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julio 11, 2014

La apuesta de ecala

Por: Luis Núñez Salinas


Hoy en día, amable lector, escribiremos acerca de la cultura que se ha puesto de moda en los niños y niñas, jóvenes, hijos adultos, e inclusive uno que otro adulto con mamitis: La Cultura del “¡Dámelo ya!”.


Sí leyó bien: ¡Lo quiero ahora!


Vamos por partes, imaginemos a un niño de 3 años, que es cuidado en una guardería, misma que pone todo el empeño y dedicación a un trabajo altamente profesional. La Mamá es una chica sola, sin compañero (ya ve que eso no pasa en México), y entrega al chiquitín a las 7:30 am.


Luego va a su trabajo, pero durante el camino, piensa: “¡Dejo a mi niño mucho tiempo solo!, poco convivo con él, ¡qué mala Madre soy!”.


Se limpia las lágrimas, se arregla el rimel y se baja de su carro a trabajar.


Al salir de la guardería el Niño es recogido por la abuelita, quien lo cuidará hasta que salga la Mamá, que pasa por él a las 8:30 pm, casi solo para llegar a darle de cenar y dormirlo.


Así la rutina, que sólo pocas veces es rota por una enfermedad, o algún malestar del chiquitín, que evita ser aceptado por la guardería.


¡Por fin llega el viernes!


La Mamá se va con el Niño de compras, y ve un juguete que quiere el chico, ¡está caro! (como si hubiera juguetes baratos en los centros comerciales)…


Y es en este momento donde se gesta la cultura del “¡Dámelo ya!”.


Mamá se siente COMPROMETIDA a cubrir el tiempo que no le da a su hijo, con comprarle cosas caras, que normalmente una Mamá con 4 hijos no haría, porque tendría que comprarle a los 4.


La Cultura del “¡Dámelo ya!” es un fenómeno que poco se ha estudiado, y que por el trajín del tipo de sociedad, no se descubre hasta que llega a sus fatales consecuencias.


Pero veamos las aristas que marca esta nueva cultura.


Escuchamos constantemente que un chico de secundaria se suicidó; que tal o cual chica está con problemas de alimentación; las famosas hermanas psiconutricionales: bulimia y anorexia; qué tal la amiga obesidad… en fin, un sinfín de problemas que aquejan a los jóvenes, y que, ¡por supuesto!, no queremos que a nuestros hijos esto les pase.


Las Mamás y Papás están trabajando, y por tal motivo los chicos pasan mucho rato despegados de ellos, esto genera en los padres de familia culpas, remordimientos, y en ocasiones frustración y enojo, coctel maravilloso para gestar a padres de familia altamente permisivos.


Los años de crisis en México nos heredaron un problema familiar que hasta la fecha, da al traste a miles de chicos y chicas: ¡Que mi hijo tenga lo que YO no tuve!… claro, así reza el poema, pero no es la realidad.


Los años de los 70, 80 y 90 marcaron una evolución del sistema económico del México tradicional: ofrezco y vendo lo que tengo, que me compre a quien le alcance.


Y por otro lado, los años “dosmiles” trajeron la globalización, con sus grandes corporativos, facilidades en obtener créditos para compras innecesarias, como las tarjetas de crédito, promociones y ofertas.


Este esquema permite hacerse de cosas que antes eran impensables, y que ahora, bajo su debida deuda, logran acercárnoslas.


Caldo de cultivo para la cultura del “¡Dámelo ya!”.


Por un lado el Niño y la Niña viven una microsociedad en sus escuelas –y que no conocemos los papás- que en su mayoría son culturas “desechables”.


Los celulares duran un año; la ropa dura meses; los zapatos, semanas; los programas de TV, días. Los eventos importantes están sujetos a la cultura de la RELATIVIDAD: ni es tan bueno, ¡ya llegará otro!, ¡al fin que ni lo quería!


Los coches duran de moda un año, los muebles son renovables a cada rato…etc. Y así infinidad de objetos de uso cotidiano se han vuelto con las características del “puedo cambiarlo fácilmente”.


La cultura del “¡Dámelo ya!” es consecuencia de todo lo anterior –y de otras más que abonará– y genera este tipo de pensamiento en nuestros Niños y Niñas, así como el de miles de jóvenes:


A = “Mi Papá DEBE de comprarme la tablet, o de lo contrario me enojo, me irrito, no le hablo…” (antes lo llamábamos berrinche).


