EL CAIRO, Egipto — Un extraño silencio ha seguido a la captura por parte de Estados Unidos de un extremista libio acusado del ataque de 2012 en el que murieron el embajador estadounidense y otras tres personas.
En su ciudad natal de Bengasi, en el este de Libia, ha habido pocas amenazas de venganza, mientras que partidarios y opositores especulan que Ahmed Abu Jattala fue traicionado por alguien de su círculo.
Abu Jattala había dicho durante meses que no tenía miedo de que los estadounidenses lo capturaran, al tiempo que siguió viviendo en su casa y decía trabajar como contratista de la construcción. Antes de que comandos de Estados Unidos lo arrestaran en Bengasi hace una semana, había estado combatiendo junto al grupo extremista Ansar al-Sharia contra las tropas de Jalifa Hifter, un general libio renegado que ha librado una ofensiva enfocada en aplastar a combatientes islámicos en toda Libia, dijo Abu Bakr, hermano de Abu Jattala, a The Associated Press.
Abu Jattala era una figura prominente en los florecientes círculos de extremistas de la ciudad oriental de Bengasi, popular entre los jóvenes radicales por estar entre los más duros e intransigentes de los que piden que Libia sea gobernada por la ley islámica de la sharia.
Pero siempre fue una figura algo solitaria. Incluso después de que se unió al Ansar al-Sharia —el grupo acusado por Estados Unidos de llevar a cabo el ataque del 11 de septiembre de 2012 contra la misión diplomática estadounidense en Bengasi-, no asumió una posición de liderazgo ni un puesto en sus órganos de toma de decisiones, hizo notar Fadlala Harun, un excomandante rebelde en Bengasi que conoció a Abu Jattala en la cárcel en la década de 1990.
“Siempre fue alguien externo”, dijo Harun, que se opone a los islamistas y cuyo hermano es un alto funcionario de inteligencia, a la AP. “Era un hombre muy sencillo, honesto en su hablar e independiente”.
Eso podría haberle facilitado a Estados Unidos rastrearlo. Entre las autoridades y combatientes de Bengasi había múltiples teorías sobre quién podría haberle dado su ubicación a los estadounidenses. Algunos apuntaron a Hifter. Otros dijeron que combatientes islámicos podrían haberlo entregado con la esperanza de quitarse presión ellos mismos en la ofensiva de Hifter.
Hasta ahora, una semana después de su captura, Ansar al-Sharia no ha hecho comentarios al respecto, tal vez un indicio de que está intentando determinar quién lo traicionó.
“Desde luego que fue traicionado”, dijo Abu Bakr a la AP el viernes con relación a su hermano. “Es muy claro que fue traicionado. Examinaremos detalladamente hasta que dilucidemos quién lo hizo”.El periodista de The Associated Press O.
Ahmed en Bengasi contribuyó para este despacho.
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