa ensangrentada que vestía el día de su asesinato, flores y una palma que significa “la victoria de los mártires”, fue incensada por el cardenal Angelo Amato, el enviado del Papa.


“Esta es una fiesta de gozo y de fraternidad para la Iglesia y para la nación salvadoreña”. afirmó. “Romero no es símbolo de división, sino de fraternidad y de concordia”, añadió.


Junto al presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, acompañaron la ceremonia los dirigentes de Ecuador, Rafael Correa; Panamá, Juan Carlos Varela, y Honduras, Juan Orlando Hernández, así como el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arriaza, entre otros líderes latinoamericanos.


Sorprendió la presencia en la ceremonia del alcalde de la ciudad de Santa Tecla, Roberto D’Aubuisson, hijo del militar ultraderechista a quien se acusa de ordenar el asesinato de Romero, perpetrado el 24 de marzo de 1980.


En el vestíbulo ya de la canonización, Oscar Arnulfo será santo salvadoreño y vértice de veneración de todo el continente. Fue un defensor de la dignidad humana y de los grandes valores de libertad y de justicia. Por fidelidad a ellos y congruencia con  su fe entregó su vida…



Martín por la Paz

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