B = “Pobre de mi hijo, ¿cómo se va a quedar atrás?, se van a burlar de él, lo van a “bulear”, no se integrará con sus amigos…” (le llamamos cargo de inconciencia).


C = El regalo.


Por esto la fórmula quedaría así: A + B = C


En donde la cultura del “¡Dámelo ya!” es directamente proporcional al cargo de conciencia del Papá, de la Mamá, y recíproco a la velocidad que tarden en comprárselo.


Más cargo de conciencia porque “asegún” no están mucho tiempo con ellos, es igual al tamaño de regalo que recibirán.


Hijo: Ya salió el nuevo PSP 8, cómpramelo Papá.


Papá: Pero hijo si ya tienes el PSP 7 y te lo acabo de comprar.


Hijo: ¡Pero trae otro botoncito!


¿Le ha pasado?


Las cosas desechables, los cargos de conciencia por no pasar tanto tiempo con nuestros hijos, los chicos que están acostumbrados a que todo se le dé, ¿qué consecuencias tendrán en los adultos dentro de las organizaciones y empresas?


Si los padres no aplicamos correctivos, cómo hacer ver lo que cuesta ganar el dinero, e inculcarles el valor de la responsabilidad y el trabajo, los Niños y Niñas que viven bajo esta cultura tendrán grandes procesos de mediocridad, siendo gente que saltará de trabajo en trabajo, debido a que no cuentan con una estabilidad.


Nada les satisface, y procuran ser enfermizos, debido a que su frustración la reflejan con un estado de preocupación a los padres.


Este fenómeno, el de la cultura del “¡Dámelo ya!” está ocasionando que muchos jóvenes escapen de los compromisos.


Existen noviazgos en donde la chicas y los chicos tienen una elevada actividad sexual, mucho de ello ocasionado porque en esta cultura, en los noviazgos que valen la pena (según ellos), el Amor debe demostrarse con una entrega sexual total, de lo contrario, no estás a la moda.


Claro que a más de un chico le encanta esta idea de vivir un noviazgo con todos los privilegios de un matrimonio y ninguna obligación, siendo el corazón de las chicas quien más sufre estas consecuencias.


Por otra parte, existe una preocupación por los matrimonios que duran poco, tanto desde el punto de vista de la sociedad, como de la Iglesia Católica.


Los matrimonios de jóvenes están – de igual manera – sujetos a esta Neocultura del “¡Dámelo ya!”, misma que provoca que los problemas, en vez de revisarse de fondo y analizar la situación y las consecuencias, caen en la famosa frase de escape: ¡Terminamos!, echando a la borda a toda una familia, por un simple berrinche y la incapacidad de aceptar las frustraciones y resolver problemas.


¿Cómo resolver un problema de pareja entre estos jóvenes esposos cuando en su casa todos los problemas se arreglaban con regalos?, difícil ¿no cree amigo lector?


Los profesionistas que viven esta cultura del “¡Dámelo ya!” están sujetos a una serie de excusas, acerca del porqué no son estables en sus trabajos, “que si la culpa la tiene el de tal departamento”, “Que todo está mal menos yo”, “que por qué me exigen si existen mejores trabajos”, “que si no me gusta esto que lo otro”…


Si observamos, proyectan sus enojos de tal forma que sabemos que su trabajo no les satisface, porque no fueron enseñados ganarse las cosas.


¿Cómo prevenir la cultura del “¡Dámelo ya!?”, sencillo:


Inculquemos el trabajo, la dedicación, el respeto hacia lo que hacen los demás y lo que hacemos como familia.


Elevemos su autoestima platicando el poco tiempo que tenemos con ellos, de cosas que valgan la pena, de circunstancias alentadoras y eleven su espíritu hacia una mejora como persona.


¿Ya lo descubrió verdad amigo lector?


La cultura del “¡Dámelo ya!” se evita cuando les enseñamos a nuestros Niños, Niñas y jóvenes que Cristo Jesús es el camino, la Verdad y la Vida (Jn 16.6).


Luego entonces, amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello nos quede claro: ¡Tenemos el País que queremos!?Esa es mi apuesta, ¡y la de Usted?…


correo: luisnusa@outlook.com


Twitter: @LuisNSDG


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