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mayo 04, 2015

Juego de palabras

Presente lo tengo Yo. Por: Armando Fuentes Aguirre “Catón”.


Juego de palabras


‘Catón’ Cronista de la Ciudad


Allá por 1975 sostuve en Madrid una larguísima conversación con don Joaquín Calvo Sotelo, conspicuo miembro de la Real Academia Española. Gran privilegio fue ése, no sólo por la elevada calidad intelectual de don Joaquín, sino porque en aquellos días gozaba de la extremada popularidad que la televisión suele otorgar.


Una vez por semana aparecía en la pantalla chica. Durante media hora contestaba las dudas de los televidentes sobre el uso de tal o cual palabra, y lo hacía con sapiencia y con amenidad. Por eso todos los madrileños lo conocían y admiraban.


En el tiempo que estuve con él -la charla tuvo lugar en el Café de Gijón- más de una docena de personas se acercaron a pedirle su autógrafo, felicitarlo por el programa o retratarse a su lado.


Me expresó don Joaquín su complacencia por el hecho de que el diccionario de la Academia había recogido -al fin- dos voces de procedencia americana. Una era “acantinflado”: “Que habla a la manera peculiar del actor mexicano Cantinflas”.


La otra era “achaplinarse”: “Tomar una actitud vacilante, parecida a la que utiliza en sus películas el actor cinematográfico Charles Chaplin”. Por cierto, manifestó Calvo Sotelo su extrañeza porque la voz “acantinflado”, lo mismo que “cantinflas”, “cantinflear”, “cantinflesco” y “cantinflada”, no habían llegado a la Academia por intermedio de la corresponsalía mexicana, según era de esperarse, sino de la chilena.


Agradezcamos, pues, esa chilena, que metió a la bien defendida portería de la Academia aquellos magníficos goles mexicanos.


En la lectura que hice de la nueva edición del diccionario encontré una curiosidad que considero digna de mención. Sucede que Cantinflas tiene más vigencia que Chaplin, al menos si se atiende al vocabulario castellano.


En efecto, la palabra “acantinflado” aparece aún, sin cambio, en tanto que la voz “achaplinarse”, si bien figura todavía, no hace ya ninguna alusión a Chaplin, y viene con otro significado totalmente distinto: “Achaplinarse: arrepentirse de un compromiso contraído”.


Chaplin está en el diccionario, sí, pero por interpósita persona. “Charlotada”, dice la Academia, es término que proviene de “Charlot, apodo del torero bufo Carmelo Tusquellas, que en su vestido y actitudes remedaba al actor cinematográfico Charlot”.


En cambio se ha agrandado la lista de palabras relacionadas con Cantinflas. Ahora, a más de “cantinflas”, “cantinflesco”, “cantinflear” y “cantinflada” vienen las voces “cantinfleo”: acción y efecto de hablar mucho con escasa o nula coherencia; “cantinflero”: que habitualmente dice cosas sin sustancia ni fundamento, y hasta una voz sonorosa y peregrina usada en Venezuela: “cantinflérico”, que quiere decir lo mismo que acantinflado.


Veo por estos días las películas de Cantinflas, de la primera hasta la última. Oigo cantinflear a Cantinflas y hago mías unas palabras de don Joaquín Calvo Sotelo, que grabé: “… El habla de Cantinflas, tan borboteante, tan de ida y vuelta, tan en espiral, tan llena de inesperados retrocesos, y por desgracia tan parecida, aunque sin su gracia, a la de muchas personas con las que nos vemos obligados a tratar de diversos asuntos seriamente…”.


Armando Fuentes Aguirre



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