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mayo 23, 2015

¿Cómo tratar a un ser humano?

Claraboya. Por: Luferni.


¿Cómo tratar a un ser humano?


El niño o la niña lo aprenden en su ambiente familiar.


Ellos captan cómo los tratan a ellos sus padres, sus hermanos, sus parientes y quienes visitan su casa. A un ser humano se le grita, se le reprende, se le empuja, se le golpea, se le miente, se le castiga, se le humilla o ridiculiza frente a otros.


Son también espectadores infantiles y ven las animaciones violentas en que hay pleitos, guerras, venganzas. No tardan en gritar, reprender, empujar, golpear, mentir y castigar y burlarse de otros seres humanos. Es la lección aprendida en la vida familiar y en la pantalla.


Ya en ambientes escolares, quienes han recibido en casa un trato de respeto, de cariño, de sana comunicación se topan con quienes han tenido otra información respecto a qué hacer con otro ser humano. Y empiezan a recibir burlas, apodos, engaños, insultos y maltrato físico.


Ya en vida adulta, la televisión de la violencia es pasatiempo y espectáculo repetido cotidianamente. En todos los medios de comunicación aparece el malhechor, el ladrón y el matón como el valiente. Se presentan como hazañas todas sus violencias antihumanas.


En los centros de trabajo hay injusticias y relaciones humanas dañadas de envidias y murmuraciones. Los crecimientos no son distributivos y se dan opulencias al lado de miserias.


El ser humano en las estructuras civiles, jurídicas, políticas, a pesar de una pretendida democracia, no tiene una eficaz presencia y participación en las decisiones que más le afectan.


Ese trato lo convierte en víctima, en ex cluído, en damnificado por una violencia estructural y funcional en que aun las mejores leyes no son bien interpretadas y su aplicación resulta pésima.


El trato a un ser humano tiene que ver con la imagen que de él se tenga. Si solo se maneja el miope binomio de perdedor y ganador en un sistema de constantes competencias y se descuida el no verlo solo como adversario sino como colaborador, se hace de la convivencia social un estadio, un ring, un campo de batalla para victorias egoístas y derrotas vergonzantes.


La dignidad del ser humano es un eje educativo. El ambiente escolar requiere un diseño que cuide todos los detalles. Ha de ser un ambiente gozoso de gran amistad, compañerismo y solidaridad. Las divisiones por clase social, por sexo, por espiritualidad, por preferencias desaparecen cuando se integran las diversidades en una complementación constante.


Proyectos comunes de participación abigarrada y múltiple de todas las aptitudes logran que se superen las rivalidades y se disfrute la comprensión, la aceptación recíproca, la alegría de interesarse por los demás.


Se adquieren conocimientos sin descuidar la actitud comunitaria. Se estima lo ajeno tanto como lo propio y se consigue una humanización de grandes valores.


La sabiduría ya está comunicada hace siglos. Bastaría subrayar y repetir y asimilar la regla de oro: “no hagas a otro lo que no quisieras que te hicieran a ti” o, en positivo: “dale a todo ser humano el trato que te gustaría que te dieran a ti”…



¿Cómo tratar a un ser humano?

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